DESIGUALDAD DE GÉNERO, ¿CONSTRUCCIÓN SOCIAL O DETERMINACIÓN BIOLÓGICA?

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Sabemos que las diferencias no son biológicas por el hecho de que cambian según el lugar y el tiempo y eso no sucede con los cambios y diferencias orgánicas.

Justo ahora es en donde se habla de las desigualdades de género y es que, desde pequeñas, nos enseña la sociedad a ver a los hombres como seres superiores y nosotras subordinadas, aprendemos a tratarlos y a que ellos nos traten de diferentes maneras con base en sus tareas a realizar y su “importancia” dentro de la sociedad. En la vida cotidiana, desde la familia, escuela, iglesias, televisión y otros medios de comunicación, enseñan a la mujer a someterse ante el hombre. Vivimos en una sociedad machista en la que el poder prevalece para los hombres y las mujeres aprenden a ser suprimidas.

De tal manera, diferencias biológicas como tener vulva o pene, la sociedad las utiliza para marcar diferencias sociales de género que dificultan para una parte, el desarrollo óptimo e igualitario.

Tomando en cuenta los puntos anteriormente mencionados es importante hacernos la pregunta, “¿por qué si son diferencias sociales que podemos evitar, seguimos fomentándolas y enseñándolas?”. Una pregunta que quizá tenga muchas respuestas, pero la más importante es que somos seres sometidos a reglas y normas sociales. Que cumplimos lo establecido por la sociedad para no romper con los estereotipos o simplemente para no ser rechazados por ser “anormales” o “raros”. Y con este análisis nos surgiría otra pregunta, ¿realmente los humanos somos libres?, porque si tuviéramos esa libertad de ser, actuar y pensar quizá la sociedad estaría construida de diferente manera, con otras normas que favorezcan a todos por igual.

El mundo está en un punto decisivo. Las personas en todas partes entienden y apoyan la idea de igualdad de género. Saben que no es solamente un asunto de la mujer, es un asunto de derechos humanos. Y cuando estas voces poderosas se escuchen, cambiarán el mundo. El tiempo para ese cambio es ahora. Las nuevas generaciones crecen con otro pensamiento libre de prejuicios, estereotipos y categorizaciones. Surge un nuevo pensamiento crítico que sin duda puede detener estas diferencias y darle un lugar respetable e igualitario a todos, un lugar donde todos tengamos derechos, pero también obligaciones. Un mundo que quizá se vea como utópico pero que se puede lograr en el cual el trato sea el mismo y las oportunidades también porque al final todos somos humanos, todos somos iguales si nos educan de la misma manera.