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CONCEPTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Enviado por   •  8 de Octubre de 2017  •  1.971 Palabras (8 Páginas)  •  462 Visitas

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insultos sexistas tan usuales como “zorra”, “puta” y sucedáneos, insultos que por el contrario no admiten el género masculino. Estos insultos son proferidos por mujeres y hombres instintivamente. La sociedad lo que realmente teme es ser una “zorra” y que te guste ya que ataca totalmente la idea de mujer modélica de la mentalidad cristiana: madre de familia, dependiente de un hombre y destinada a cerrar la boca por miedo a represalias. Esta actitud libre forja mujeres independientes, fuertes y dueñas de su propia vida, algo que no atrae a la mayoría de los hombres ya que esto supondría la emancipación de la mujer y por consecuente, la pérdida de sus privilegios. Supondría la no aceptación de más vejaciones y piropos machistas por la calle, la evasión de agresiones físicas y verbales, la aceptación del trabajo de las prostitutas y las actrices porno, la liberación de los roles femenino-masculino, la IGUALDAD COMPLETA entre el hombre y la mujer. Esta igualdad no nos haría hombres, simplemente mujeres libres y supondría el fin del terrorismo machista y de la opresión que sufrimos.

Esto indirectamente, luego ya todas sabemos el posicionamiento de la Iglesia respecto a ciertos temas y que es una institución defensora del heteropatriarcado. Aquí tenemos algunos:

- Niega el derecho al aborto y por ello niega el derecho a toma de decisiones por parte de las mujeres. Los sacerdotes, en cambio, si tienen derecho a decidir sobre nuestros úteros.

- Se manifiesta en contra de la utilización de métodos anticonceptivos, restando libertad sexual a la mujer.

- Critica el divorcio, una manera de que la víctima se separe de su agresor.

- Está en contra del matrimonio homosexual, defendiendo los valores tradicionales de la familia conformada por un hombre y una mujer.

- El puesto de la mujer dentro de la propia Iglesia queda muy limitado.

- Critica la prostitución alegando que atenta contra la dignidad de la persona, les da igual que funcione en un marco legalizado y sea ejercida por propia elección.

- Se posiciona en contra de la masturbación calificándolo como pecado de lujuria, evitando la capacidad de conocerse sexualmente y reprimiendo todo instinto sexual.

3. Relaciones de pareja – Del amor romántico a la sumisión.

En una relación personal el hombre suele desempeñar la función de protección tanto física como económica. Al ejercer esta posición privilegiada y poderosa algunos hombres lo interpretan como un derecho para mandar sobre la mujer. Este sometimiento y el creerse superiores a nosotras ocasionan la violencia de género. Creen que la posesión de la mujer haciendo de ella un objeto les da derecho maltratarla física y verbalmente. La mujer desde su posición oprimida tiene miedo a actuar en contra del maltratador, tiene miedo a denunciarlo públicamente. No solo la fuerza física le obstaculiza a la hora de defenderse, también la manipulación mental y las vejaciones hacen que la mujer no se defienda ante una agresión, y desembocan en la aceptación de su situación. Los celos también desempeñan un papel importante, al cosificarnos y permitir esto acabamos siendo como un premio que es necesario conquistar. Se nos rebaja a un nivel inferior, se nos desposee de nuestra situación como personas y eso legitimiza el maltrato.

La idea de esa mujer soltera que puede valerse por sí misma aterra a la sociedad. No se concibe que haya decidido estar sola y se suele achacar a un fracaso en su vida sentimental.

4. Estado y legalidad – Cómo actúa.

Lo de las mujeres con el Estado siempre ha sido un tira y afloja. Seguimos en constante lucha por que se nos cedan los derechos que nos corresponden como personas. Buscamos en el Estado protección contra nuestro agresor, pero nos cuesta dilucidar que en gran parte de los casos el Estado es nuestro mayor agresor.

Las mujeres de clase obrera sufrimos una doble agresión: la represión por parte del Estado al reivindicar nuestros derechos como clase social, como trabajadoras, y la represión masculina.

El Estado pretende crear la ilusión de protección brindando apoyo a las mujeres maltratadas, sin embargo en tiempos de crisis esto recae en el olvido y el Gobierno reduce las ayudas. Vemos un recorte en los servicios de protección, en las campañas, el despido de psicólogas que trabajan en las líneas de ayuda contra el maltrato, el endurecimiento de las leyes que hacen más difícil la separación del agresor, el recorte de los derechos de las mujeres (como la nueva ley del aborto), la comercialización de libros que atentan contra la integridad de la mujer (como el libro “Cállate y sé sumisa”), etc. Se nos ponen constantes zancadillas en nuestra lucha por la liberación.

La igualdad entre la mujer y el hombre, o igualdad de género, es un principio fundamental de la convivencia, recogido en la Constitución española, al que se opone cualquier forma de postergación mutua. Sin embargo, tal como han venido denunciando las diversas corrientes feministas, la institución del patriarcado ha prevalecido en la cultura occidental, modelando diferencialmente los roles laborales, familiares y de relación social.

Para corroborar esto, nos hemos servido del estudio realizado por el colectivo Ioé sobre los avances y retrocesos en la igualdad de género. Un artículo que analiza 1994 a 2005 mediante 25 indicadores estadísticos que miden, para hombres y mujeres, cuatro dimensiones: la actividad, el nivel de formación, la salud y la discriminación socioeconómica (pobreza, violencia de género, pensiones y prestaciones de desempleo). Al final se hace una valoración conjunta que permite concluir que la desigualdad de género apenas se ha modificado en la última década, aunque se hayan producido avances y retrocesos en los distintos campos de investigación.

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