MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
Enviado por Helena • 4 de Diciembre de 2018 • 3.212 Palabras (13 Páginas) • 376 Visitas
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VIVENCIA: MI FORMACION ACADEMICA Y TRANSFORMACION EN CURSILLO
OBJETIVOS DEL ESTUDIO CRISTIANO
- Conocer la VERDAD sobre CRISTO.
- Como Hijo de un Padre Bueno, Creador, Juez, Providencia.
- Como Dios verdadero, imagen perfecta del Padre. “El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre”.
- Como hombre perfecto, a través de su vida relatada por el Evangelio, y el cual nos deja una misión: La Evangelización.
- Como promesa cumplida en el envío del Espíritu Santo cuya acción aparece en toda la historia de la Iglesia.
- Como continuidad, que se manifiesta en la voz de la Jerarquía de la Iglesia.
- Conocer la VERDAD sobre LA IGLESIA.
- Para tener una visión sobre la realidad de ella:
- Ante los cambios actuales.
- Ante las situaciones de injusticia e inequidad.
- En cuanto a sus estructuras de evangelización.
- En cuanto a sus misterios y carismas.
- Para tener una visión sobre sus tareas hacia el futuro:
- En la sociedad.
- En la propia Iglesia.
- En cuanto a la evangelización.
- Conocer la VERDAD sobre el HOMBRE.
- Para conocernos mejor a NOSOTROS MISMOS.
“Por eso debemos estar abiertos a nosotros mismos, para conocernos mejor y procurar una constante y profunda renovación nuestro ser interior”.
Este conocimiento de NOSOTROS MISMOS lo podremos ir logrando “mirándonos por dentro”, transparentándonos íntimamente, con una profunda conversión, haciendo profundo silencio interior y exterior, para poder escuchar al Señor sin distracciones, poniendo toda nuestra voluntad, y adecuando nuestro “YO” personal al “YO” amado y querido por Dios.
- Para conocer mejor a LOS DEMÁS.
Para conocer sus necesidades, el porqué de sus reacciones, para comprenderlos y amarlos, para estar en condiciones de darles lo que necesitan. “Por eso debemos estar atentos y abiertos al mundo, para conocer y hacemos solidarios de los problemas de nuestros hermanos” para proyectar nuestro apostolado.
- Para conocer mejor el MUNDO, que será el medio donde, como cristianos, estamos llamados a ser testigos.
- Para tener una visión sobre la realidad del mundo, que nos permita compartir las angustias que surgen por la alteración de la escala de valores.
- Para conocer las raíces profundas de los males y desde allí atacarlos y defendernos.
- Para tener claras las tendencias en la sociedad hacia el futuro.
- Para descubrir la utilidad y finalidad que Dios ha querido dar a las cosas. Como lo relata Libro del Génesis relata “Y vio Dios que era bueno”.
- Para intentar devolver el sentido de todo hacia su verdadera finalidad, hacia lo que Dios, Su Creador, le dio.
Aparecida nos resumen más claramente que la vocación y compromiso de ser hoy cristiano requiere de una clara y decidida opción por la formación para lograr:
- El Encuentro con Jesucristo. Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. Este encuentro debe renovarse constantemente por el testimonio personal, el anuncio del kerygma y la acción misionera de la comunidad. El kerygma no sólo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del discípulo de Jesucristo. Sin el kerygma, los demás aspectos de este proceso están condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerygma se da la posibilidad de una iniciación cristiana verdadera. Por eso, la Iglesia ha de tenerlo presente en todas sus acciones.
- La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación, se actualiza para nosotros la redención de Cristo.
- El Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. Para este paso, es de fundamental importancia la catequesis permanente y la vida sacramental, que fortalecen la conversión inicial y permiten que los discípulos misioneros puedan perseverar en la vida cristiana y en la misión en medio del mundo que los desafía.
- La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad: en las familias, las parroquias, las comunidades de vida consagrada, las comunidades de base, otras pequeñas comunidades y movimientos. Como los primeros cristianos, que se reunían en comunidad, el discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. También es acompañado y estimulado por la comunidad y sus pastores para madurar en la vida del Espíritu.
- La Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios. La misión es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas maneras de acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona.
CONDICIONES PARA EL ESTUDIO CRISTIANO.
Si queremos que nuestro estudio cristiano logre sus objetivos
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