Resumen feminicidios en México

Violencia simbólica, lenguaje y representación

Ficha bibliográfica por Diana Laura Núñez

I

El artículo comienza recordándonos el concepto de “violencia de género” donde la autora Marta Plaza expresa que la violencia de género es ejercida directamente sobre el cuerpo de  la mujer, en donde es golpeado, ensangrentado, perforado, violado, asociando… y que este término ya no  se reduce únicamente a la  violencia física, haciendo necesario reflexionar acerca del concepto “violencia de género” en cuestión de representaciones culturales y de lenguaje.

Posteriormente la autora nos da tres razones porque se da la manifestación de violencia contra las mujeres citada de las palabras de la Declaración de la IV Conferencia Mundial sobra las mujeres celebrada en Pequín de septiembre de 1995. Inicia con  “es un fenómeno bastante complejo que tiene que ver con las relaciones de poder desiguales histórica y culturalmente establecidas entre hombre y mujeres” (Plaza, 2007)

En segundo lugar, la autora Marta Plaza coloca a la violencia que tiene su origen en “las pautas culturales, prácticas y representaciones que construyen los cuerpos de una manera muy determinada inscribiendo en ellos una determinada significación cultural y social” (Plaza, 2007)  dándonos como resultado una construcción de una realidad sexuada.

Dejando en tercer lugar la construcción social, que se basa en la relación de aspectos como la raza, el sexo, la religión o la lengua. Según Butler la construcción de la raza, clase, etnia, y otros ejes de relaciones de poder que constituyen la “identidad” y hacen que la noción de identidad sea errónea (en palabras de Plaza, 2007)

Posteriormente la autora hace referencia a la investigadora Sonia Reverter, que se centra en  la violencia cultural, formándose esta por aspectos de la cultura y de la esfera simbólica (religión, ideología, arte, lenguaje, ciencias), porque este tipo de violencia se utiliza para justificar la violencia directa o estructural.

“La violencia simbólica es la que asegura la dominación, justifica  y legitima la violencia estructural y la violencia directa” (Plaza, 2007)

Maneras diferentes de mantener el cuerpo y de comportarse son los resultados de la codificación de los principios opuestos de la identidad masculina y de la identidad femenina; opuestos y complementarios de principios de visión y de división que conducen a clasificar todas las prácticas (…). Las divisiones constitutivas del orden social, divisiones extremadamente poderosas que son el resultado de doble operación, (…) a través de dos hábitos: los comportamientos corporales y esquemas perceptivos. Y a través de ellos se ejerce la violencia simbólica. (Plaza, 2007; 4)

 La autora refiere que los instrumentos  mediante los que esta violencia se distribuye y actúa; las representaciones culturales y el lenguaje. “Es evidente la importancia de la influencia de la cultura, lenguaje, arte, literatura, cine, publicidad, la televisión, etc. En la construcción de nuevas identidades, en el sentido y relación con la cuestión de violencia de género”. (Plaza, 2007´)

Butler nos presenta el lenguaje como la condición de posibilidad del sujeto, y no simplemente como un instrumento de expresión, (en Plaza, 2007). Si se ha dicho que la violencia simbólica se ejerce a partir de mecanismos de poder que construyen al sujeto, se debe de pensar que el lenguaje es uno de estos mecanismos.

Entonces, al ser el lenguaje tan importante, la interpretación se vuelve lo más importante.

La interpretación se convierte así en un instrumento y mecanismo de discursos, un territorio de poder discursivo producido por la difusión burocrática y disciplinaria  del poder soberano que opera sin sujeto, pero contribuye al sujeto en el curso de la operación. (Plaza, 2007; 6)

A continuación la autora cierra la parte teórica del artículo considerando,  que el lenguaje  opera como las representaciones culturales son instrumentos muy poderosos porque a través de ellos se actúa e instituye violencia.  Por tanto propone que este se  puede convertir  en poderoso instrumento crítico que permita afrontar la violencia simbólica.