55 REGLAS ESENCIALES
Enviado por klimbo3445 • 30 de Septiembre de 2018 • 43.956 Palabras (176 Páginas) • 346 Visitas
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No importa cual sea nuestra relación con los demás y no importa lo que digan, siempre nos tomaran más en serio y nuestras acciones serán mucho mejor acogidas si establecemos contacto visual.
Comentario
Nos pareció una regla muy importante, pero que en general se nos olvida el contacto visual al conversar, al escuchar o incluso despedirse de alguien.
El contacto visual es fundamental en cualquier momento o circunstancia ya que como dice la regla es una forma de demostrar respeto y confianza en lo que se esta hablando y sin importar a quien sea la persona de su oficio u ocupación, todos se merecen que los miren a los ojos sin ocultar nada y acompañado de un trato ameno.
Creemos que si se les enseña esta regla a los alumnos desde temprana edad les ayudaría en todo momento ya que es una manera de vivir siendo respetuoso y seguros de lo que están hablando con todas las personas sin importar si son los auxiliares del colegio o la directora del colegio hasta sus propios compañeros.
S.ALLENDE-P.GONZALEZ
REGLA 3
Si un compañero de clase gana un juego o hace algo bien, lo felicitaremos. Los aplausos deberían durar al menos tres segundos y realizarse con toda la palma de ambas manos, de forma que le demos al aplauso un volumen apropiado. (Sé que afirmarlo así me hace parecer un chiflado, pero a los niños les encanta.)
Pensemos en un partido de fútbol americano o de baloncesto. ¿Qué sucede cuando un jugador hace un Touchdown o encesta el punto de la victoria? El público enloquece. Creo que deberíamos crear esa clase de entorno de apoyo y camaradería en todos los ámbitos en los que colaboramos para lograr un objetivo, ya sea en el lugar de trabajo, en casa o sobre todo en el aula. Cuando alguien recibe alabanzas y es recompensado por sus esfuerzos, siempre obtiene mejores resultados. Eso es evidente, pero por alguna razón sigue habiendo padres que no animan a sus hijos, y directores y otras personas de responsabilidad que no crean ese tipo de ambiente en el que todos los compañeros celebran los logros de los demás.
Yo intento darles ejemplo a mis alumnos de cómo un verdadero equipo o una familia debería apoyar y aplaudir los esfuerzos de todos sus miembros. El primer día de clases, doy un discurso que viene a ser algo así:
¿Hay alguien aquí a quien no le guste que lo feliciten cuando hace algo bien? Claro que no, a todos nos gusta. Bueno, este año vamos hacer una familia, y las familias se defienden, se respaldan y celebran los éxitos de sus miembros. Ésa es la clase de entorno que tendremos en esta clase y, por lo tanto, si alguien hace algo bien, haremos que esa persona lo sepa. Pueden decirle simplemente ¨ buen trabajo ¨. O Pueden aplaudir sus esfuerzos. No importa la forma en que lo hagan, lo importante es tomarse la molestia de mostrar aprecio por un trabajo bien hecho.
Después les doy ejemplos de ocasiones en las que es adecuado aplaudir a un alumno. A veces puede suceder después de un buen comentario de una buena nota o de una redacción muy buena. Además, aunque alguien reciba una mala nota, también aplaudimos si esa nota a supuesto una mejora. Después realizamos unos cuantos ejercicios en los que los niños interpretan un papel y practicamos el aplauso… si, practicamos el aplauso. Un aplauso no puede dejarse a media, como yo digo. Todos los alumnos deben aplaudir de forma que muestren respeto y aprecio. Antes de empezar a enseñarles a aplaudir, la mitad de los alumnos aplaudía, una cuarta parte a penas juntaban las manos y el resto estaba en algún planeta lejano. Después de unas instrucciones detalladas, todos están al cien por cien.
A veces los alumnos se ponen a aplaudir el comentario o la nota de alguien que no necesariamente lo merece. La norma es que si unos cuantos empiezan a aplaudir, todos los demás también lo hacen. Por lo visto, los que empezaron el aplauso dieron algo que les gustó. Es mucho peor oír tan solo unas palmaditas débiles que ponernos todos a aplaudir algo que tal vez no lo merezca.
Como profesor de una clase de treinta y siete alumnos, era casi imposible dedicarles a todos los niños la atención y el elogio que merecen. Resulta mucho más difícil tener una clase llena de alumnos que procuran aplaudir siempre los logros de los demás. El reconocimiento del profesor siempre es bien recibido, pero las alabanzas de los compañeros de clases puede tener una influencia mucho mayor.
Los profesores que visitan mis clases siempre comentan mi costumbre de colgar las notas en el aula. Parece algo poco ortodoxo, porque a los profesores se les suele decir que las notas deben ser confidenciales, para no tener que enfrentarse así a los sentimientos del alumno. Yo he descubierto que compartir las notas con toda la clase puede ser una experiencia positiva, siempre que se haga en un entorno adecuado. En primer lugar, no cuelgo todas las notas; eso seria imposible. Escojo sólo las de trabajos que todos los alumnos deben hacer bien si se esfuerzan. En segundo lugar, intento escoger trabajos y notas que deben seguirse a lo largo de un periodo de tiempo. Por ejemplo, mis alumnos tienen que hacer un ejercicio de lectura cada tarde. A la mañana siguiente reparto una prueba tipo test (de diez preguntas) sobre la tarea de la lectura. Puedo corregir las pruebas en menos de cinco minutos y siempre las tengo listas para repartirlas ese mismo día. Al darlas, voy escribiendo las notas en una tabla que estará colgada durante todo el periodo de evaluación. El hecho de apuntar las notas se convierten en todo un espectáculo. Digo el nombre del alumno me quedo callado un par de segundos y luego exclamo las notas; si es un 100 sobre 100, lo hago a voz en grito. La clase estalla en vítores y el rostro del alumno se ilumina y resplandece. Una nota de 90 también es aplaudida, y un 80, y a veces incluso 70 recibe aplausos si el alumno ha mejorado. A los niños les encanta y lo esperan con impaciencia durante todo el día.
Enseñar y trabajar en un entorno así es una experiencia positiva, además de muy divertida. Creo que la gente debería intentar hacerlo en todas las aulas y los lugares de trabajo.
Opinión personal:
Con respecto a la regla número tres, creemos que es un buen método para incentivar al alumno, ya que ellos como todos los seres humanos les gusta que reconozcan su trabajo y esfuerzo, sin embargo, creemos que esta regla es mejor aplicarla cuando existe una cierta confianza entre los alumnos, ya que al principio puede ocasionar rivalidades, grupos o divisiones. Eso es lo menos
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