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Década Perdida y Desaparecida

Enviado por   •  4 de Diciembre de 2018  •  4.148 Palabras (17 Páginas)  •  524 Visitas

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Aplica el análisis de juicio lógico relacionado con Gustavo Álvarez Martínez como parte de la historia de Honduras de la década de los 1980.

Qué leo

Qué no leo

Qué concluyo

Que el señor Martínez fue una persona que defendía sus intereses sin importar los demás o lo que otros pensaban.

Por qué le otorgaron esos premios, porque no se leen cosas buenas que haya hecho.

Él fue un buen líder al saber controlar las personas pero un mal líder al saber atender las necesidades de los demás.

Por si existiera el perdón Una confesión que no puede borrar el pasado.

CITA. El hombre sonrió tratando de que la mueca que deformó sus labios pareciera agradable, saludó con su mano huesuda y áspera, y se sentó despacio, poniendo el bastón a un lado. Es un hombre común, de unos cincuenta y tantos años, de regular estatura, delgado sin ser flaco, con canas en las sienes, corte de pelo estilo militar y rostro anguloso en el que se nota la ansiedad que no puede controlar. En sus ojos vidriosos hay tristeza, como si una enorme culpa se proyectara a través de ellos. –Gracias por venir –dice con voz suave–, me está haciendo un gran favor.–Recibí su carta y me interesó su historia… ¿Trajo los documentos?–Algunos. Con estos será suficiente para que sus lectores sepan que lo que le cuento es la verdad. Empujó una carpeta verde, vieja, llena de papeles amarillentos, recortes de periódicos, fotos antiguas y páginas manuscritas en azul y rojo.–Tengo información con la que podría escribir libros enteros… Son datos que se pueden comprobar con facilidad, el problema es que mucha de la gente que sale en estas historias sigue viva, algunos son poderosos, otros son adinerados y otros muchos quieren morir en el anonimato, con el peso que llevan en su conciencia.–Entonces, ¿por qué quiere hablar de eso? ¿No será peligroso para usted?–Tal vez no… Y no lo hago para señalar a nadie ni para juzgar una época que no quisiera haber vivido... Nada de eso me importa. Solo quiero contar algo, una parte de lo que hicimos hombres que creímos que servíamos a la patria, hombres equivocados que hicimos cosas equivocadas y que no deben repetirse jamás. ¡Jamás! Ahora le brillan los ojos. Está llorando por dentro. – ¿Recuerda el caso que se llamó “Confesiones de un 3-16”? Pues eso no es nada comparado con lo que fui archivando en treinta años de servicio… Por supuesto, dos páginas en EL HERALDO son poquísimo para contarle a la gente lo que muchos criminales de verde olivo hicimos en contra de gente que, muchas veces, era inocente, como aquel muchacho del Intae, por ejemplo.

INICIOS. Desde niño soñé con ser soldado. Era mi mayor ilusión. A los dieciocho, después de graduarme en el Instituto Superación de Choluteca, entré a las Fuerzas Armadas. Me presenté en Salamar y pronto estaba manejando un tanque, un Saladin de 1956, un carro de asalto, hecho en Inglaterra. Yo tenía solo dieciocho años. Era el tanquista más feliz del Regimiento de Caballería Blindada, Recablin. A los diecinueve era cabo. Fue por ese tiempo que nos destacaron en Olancho, en las selvas de Olancho, cerca de la frontera con Nicaragua. Una columna guerrillera, encabezada por un sacerdote, un padre jesuita, traía la guerra a Honduras y nos enfrentamos a ellos hasta que los exterminamos. Fue una carnicería. Los guerrilleros estaban enfermos, con hambre, desorientados y no presentaron mucha resistencia. Pero nosotros teníamos órdenes. No quedó ni uno. Después me di cuenta que al padre lo agarraron vivo... Recuerdo a un oficial que andaba las sandalias del padre colgando en el uniforme como si fueran trofeos de guerra. – ¿Qué pasó con el padre?–Todo el mundo lo sabe... Yo lo vi cuando lo subieron a un helicóptero... Estaba flaco, moribundo...– ¿Estaba herido? ¿Lo mataron? ¿Se murió?–No sé... En ese momento le agarré gusto al Ejército. Los comunistas eran enemigos de la patria y había que exterminarlos. Nosotros íbamos a salvar a Honduras del comunismo. Eso nos decían los gringos que nos entrenaban. – ¿Participó en más operaciones en la selva de Olancho?–Eso no duró mucho…

Pero como yo era entusiasta y me gustaba lo que hacía, me reclutaron para un equipo de inteligencia anticomunista... No era 3-16, y teníamos mucho que ver con la Policía, con la Fuerza de Seguridad Pública, pero sobre todo en el DIN, el Departamento de Investigación Nacional. Nos encargábamos de vigilar comunistas de los sindicatos, de los frentes estudiantiles, a la gente revoltosa de las universidades... Así cayó Hans Albert Madisson... ¿Lo recuerda? Usted escribió sobre él. ¿Ve estos recortes? Hans. Nos mandaron a una operación en la Florencia... Yo me había fumado tres puros de marihuana y estaba medio loco, odiando a todo el que oliera a comunista. Cuando me dijeron que habían agarrado a un universitario comunista, me alegré y me acerqué al Jeep donde lo tenían. Era alto, delgado, casi rubio y tenía ojos claros, como azules... Estaba sangrando de la boca, lo habían golpeado con la culata de un Garand y le habían arrancado los dientes de adelante. Después me di cuenta que era puente el que tenía... Se lo llevaron y nadie volvió a saber de él... A la familia le pagó el Estado una millonada..., pero el cadáver que hallaron en la carretera del norte no era el del muchacho... Ese cuerpo no lo hallarían jamás...– ¿Por qué?–Lo que voy a contarle es duro…–Si es la verdad, dígalo. –Es la verdad pero yo no puedo probarla... Mi palabra es todo... No quedaban pruebas de lo que hacíamos...– ¿Qué pasó con el muchacho?–Me contaron los compañeros que lo mataron… Y se lo dieron a los lagartos... Usted también escribió sobre los lagartos, ¿se acuerda?–Culparon a Billy Joya de este asesinato…El hombre sonríe con tristeza. También hay tristeza en sus ojos. –Billy Joya nada tuvo que ver en eso... Yo lo conocí muchos años después... La orden la dio un capitán... Lo habían golpeado mucho y si lo dejábamos vivo tendríamos problemas con la gente de los derechos humanos...– ¿Capturaban bastante gente?–Sí, hondureños, salvadoreños del Farabundo Martí, sandinistas, guerrilleros de Guatemala... En esa época Centroamérica era un polvorín; solo faltaba Honduras y los Cinchoneros le querían meter fuego...

Aplica el análisis de juicio lógico relacionado con el caso del desaparecido Hans Madisson:

Hecho

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