CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN Y LAS TRANSFORMACIONES SOCIO-ECONÓMICAS-POLÍTICAS
Enviado por Eric • 25 de Octubre de 2017 • 19.322 Palabras (78 Páginas) • 577 Visitas
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- Eudemonismo,
- Hedonismo
- Utilitarismo
Eudemonismo: el creador y representante más significativo del eudemonismo es el filósofo griego del siglo IV a.c. Aristóteles. Este término eudemonismo, proviene del griego eudaimonía que significa “felicidad”, que consiste en el ejercicio, la actividad y la perfección de las capacidades y disposiciones propias del ser humano: ser feliz, en suma, consiste en autorrealizarse ejercitando las disposiciones con las que se esta dotado. Para Aristóteles, la actividad más propiamente humana es lo. que los griegos llamaban “contemplación” (theoria) que no es sino el ejercicio de las actividades intelectuales: el pensamiento y la argumentación: el ser humano es un “animal racional” y, por tanto, su felicidad está en el uso de su facultad mas propia, la razón. Sin embargo, la vida del ser humano no se reduce sólo a la contemplación, sino que se actúa constantemente en otras áreas vitales y con otras motivaciones (económicas, laborales, sentimentales, etc.): estas actividades también influyen en la felicidad humana y, por ello, es necesario escogerlas y realizarlas con sumo cuidado. La virtud que las guía en la correcta elección es lo que Aristóteles llamó prudencia y, según él, consiste en la moderación y elección del “TÉRMINO MEDIO” rechazando los extremos (tanto por el exceso como por el defecto o insuficiencia).
Hedonismo: El hedonismo mantiene que la felicidad consiste en el placer. Por ello, la máxima moral hedonista se puede resumir en: “debes buscar el placer y rechazar el dolor”. Ahora bien, por la afirmación placer no entienden los hedonistas meramente el placer sensible (-goces- del cuerpo, siempre que sean naturales, moderados y sin excesos, disfrutados con serenidad). También da mucha importancia a los placeres del alma (la amistad y los recuerdos agradables, el uso del intelecto, los sentimientos y la autorrealización del individuo), e incluso afirma que pueden ser superiores a los del cuerpo, porque los corporales sólo se disfrutan en el presente, mientras que los del alma abarcan el pasado, el presente y el futuro. El hedonismo aparece como teoría ética en la obra del filósofo griego Epicuro (341-270 a.c.) y será luego continuada por el filósofo romano Lucrecio (96-55 a.c).
Utilitarismo: El utilitarismo como corriente ética aparece fundamentalmente en la obra de Jeremy Bentham (1748-1832) y de John S. Mill (1806-1876). Según estos autores, el móvil de la conducta humana está en la búsqueda del placer, pero su adquisición no se entiende como un logro del individuo singular, sino de la sociedad, es decir, la felicidad consiste en el bienestar de los muchos. Así pues, el criterio racional que se utiliza para apreciar la moralidad de un acto, es la consideración de las consecuencias que se derivan de él para la felicidad humana.
Éticas Deontológicas: son éticas que fundamentan la acción moral en el deber. Es decir, es buena moralmente aquella sólo porque es un deber el realizarla y no por otro motivo (utilidad, miedo a las consecuencias, esperanza de un premio, placer), Los defensores de esta concepción han criticado de modo radical a las éticas teleológicas por su carácter Heterónomo (significa recibir de otro la ley. Se alude a que las normas morales se reciben de una instancia distinta de la persona misma: yo acato una norma moral que, aunque pueda encontrarla en mí, procede de algo externo, ya sea la sociedad con sus normas y costumbres, la religión con sus οcreencias y dogmas o la propia naturaleza con sus instintos e inclinaciones). La doctrina ética deontológica más importante es la del filósofo alemán I KANT (1724-1804).La ética kantiana se estructura en torno al principio de actuar por deber, es decir, se determina en función de criterios estrictamente racionales. Dicho de otra forma, esta no dice lo que hay que hacer en cada momento o situación sino que nos proporciona la forma (la estructura racional) que debe tener cualquiera de nuestros actos para que sean morales, esta pretende, por tanto, ser universal y necesaria, ya que en esta no cabe el interés propio o egoísmo, sino sólo la buena voluntad de actuar por deber, válido para todo hombre y para cualquier ocasión. Kant llamo a esta ética formal, autónoma y a priori, mientras que las restantes son «materiales», «heterónomas» y «a posteriori » por cuanto en ellas la voluntad humana se determina a obrar por motivos prácticos , es decir, se rigen por imperativos hipotéticos (la valoración de la acción varía en cada caso en función del hecho, las circunstancias, etc.; y las órdenes tienen la forma “si quieres x, entonces tienes que y”, o sea, se guían por medios y fines del individuo).
Ética Dialógica: Sostienen que las normas morales han de ser fruto de un acuerdo basado en el diálogo argumentativo en condiciones de igualdad entre personas racionales y libres Las éticas dialógicas son, por tanto, éticas de la comunicación, del discurso, que sitúan los mandatos que constituyen el deber en las normas que resultan del acuerdo al que hayan llegado después de haber argumentado racionalmente cada uno de ellos en defensa de su posición. Los filósofos de esta corriente, fundamentalmente K. O. Apel (1922-) y J. Habermas (1929-), entendieron que no es una sola persona quien ha de comprobar si una norma es universalizable, sino que han de comprobarlo todos los afectados por ella, utilizando la razón discursiva, es decir, el diálogo racional. En este sentido, hablan de una –comunidad ideal de dialogo- como un espacio de discusión que no admite la represión o la desigualdad. Habermas propuso como reglas del discurso las siguientes:
- Cualquier sujeto capaz de lenguaje y acción puede participar en el discurso.
- Cualquiera puede problematizar cualquier afirmación.
- Cualquiera puede introducir en el discurso cualquier afirmación.
- Cualquiera puede expresar sus posiciones, deseos y necesidades.
- No puede impedirse a ningún hablante hacer valer sus derechos, establecidos en las reglas anteriores, mediante coacción interna o externa al discurso
El hombre moralmente bueno es aquel que se halla dispuesto a resolver las situaciones de conflicto mediante un discurso argumentado, un diálogo encaminado a lograr un consenso y se haya dispuesto asimismo a comportarse como se haya decidido en ese consenso. La justificación de las normas morales proviene, por tanto, del acuerdo racional y se establece en función de dos principios: Universalización: una norma será válida
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