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EL CONTROL DE LA NATALIDAD EN COLOMBIA.

Enviado por   •  22 de Marzo de 2018  •  7.609 Palabras (31 Páginas)  •  376 Visitas

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1. Antecedentes en Colombia

Para comprender mejor algunos indicadores en demografía analizados en el presente capítulo, es importante conceptuar algunos términos básicos. Los indicadores de fecundidad o fertilidad aunque similares a los de natalidad son diferentes y estrechamente relacionados en demografía. PROLAP[5] (1997), define la fecundidad desde el punto de vista individual como la capacidad efectiva de una mujer, un hombre o una pareja de “producir” un nacimiento, a la vez define la natalidad como la “producción” de nacimientos por el conjunto de una población. En términos genéricos la fecundidad es el número de los nacimientos vivos en referencia a la mujer en edad fértil, es decir entre 15 y 49 años; la natalidad, nacimientos ocurridos en relación a la población total en cierto tiempo. Para estudiar la fecundidad se tiene dos indicadores, la tasa global de fecundidad, que es el numero promedio de hijos nacidos vivos de todas las mujeres en toda su vida fértil (15- 49 años de edad) y la tasa general de fecundidad que es el número de nacimientos anuales promedio por cada mujer en edad fértil (15-49 años de edad). La tasa de natalidad es el numero nacimientos promedio por habitantes totales, en proporción de 1000 en periodo de un año.

Ahora bien, Por centenares de años la fecundidad en Colombia no tuvo control diferente al implementado natural y rudimentariamente por las mujeres, no existían programas de planificación y todavía para finales del siglo XIX y principios del siglo XX era socialmente común que una mujer tuviera una docena o por lo menos media docena de hijos. Las familias eran muy numerosas y las mujeres no conocían médicamente ningún método o sistema para dejar de parir tantos hijos, las familias y más aún en zona rural aumentaban rápidamente, normalmente con muchas dificultades para subsistir. El Estado no actuaba porque no tenía la suficiente capacidad para determinar cuán importante era la situación, además de eso, la información estadística era nula y el fenómeno era común en países Latinoamericanos. La población en Colombia durante las tres primeras décadas del siglo XX tenía altas tasas de natalidad, (42 por mil) y de mortalidad (23 por mil), un crecimiento poblacional estable cercano al 2% anual, a partir de la década de 1940 la tasa de mortalidad empieza a descender hasta alcanzar el 13 por mil en la primera mitad de los años 1960 pero las tasas de fecundidad se mantenían en niveles altos, esto originó “la explosión demográfica” en Colombia, con una tasa de crecimiento poblacional que estuvo cercano al 3,4% para dicho periodo, posteriormente para la segunda mitad de los años 1960 se empieza a tener un descenso en la fecundidad, PROFAMILIA (2000). El descenso en la fecundidad se da con el inicio de la modernidad de la sociedad, las cosas fueron cambiando, las mujeres empezaron a sentir la necesidad de cambiar su rol en el seno familiar, entendieron que el sometimiento por parte del cónyuge no podía ser eterno, sus virtudes potenciales como seres iguales socialmente habían sido desconsiderados y eso empezó a cambiar; se dio inicio a una nueva cultura. Para los años 1960, simultaneo a la importancia que empieza a dársele a la mujer dentro de la sociedad, los gobiernos en Colombia hallaron una alternativa de solución a los problemas demográficos enfocados en el control al aumento de la población, y aunque a nivel mundial el tema de planificación familiar era incipiente, Colombia fue de los primeros países en América Latina en acogerse a las políticas de la planificación familiar. Las intenciones gubernamentales en Colombia respecto de la población propendían por programas antinatalista[6] a través de la planificación familiar, pero se abordaron de manera científica a penas hacia los años sesenta del siglo XX. Optar por la planificación familiar en los hogares y mujeres del país, como un tema esencial y de interés general, fue vital, debido a que a partir de la década del cincuenta del siglo XX Colombia había empezado a vivir grandes episodios políticos y sociales, entre ellas la violencia interna y la inestabilidad institucional del Estado. El papel de la mujer finalmente tomó gran importancia y esto significaba un cambio social y cultural, se abrió el debate de la planificación familiar y el nuevo rol de la mujer en la sociedad. A nivel internacional, las Naciones Unidas tomaron participación importante sobre el tema poblacional y organizó y desarrolló en 1954 en Roma-Italia, la primera conferencia mundial de población, con el firme objetivo de fijar acciones oficiales enfocadas directamente al control de la población en los países del tercer mundo. Tirado (2014), menciona que los primeros grandes avances en la planificación familiar a nivel mundial se dieron a partir de los años 1960, con la salida al mercado de la píldora anticonceptiva; importantes organizaciones y agencias internacionales se dieron a la tarea de promover y patrocinar las políticas de control de la natalidad o de planificación familiar. Las facultades de medicina, agrupadas en la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (ASCOFAME), fueron el primer grupo que en forma organizada empezó a trabajar en el campo poblacional hacia 1964, patrocinando investigaciones y seminarios que posteriormente se plasmaron en prestación de servicios. Para la época, en Bogotá, el médico Fernando Tamayo Ogliastri, especialista en ginecología se dio a la tarea de poner a planificar a las mujeres colombianas, su consultorio particular se convirtió en lo que se conoce desde el año 1965 como Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana, Profamilia[7], desde allí se dan los avances más importantes en el control de la fecundidad en Colombia. Paralelo al boom de Profamilia se inicia la controversia en materia de planificación familiar, la historia en Colombia registra muchos opositores en sus inicios, Royo[8] (2015), comenta que según la historia, la planificación familiar fue un tema terrible de abordar, y aunque tuvo muchos contradictores como la iglesia católica que la consideraba como un pecado, muchísimas mujeres accedieron al tratamiento que significó cambios significativos en la cultura de la sociedad y variación en las tendencias de crecimiento en la tasa de fecundidad y natalidad. El papa Pablo VI, se pronunció al respecto en varias ocasiones, entre ellas durante la primera conferencia mundial de población, en aquella época dejó claro su posición frente a las implicaciones morales y religiosas de la planificación familiar. Mientras se realizaba la segunda conferencia mundial de población, en Belgrado Yugoslavia en el año 1965, la iglesia católica se oponía rotundamente a cualquier método de planificación familiar y el 25 de julio de 1968 se publica la encíclica

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