¿Tiene relación la aplicación de impuesto a los libros y el desincentivo de la lectura?

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Lo anterior se entiende luego de saber que el mercado de la “piratería” mueve cerca de 25 millones de dólares al año, por su precio significativamente menor. Siendo para los sectores más pobres los cuales no pueden tener acceso a los libros por su alto precio, una alternativa más factible para comprar libros a un costo menor. A pesar de que la piratería es ilegal y ha afectado a las editoriales e imprentas, ha logrado en este último tiempo hacer que la gente compre libros y comience a leer.

Es por ello que el consumo de libros en nuestro país suele asociarse a un bien de lujo, referido a esto la poeta becaria de la Fundación Pablo Neruda y gestora de la agrupación Cultura a la Vena, Carla Valdés dice que ésto “aumenta las brechas culturales y educativas de los diversos sectores socioeconómicos de la sociedad. Sin embargo, considero ingenua la visión de causa efecto que asocia la poca lectura con un factor secundario que es el impuesto al libro; es un factor relevante, pero no el principal de este fenómeno”.

Cabe preguntarse entonces, ¿hay un problema económico con respecto al impuesto y el incentivo de la lectura, lo cual influye fuertemente en la cultura chilena?. Claramente según los estudios de “Fundación la Fuente” en conjunto con ADIMARK GFK sobre hábitos de lectura, hay cierta relación entre el precio de los libros y su desincentivo a comprarlos y leerlos.

Para Arturo Infante, presidente de la Cámara Chilena del Libro, la modificación del impuesto es necesaria en nuestro país “con niveles bajísimos de lectura, donde el 70% de la población nunca ha entrado a una librería o a una biblioteca”. Es por esto que sería de gran incentivo para los chilenos que el impuesto se redujera -o eliminara totalmente-.

A la vez, si nos fijamos en la historia, hasta el año 1976 chile era junto a Argentina el país más lector de Latinoamérica, esto se debía básicamente a que los libros no tenían impuestos. Luego de la llegada de la dictadura, se formó un nuevo decreto que controló y censuro los libros. Ésto fue la llegada del impuesto a los libros y con ello la pérdida de terreno de la lectura en nuestro país. Así lo grafica un estudio realizado por la UNESCO en el 2000, donde exponía que entre un 50 y un 57% de la población nacional, entre los 15 y 65 años, no es capaz de entender lo que lee.

A la vez está la contraparte que no apoya en demasía la propuesta sobre bajar los impuestos, ya que cree que el hacer ésto o eliminar el impuesto al libro totalmente, no sería una gran solución al incentivo de la lectura, ya que cree que tienen mayor importancia en su desincentivo las hipótesis antes nombradas, pero a la vez no se opone radicalmente, porque cree que esta medida de alguna u otra manera tendría alguna repercusión.

Por último se desprende que el impuesto sí tiene relación con el desincentivo de la lectura, pero no es el principal ni único factor, ya que se deben implementar políticas públicas en torno al tema, en conjunto con una baja del impuesto, lo cual reduciría el comercio “pirata” y ayudaría a las empresas locales de imprentas y editoriales a volver a posicionarse en el negocio.

Debe afrontarse urgentemente el tema de la lectura partiendo principalmente desde la base del futuro, los estudiantes, ya que se han hecho estudios en los cuales se ha comprobado que los estudiantes de nuestro país leen 5,4 libros al año. Cifra la cual es demasiado baja, para desarrollar en ellos un real gusto por la literatura. También se debe desarrollar cultura literaria, con la cual aprendamos que la lectura nos adentra en el mundo literario, que a la vez nos sirve para mejorar nuestra ortografía, nos retroalimenta de conocimientos para formarnos nuestra propia opinión y ayuda al desarrollo socio-cultural de nuestro país.

Por lo cual, finalmente se concluye que, además de la medida de bajar los impuestos al libro, se deberían hacer políticas culturales en el país que motiven el interés por la lectura, que puedan enseñar a leer por placer, para despertar la curiosidad por la lectura y así aumentar la lectura porque la sociedad reconozca una necesidad de nutrirse de conocimientos a través de ella. Teniendo la posibilidad de comprar los libros que quisiese, ya que éstos serían accesibles para toda la población chilena.

Bibliografía

“Segunda encuesta nacional de participación y consumo”. [en línea], http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2012/03/Segunda-Encuesta-Nacional-de-Participaci%C3%B3n-y-Consumo-Cultural.pdf>[consulta : 28 Marzo 2014].

“Impuesto al libro, impuesto a conocimiento”. [en línea], http://www.elciudadano.cl/2009/03/04/6354/impuesto-al-libro-impuesto-al-conocimiento/>[consulta : 28 Marzo 2014].

“Chile y los libros 2010”. [en línea], http://www.fundacionlafuente.cl/wp-content/uploads/2010/11/Chile-y-los-libros-2010_FINAL-liviano.pdf>[consulta : 28 Marzo 2014].

“Lo que cuesta leer en uno de los países con los libros más caros”. [en línea], http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/08/120813_chile_libros_iva_ao.shtm>[consulta : 28 Marzo 2014].