¿Debe Europa abrir la puerta a todos los refugiados del mundo?
Enviado por Sandra75 • 31 de Enero de 2018 • 1.733 Palabras (7 Páginas) • 430 Visitas
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debido principalmente al proceso de devaluación interna que se ha producido en la mayoría de los países europeos, y a las preocupantes tasas de desempleo existente en muchos de ellos, con países como España o Grecia a la cabeza.
En segundo lugar el problema de la seguridad. Debe tenerse en cuenta que tras los atentados de Copenhague, Paris y Bruselas, la preocupación porque terroristas islamistas consigan entrar en Europa camuflados como refugiados ha aumentado, lo que supone si es cierto un severo riesgo para la seguridad europea, y lo que supone si no lo es una fuente de rechazo a los refugiados, que además puede llevar al ascenso de las agresiones físicas contra los mismos, como ya ocurre en países como Alemania.
En tercer lugar, debe plantearse la cuestión de la integración. Pues además de ser el mejor medio para proteger a los refugiados, se trata de un factor determinante a la hora de evaluar la decisión tomada de protegerlos. Si los conflictos actuales que llevan a los refugiados a solicitar protección en Europa, encabezados por la guerra civil siria, se alargan en el tiempo y los refugiados permanecen en territorio europeo, la integración es la única manera de recompensar a los ciudadanos europeos por el esfuerzo hecho, y por el contrario, la exclusión, conllevaría irremediablemente a generar un rechazo generalizado hacia el concepto de refugiado.
Además, debido a los graves problemas demográficos que sufren la gran mayoría de los Estados Europeos, la integración de los miles de refugiados que se plantea proteger puede surgir como una de las soluciones a dicho problema, pues no dejan de ser potenciales ciudadanos integrados en un continente al que le agradecen haberles ayudado en un momento tan dramático, dispuestos a ganarse la vida y contribuir de esa forma al crecimiento de Europa. Dependiendo tal potencialidad de los mismos en gran medida de su nivel de integración.
Y en último lugar, la cuestión de la temporalidad de la protección y de las condiciones de regreso por un lado, y la cuestión de las condiciones de acogida de los refugiados por otro. Pues Europa no puede permitirse que su solidaridad y el resto de sus valores sacados a relucir en una situación de crisis humanitaria, sean confundidos con una acogida sin límites que como mínimo produciría un efecto llamada en todos los países vecinos al Este y al Sur de Europa.
Pero tampoco puede permitirse una heterogeneidad en las condiciones de acogida de los refugiados en función del país, que pueda llegar a dañar tanto la protección de los refugiados, como la propia imagen de Europa.
Tras esta enumeración no exhaustiva de los problemas que supone la actual crisis migratoria, la discusión ha de centrarse en como gestionar la situación y no en el debate moral de si Europa debe abrir o no abrir sus puertas.
En el ámbito de la Unión Europea es necesario una actuación conjunta que lleve a remendar los déficits de nuestra legislación en varias materias:
Primero en la gestión de las fronteras exteriores, consiguiendo una gestión común, eficiente y eficaz de las mismas, con puntos de identificación insalvables que ayuden a diferenciar a los verdaderos refugiados del resto de migrantes, sometiendo a su vez a todos ellos a fuertes controles de seguridad que aseguren la detención de terroristas, tanto reales como potenciales, y otro tipo de delincuentes, lo cual exigiría una mayor coordinación de los cuerpos nacionales de policía y servicios de inteligencia, que ha sido más que puesta en entre dicho tras el último atentado en Bruselas.
Segundo, una reconfiguración del Sistema Europeo Común de Asilo, habiendo aprendido de la experiencia más reciente e integrándola en el mismo, y que cumpliendo con los compromisos internacionales en materia de protección, haga que la extrañada solidaridad entre los Estados miembros en este ámbito sea un hecho.
Es necesario renovar una vez más el Reglamento Dublín, siendo conscientes de que existen situaciones en las que un sólo país no puede hacerse cargo de todas las solicitudes de asilo que le sean presentadas, aún siendo el país de entrada en el Espacio Schengen. Es necesario establecer unas condiciones homogéneas de protección e instaurar un sistema que garantice su evaluación y cumplimiento. Y es necesario crear una dimensión social en el Sistema Europeo Común de Asilo, que contribuya a la integración de los refugiados.
Pero sobre todo es necesaria la solidaridad. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Europa ha sido ejemplo de solidaridad tanto interna como externa. Internamente, durante el proceso de integración, la hoy Unión Europea ha resultado el mejor medio posible para la consolidación de la democracia y la instauración de la economía de libre comercio en la mayoría de Estados que actualmente la componen, lo que se ha reforzado con una importante política de desarrollo regional que cada año reduce un poco más las diferencias entre las distintas regiones y Estados de la misma.
Externamente, la Unión ha adquirido un fuerte compromiso en el ámbito de la solidaridad con terceros Estados, trabajado duramente en países en vías de desarrollo a través de su acción exterior, la ayuda al desarrollo y la ayuda humanitaria.
Si Europa es solidaria ¿Debe Europa abrir las puertas a todos los refugiados del mundo? Si, pero antes debe querer y creer que
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