Huelga general de Noviembre de 1922

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- Mejorar el salario de los trabajadores.

- Reducción de las horas de trabajo.

- La incautación de los giros internacionales para evitar la especulación con su venta.

Al no recibir respuesta por parte del presidente, los trabajadores decretan la primera gran huelga de trabajadores. Una semana antes Guayaquil vivió sin luz durante una semana, no tenían alimentos. Esto fue clave para que la población se sienta humillada y salgan a protestar en gran masa, paralizando completamente la actividad comercial, industrial, social y económica de Guayaquil.

El Doctor. José Vicente Trujillo, encargado de Síndico de los centros obreros, y de mantener la huelga, dijo un 14 de noviembre de 1922 “...hasta hoy el pueblo ha sido cordero, pero mañana se convertirá en león”. Al día siguiente, se produciría la huelga anunciada, se estima que hubo más de treinta mil personas entre ellos, trabajadores, obreros, panaderos, mujeres, niños, se dieron cita en la Plaza del Centenario, mientras que otro grupo se dio cita en la Av. Eloy Alfaro; Toda la población de Guayaquil salió a protestar por sus derechos, generando un paro nacional. El gobierno al enterarse de la situación, mando a los militares y policías a que controlaran a los enardecidos protestantes. Entre los protestantes estaban mezclados delincuentes y anarquistas criollos que buscaban desarmar a la policía, estos grupos trataban de imitar a la revolución rusa.

No solo los hombres salieron a manifestar, las mujeres obreras tuvieron un roll importante, porque existieron grupos femeninos como “La Aurora” que fue un grupo liderado por María de Allieri y Clara Potes de Freire, era un grupo femenino de clase social media. Y “La rosa de Luxemburgo” liderado por Rosa Uquillas de Heredia, Lidia Herrera y Luz Celinda Jiménez e integrado, entre otras, por Lucinda Pacheco, Mercedes de Rojas, Ofelia Merchán, Clara Rojas, Virginia Rodríguez, Mariana Moncayo y la negra Julia. Este grupo femenino era de extracción social obrera. A continuación citare un acto de valentía, digno de mujeres luchadoras “Tomasa Garcés y la “Negra” Julia quienes estuvieron en la primera línea de la huelga. Tomasa se acostó en las vías del ferrocarril junto a sus hijos para impedir que los empresarios hagan caer la huelga poniendo en funcionamiento los trenes, y la Negra acusando de asesinos a los militares que habían descargado sus armas al pueblo” (Pisnoy).

Cuando los manifestantes caminaron hacia la gobernación, a informarse sobre la resolución de Tamayo, a las peticiones realizadas, un grupo de burgueses con ayuda de policías y militares atacaron sin piedad alguna a los manifestantes y así empieza la masacre, hacia la población guayaquileña, cabe recalcar que entre los manifestantes se encontraban mujeres y niños completamente indefensos. La población comenzó a saquear los almacenes, en busca de armas y así poder defenderse. La policía empezó a disparar al cuerpo de los delincuentes. Sin embargo la policía no pudo detener los saqueos, y el ejército tuvo que detener el vandalismo asesinando a los asaltantes, se estima que hubo alrededor de 1000 muertos. Para poder esconder el crimen los militares arrojaron los cuerpos de los manifestantes al rio Guayas. Este hecho motivo al escritor ecuatoriano Joaquín Gallegos Lara a escribir la novela “Las cruces sobre el agua”.

"Gabriel, de un salto en que la espada le tintineó en la bota, se irguió delante de los fusiles. Su corazón extendía las garras. Clavando sus ojos en los ojos de los rasos, rugió, con el acento con que los tambores tocan prevención:

-¡Ecuatorianos, no tiremos contra ecuatorianos!

Nació un silencio como el que sigue al estallar de una granada. Gabriel echó atrás la cabeza. La gorra le brincó, derramándole los cabellos. Sonreía dominador. Alzó la mano abierta.

-¡Pendejo! -gruñó el oficial del pelotón.

El tiro de pistola zumbó apenas un chasquido de bejucazo. No irrumpía mancha en el pecho del uniforme azul oscuro. Pero, al caer Gabriel, doblándosele las rodillas, en su boca varonil, que se hacía más amplia y como luminosa al palidecer, se notaba que sonreía a la muerte.

-¡Fuego!

Trescientos desarrapados jadeantes, de rostros de ladrillo y actitudes de perros apaleados, a treinta pasos, recibieron la descarga. Una mujer de manta raída y arrugada frente, sonrosada y sudorosa, quizás había visto y comprendido a Gabriel. Levantó como el la mano. Herida pero no sintiéndolo, derrumbándose, arrojó su grito, cuyo final se ahogó en sangriento vómito:

-¡Viva el Marañón a favor del pueblo! " (Lara, 1946).página 4

"Sólo hay un caso en que esta lucha económica adquiere algunas características de una lucha política, cuando en la revuelta popular del 15 de noviembre de 1922 se plantean algunos problemas globales de la sociedad aunque sin cuestionar el sistema mismo. Este movimiento se inicia con la protesta de los trabajadores del ferrocarril, electricidad, agua potable, cervecería y astilleros de Guayaquil, por las condiciones de trabajo y por los bajos salarios. La crisis económica causada por devaluaciones monetarias y el aumento de los precios, hace que este movimiento sindical encabezado por la Confederación Obrera del Guayas englobe a artesanos, empleados, subempleados y a profesionales con lo que se inicia una masiva movilización popular que culmina con la matanza del 15 de noviembre ejecutada por las fuerzas policiales del Gobierno. En esta lucha política, a las reivindicaciones propiamente laborales el pueblo suma el planteamiento de los problemas más generales de la sociedad y el cuestionamiento de la política económica gubernamental orientada a favorecer a pocos y a perjudicar a muchos” (Hurtado).

Anexos

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Bibliografía.

http://www.centrocultural.coop/blogs/nuestramericanos/etiquetas/confederacion-obrera-del-ecuador-coe/

http://lengua-mtn2bachillerato.wikispaces.com/file/view/Las+cruces+sobre+el+agua-Gallegos+Lara.pdf

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/la-mujer-en-el-15-de-noviembre-de-1922.html