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Y NO SE ACOMODEN AL MUNDO PRESENTE, ANTES BIEN TRANSFORMENSE MEDIANTE LA RENOVACION DE SU MENTE, DE FORMA QUE PUEDAN DISTINGUIR CUAL ES LA VOLUNTAD DE DIOS: LO BUENO, LO AGRADABLE

Enviado por   •  13 de Noviembre de 2018  •  2.569 Palabras (11 Páginas)  •  455 Visitas

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La Madre San Pascual en una carta que escribe a la madre María Teresa, Superiora General de Saint Gildas, con motivo del traslado de la casa de Quillan, dice. “La pequeña congregación del Ángel de la Guarda va hacia delante, pero no sin dificultades. Es preciso que las obras de Dios sufran, por este sello se las reconoce.

Realidades Concretas:

La fe en la Providencia de Dios es una fuerza del alma del padre Ormieres y la Madre San Pascual que se descubre en las múltiples y variadas circunstancias de su existencia como vamos a ir viendo. No es una fe puramente discursiva, sino vital, que se basa en el amor con que Dios les ama. Daban siempre una autentica respuesta interior a las situaciones por las que pasaban.

El Padre Ormiéres camina sin detenerse para llevar adelante su proyecto. Se apoya con seguridad en la oración, y en la oración vive su experiencia de gratitud. Desde el primer momento la vida del sacerdote, del apóstol, del fundador, aparece marcada por la conciencia de la “obra de Dios” y de su propia responsabilidad personal.

Creyó en su misión como plan de la Providencia sobre él, y con él lo creyó su obispo, que le dio todas las bendiciones para llevar adelante su obra, esa obra que gracias a los medios el cielo (lo creo así) nos ha inspirado.

Sufrió negativas de la Confederación, o de la reclamación económica del Padre Planque, la solución final fue gravosa para su comunidad. En todos estos casos se desprende su postura de humildad, de disponibilidad a reconocer errores, de confianza absoluta en la misericordia divina, de valoración evangélica de los acontecimientos, de familiaridad con la palabra de Dios que le ilumina y le enseña la verdadera sabiduría.

No le importaban el éxito o el fracaso, porque se dejaba guiar por el espíritu y contaba con una importante dimensión de la fe: la capacidad de pasar de un estado provisorio a otro, según el plan de Dios.

Los testimonios de quienes estuvieron al lado del Padre Ormieres confirman su fe viva en la Providencia en todo momento. En la Providencia se apoya, dice la Conferencia de San Vicente de Paúl de Montauban, cuando esperando la ayuda de Hermanos para la obra de escuelas de muchachos, para las que el Obispo le había dado su aprobación, se abre el camino, a través del Padre Deshayes, para escuela de niñas.

Cuando alguien le indicaba sus temores por la rápida expansión de sus escuelas, el decía que humanamente tampoco podía explicárselo, reconocía que “se dejaba llevar por la Providencia.

Una de las situaciones mas fuertes que vivió el Padre Ormieres fue el permiso y traslado de la casa de Quillan. En toda la larga etapa de gestiones, de viajes, de esfuerzos, se perfila su actitud espiritual, que es de serenidad, de oración, de constancia y de valentía en la búsqueda de la voluntad de Dios junto con al Madre San Pascual.

Cuando ya consigue el traslado de la Casa Principal de Quillan a Montauban en una circular que escriben el Padre Ormieres y la Madre San Pascual a las hermanas las dicen: Hemos tenido que atravesar, queridas Hijas, dolorosísimos y largas pruebas, la muerte nos arranco victimas, nuestro corazón estaba destrozado por tantos sacrificios como tuvimos que hacer. ¡Dios sea mil veces alabado!, nuestra solicitud se atreve a estar segura en adelante: la Providencia nos ha dado un asilo donde podremos acoger sin temor para vuestra salud y donde la Congregación tendrá todas las facilidades para desarrollarse.

Entra Mayo y Noviembre de 1864 habían fallecido siete hermanas, pese a las mejores condiciones higiénicas de las casas y de la Moll, Ante la noticia de que una de las hermanas de Puerto Real estaba grave, comento “Bendito sea Dios en todo. Que su divina Providencia se digne sacar gloria para El de nuestra pobreza. Si quiere empobrecernos una vez mas, que sea bendito de nuevo. Que su misericordia acepte el sacrificio que le hacemos, en caso necesario, de aquello que es mas querido en este mundo.”. Ormieres a Papetart superior de la casa de Misiones Africanas de Lyon en Puerto Real 19 de Nov. 1864.

En las reflexiones que hacia a las hermanas ante diversas situaciones difíciles, todo lo pasaba por el querer de Dios ya que El conduce los acontecimientos.

Con motivo de las dificultades para abrir el Noviciado en Jove le escribe a la Hna Sta. Eufemia el 27 de septiembre de 1888 “Lo que con toda seguridad comprendo y lo que también debe Ud. comprender es que nada ocurre sin el permiso de Dios y que Dios nada permite, por desagradable que nos sea, si no es para el progreso de su Obra y de sus elegidos.

En los planes de la Providencia se inscribe la situación política de la enseñanza de las congregaciones en Francia y el camino se habré en España a su obra y actúa con valentía porque “Dios dispone de todo”, porque “el porvenir esta en sus manos” y porque cree, con Ezequiel 47,8 que “el Espíritu puede sanear las aguas inmundas”.

En su camino de fe recurre a la Divina Providencia cuando trata de ayudar a los demás y conservar la paz del corazón. Era no cabe duda, su experiencia interior, su experiencia vivida. Esta experiencia se refleja en él cuando se incendia la torre del Colegio de Gijón, precisamente donde el tenia todos los papeles importantes, no se salva nada pero no hay desgracias humanas. Se queda enteramente tranquilo con confianza absoluta en la Providencia y con un corazón agradecido se postra en la capilla a dar garcías a Dios.

Fruto de su fe es su admirable serenidad de espíritu que reconocen en él cuantos le tratan, pudiendo hablar de su calma, su serenidad. Sabe relativizar porque vive de la fe. Y esto en diferentes situaciones. En un año sucede la muerte de sus sobrinos y de la fundadora. Estas pruebas son para el, gracias, favores, en los designios de la providencia.

El padre Luis Ormières y la Madres San Pascual animan a las hermanas a Confiar en la Providencia:

El Padre Ormieres vivía siempre con la paz de quienes saben que Dios envía aquello que es siempre nuestra circunstancia vital. No le importaba más que saber hacia donde le empujaba la voluntad de Dios. La oración era no solo un medio para conocer que quería Dios en medio de dificultades y adversidades, sino también disponibilidad para aceptar que se cumpliera la voluntad de Dios. Había que superar todo temor porque Dios guía, inspira, ilumina y protege a quienes se le acercan y se dejan conducir por El. Por eso cuando alguna hermana tenia dificultades las escribía y decía.

“Este tranquila y sin inquietud. La Providencia prevee y provee en todas nuestras

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