INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA. La tercera edad es una etapa de la vida humana que quizás muchos ni se alcanzan a imagina

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‘’Uno en la vida va generando diferentes costumbres, cuando uno ha tenido un trauma en la familia donde se ha sido maltratado y es expulsado, llega a la calle donde es aceptado, valorado y de cierta forma ellos se sienten protegidos, encuentran que hay niveles de propia libertad y se siente respetados de alguna manera porque nadie se mete en tu vida; deciden quedarse en ese lugar donde nadie los juzga por consumir drogas. Es como la historia del libro de la selva, donde aquel niño es criado por lobos, a ellos les pasa lo mismo incluirse de nuevo a la sociedad es más difícil que como cuando tenían un hogar. ‘’ Dice Acevedo.

‘’En este Centro día nos preocupamos por su aseo personal, garantizamos su ropa, velamos por su alimentación y de ahí se realiza un enganche para que se incluyan de nuevo a la sociedad’’ dice Marta.

Dos señoras habitantes de calle, cerca al parque Berrio inquietadas y con malicia en sus ojos se paran frente a una cámara de seguridad y se despiden para tomar rumbos diferente una de ellas se sonríe y le faltan dientes pero de seguro le sobran emociones.

Son las 9:45 de la mañana, mientras tanto en el centro día cerca al parque se ocupan de sus labores, hay aproximadamente 400 habitantes de calle están haciendo diferentes actividades allí

Buena parte de ellos hacen fila: unos para recibir el desayuno, otros para ducharse, lavar la ropa o para que la médica los revise. Un grupo menor espera que una voluntaria los motile. Otros juegan dominó o ajedrez. A las mujeres les llegó la hora de la siesta: una de ellas lo intenta abrazando un Piolín de peluche al que bautizó ‘’baigon’’

Y en este lugar están los que pertenecen a la tercera edad y los que tienen patología dual, es decir que además de su condición de indigencia se les han diagnosticado problemas mentales.

Esas características complejas de los usuarios, sumadas al promedio de habitantes de calle que oscila entre 330 y 400, hacen que no todo en Centro Día sea un cuento de bondad. Las normas son precisas y quien haga parte de peleas o agresiones físicas contra compañeros o al personal de apoyo tiene un castigo, tendrá que esperar más de 15 días para volver a entrar a las instalaciones.

“No se pueden ingresar armas ni nada de psicoactivos. A la hora del ingreso siempre se de hacer un registro y una requisa para estar seguros de que no entren elementos que alteran la tranquilidad. Igual que se presenten peleas o discusiones es algo normal, porque es difícil tratar con estados de ánimo tan cambiantes y con personas con tantas falta de hogar y sus bonitas afecciones”, señala Ferney, uno de los educadores terapéuticos del lugar.

Joel Manuela Zapata, de 69 años y quien lleva nueve años como habitante de calle, agradece este espacio. “Estamos para salir adelante, ojalá todos los habitantes buscáramos estos lugares para dejar de aguantar hambre y frío”, dijo.

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Medellín cuenta con 27 centro días en funcionamiento, la alcaldía quiere que cada comunidad tenga un centro día gerontológico para ayudar a las personas mayores.

Helena Guzmán gerontóloga del centro día de Manrique nos dice: ‘’la mayoría de los adultos son solos y cuando vienen al lugar crean lazos con sus compañeros aquí les brindamos acompañamiento psicológico, nutricional, educador físico y pueden interactuar con medios tecnológicos, realizar actividades lúdicas. Ellos se encuentran muy contentos, incluso a veces se ha tenido que cerrar este centro día para arreglos y modificaciones y muchos de los abuelos se enfermaron y deprimieron por este suceso, es muy importante poder brindarle un acompañamiento a ellos porque en realidad no hay nadie que los ayude por ser solos’’

Ellos cuentan con cuatro horas diarias en el centro día de Manrique dos jornadas una en la mañana y otra en la tarde, cada jornada asisten 125 personas.

Los requisitos que se tienen para que ingresen acá es que sean mayores de 60 años y no sean pensionados.

Tenemos, personas que aman y valoran a los adultos mayores como personas valiosas para la sociedad, los abuelos de esta institución tienen una gran constante, la alegría y la esperanza. Dice Helena Guzmán.