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ARTE POSMODERNO COMO REPRESENTACIÓN DE LAS REALIDADES FEMINISTAS.

Enviado por   •  12 de Septiembre de 2018  •  3.322 Palabras (14 Páginas)  •  298 Visitas

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El arte sobre lienzo al igual que el blues que describe minuciosamente Davis, Angela(2012) en “I Used To Be Your Sweet Mama. Ideología, sexualidad y domesticidad”, tuvo como objetivo detener lo que la autora reconoce como síntoma y prevalecedor de la opresión el secretismo y el silencio que históricamente han acompañado a la violencia machista están conectados a su construcción social como un problema privado, secuestrado tras las impenetrables paredes domésticas, y no como un problema social, que merezca atención política, su objetivo era dar fuerza al legado “lo personal es político” la visibilidad de cada situación que cada artista logra plasmar, transmitir y evocar es lo que el posmodernismo aportó, hacer públicas estas obras, compartirlas e incluso entrelazarlas, las denuncias en contra del heterosexismo opresor, las personificaciones de las mujeres en situaciones específicas otorgadas por sus lugares de nacimiento, residencia, marca e historia.

“Looking into the mirror, the black woman asked, ‘Mirror mirror on the wall, who’s the fairest of them all?’ The mirror says, ‘Snow White, you black bitch, and don’t you forget it!!!”[1] Carrie Mae Weems, quiero iniciar con esta obra porque aunque no es la primera en orden cronológico representa perfectamente una de las situaciones por las cuales la raza es complejizada, la percepción de belleza siempre ha descrito a la mujer blanca burguesa, este estándar que representa de una manera muy pregnante la artista Carrie Mae Weems feminista afroamericana que en 1987 publica esta fotografía dentro de su colección “Ain’t Jokin” en el Museo de Brooklyn, obra que representa lo escrito en el Manifiesto Colectiva del Río Combahee(1977) “Todas somos personas dañadas solamente por el hecho de ser mujeres Negras" desde lo más inocente de la niñez a través de cuentos (en este caso blanca nieves y los siete enanitos) instauran ideas fijas y categorías universales que describen lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, construidas únicamente en perspectivas esencialista negativa, traducida en el racismo, y la violencia, las implicaciones sociales por supuesto son gigantescas y es lo que han llevado a lo largo de la historia la discriminación y escenarios como la esclavitud, el apartheid, la xenofobia, entre otras; y ni hablar de las implicaciones psicológicas generadas sobre cada sujeta.

El arte afrodescendiente tuvo como precursor e impulsor el movimiento Black feminist, que al igual que en la política como en el arte, se organizaron como una institución separada al sentirse discriminadas y menos preciadas, en este mismo movimiento se supone totalmente liberador como se nombra en el Manifiesto Colectiva del Río Combahee(1977) Las Negras, otras tercermundistas, y trabajadoras se han comprometido al movimiento feminista desde sus principios, pero fuerzas reaccionarias exteriores tanto como el racismo y el elitismo dentro del mismo movimiento han servido para obscurecer nuestra participación. Como lo escribí anteriormente en el campo del arte ocurrió lo mismo el Movimiento de Arte Feminista en Estados Unidos (Feminist art movement in the United States) se enfocó principalmente en consideraciones propias de su raza blanca, que no eran tan transversales o trascendentales como lo son para las feministas de raza negra, ya que esto ha significado desde siempre una desigualdad en condiciones partiendo desde la esclavitud, y que incluso al salir de ella con la emancipación continuaron haciéndose presentes, después de ganar su libertad las personas negras no se encontraban en mejores condiciones económicas o políticas de las que estaban antes de ello, fueron libres más por su cuerpo, toda su historia ha tenido un rumbo totalmente diferente, y de ello quiero recalcar especialmente dos obras, la primera llamada “La liberación de la Aunt Jemima” (The Liberation of Aunt Jemima) 1972 por Betye Saar, una artista feminista afrodescendiente, residente de la ciudad de Los Ángeles, desde su ubicación americana no olvida sus raíces africana (muy difíciles, incluso imposibles de ignorar) y con esta obra lanza con contenido crítico y hasta jocoso de la situación irónica de las mujeres negras en Estados Unidos, Aunt Jemima una mujer negra siendo una de las figuras publicitarias más reconocidas y consumidas en Estados Unidos y actualmente en todo el mundo, representa una imagen de una mujer feliz, de unos pancakes hechos en casa, cuidados con tradición y sabor hogareños, perfectos para acompañar con miel de maple al desayuno, pero, ¿por qué algo tan reconocido mostrando a una mujer negra en su empaque? entonces Betye Saans no solo dirige esta obra a las cuestiones de género respecto a la división sexual del trabajo (cocina y cuidado), sino también a las de raza, pero, lo que es más interesante esta mujer tiene varias transformaciones en la misma obra, la imagen publicitaria recubre la caja en la que se encuentra, dentro de la cual se posiciona una pequeña escultura de ella misma en una mano sosteniendo una escoba y en la otra sosteniendo un rifle “transformándola de un siervo feliz y cuidador a un militante orgulloso que exige la agencia de sus derechos dentro de la sociedad”[2] al mismo tiempo sostiene un cuadro de ella misma cargando a un niño blanco descripción que quiero acompañar con el pensamiento de Somos parte de un contingente de mujeres con identidad de objeto. Ayer, al servicio de frágiles señoritas y de nobles señores tarados. Hoy, empleadas domésticas de las mujeres liberadas “(Carneiro, 2005: 22). Realidad de mujeres diferentes y de historias heterogéneas.

La conformación del movimiento "Where We At" Black Women Artists, Inc. (WWA) (¿En dónde estamos mujeres artistas negras?) se dio debido a la forma en la que las artistas negras se encontraron apartadas tanto de los movimientos de artistas negros (hombres) como el movimiento de Arte Feminista, y de igual forma tuvo lugar en Nueva York; las exponentes y fundadoras más importantes fueron Kay Brown y Dindga McCannon de la cuál será la segunda obra a describir, la llamada “Revolutionary sister” de 1971, con un estilo un poco abstracto, representa a una mujer indudablemente afro, además del color de su piel, el estilo del cabello y los colores de su vestuario describen sus raíces, en esta medida la obra representa a una alternativa de belleza a los postulados de la belleza blanca occidental, con una transgresión cultural que busca reconocer y recuperar estos valores estéticos y hacerlos públicos sin temor a llamarles arte, al darle la connotación de “sister” se puede aludir a un carácter de identidad y de familia, de pertencia a una misma cultura; respecto a la segunda palabra del nombre de la obra “revolucionary” evidentemente se perciben cinco balas sostenidas en su cinturón,

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