"¿Dónde está la franja amarilla?" En 1996 William Ospina.

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“La construcción de la paz es asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación de todos, sin distinción, incluidas otras organizaciones guerrilleras a las que invitamos a unirse a este propósito; el respeto de los derechos humanos en todos los confines del territorio nacional, es un fin del Estado que debe promoverse; el desarrollo económico con justicia social y en armonía con el medio ambiente, es garantía de paz y progreso; el desarrollo social con equidad y bienestar, incluyendo las grandes mayorías, permite crecer como país; una Colombia en paz jugará un papel activo y soberano en la paz y el . Desarrollo regional y mundial; es importante ampliar la democracia como condición para lograr bases sólidas de la paz.

Dado a conocer el 21 de julio de 2013 en la Habana, Cuba.”

La relación que existe entre “la franja amarilla” y el acuerdo general por la paz, es que ambos están enfocadas en que para que pueda haber una nación y equidad, deben participar todos los entes de la sociedad, sin importar clase social, poder político, raza, genero, etc. ya que esa es la única manera en la que de verdad se pueden conocer todas las necesidades existentes, hay quienes expresan que el presidente Santos es un político débil y vulnerable porque busca cerrar un proceso de paz con la guerrilla. Porque según los detractores de este acuerdo, es mejor seguir en guerra, porque como los muertos van a seguir siendo los pobres, a nadie le va a interesar, esta es la idea que tienen las personas que piensan que para hacer valer su opinión, solo tienen que pasar por encima de la de los demás. Por esta razón las fuerzas militares apoyan las políticas de seguridad democrática, ya que la guerra parece ser la única manera de financiar y mantener los altos cargos del ejército y la policía nacional. Si lo que William Ospina ha explicado, se podría decir que al gobierno no le interesa la paz, porque así puede seguir pasando por encima de los derechos de muchas personas, muchas de ellas coincidencialmente sus opositores, además de entregar las tierras del país a los empresarios nacionales y extranjeros que encuentran su fuente de ganancia en un país marcado y humillado por la guerra que los colombianos no quieren vivir, pero que les ha tocado vivir. Es adecuado resaltar la siguiente frase mencionada en el libro “Yo sueño un país donde tantos talentosos artistas, músicos y danzantes, actores y poetas, pintores y contadores de historias, dejen de ser figuras pintorescas y marginales, y se conviertan en voceros orgullosos de una nación, en los creadores de sus tradiciones. Todo eso sólo requiere la apasionada y festiva construcción de vínculos sinceros y valerosos. Y hay una pregunta que nos está haciendo la historia: ahora que el rojo y el azul han dejado de ser un camino, ¿dónde está la franja amarilla?” Pag.38.

Colombia es un país con una amplia riqueza y biodiversidad, donde ha vivido el flagelo del conflicto armado por un poco más de medio siglo. Ahora, y después de años y de infructuosos procesos de negociación, lo que se analiza es el futuro del país con la firma del acuerdo de paz. Es nuestra indiferencia, nuestro poco sentido de pertenencia que existe entre nosotros, al asumir una condición de derrota insuperable frente a las condiciones del país, para mejor convertirnos en entes críticos, frente a las acciones del gobierno. Gracias a ilustres modelos culturales, aun se discriminan a los indios, a los negros, por su naturaleza. Siendo parte de esta sangre, deberíamos tomar posesión de nuestro territorio, al poseer tan privilegiada naturaleza. Dejar de ser excluidos dejar de ser una especie subalterna llena de barbarie.