Danilo Martuccelli - Cambio de rumbo

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La inculcación subraya la invalidación personal del actor por la obligación de percibirse con los ‘’ojos’’ del otro.

La implosión

Designa una impotencia, una pérdida e sentido, ausencia de normas, aislamiento y frustraciones. La implosión del individuo reside en reside en la separación entre las coerciones sufridas y el llamado a convertirse en sujeto, imposible de satisfacer. Ante la imposibilidad de constituirse como sujeto, la dominación aparece vacía de todo sentido.

La prescripción

A diferencia de la inculcación (voluntad de hacer penetrar un elemento en el espíritu de alguien en forma duradera), la prescripción aparece más bien como un orden formal al cual el otro debe someterse. Implica a los individuos en cuanto ‘’actores’’ en el proceso de su propio ‘’enderezamiento’’, ‘’mejoramiento, ‘’esmero’’, ‘’realización personal’’ o ‘’desarrollo’’. Por lo tanto, es un llamado al individuo a que se constituya como ‘’actor de su vida’’. Dentro de la prescripción podemos encontrar varias sub-categorías:

- La prescripción a la autonomía: Conlleva conminar a alguien para que se dote a sí mismo de su propia ley. Se trataría así de un nuevo modo de funcionamiento de las normas sociales, conminando al individuo a dar más pruebas de flexibilidad y apertura antes que de obediencia y disciplina. Se sitúa en la orilla de la responsabilización y de la sujeción. En definitiva, la norma es más impuesta por la prescripción de autonomía exigida a los individuos que por inculcación.

- La prescripción de la independencia: El actor debe convertirse en individuo soberano, dueño y señor de sí mismo. Es la capacidad del individuo de no depender de nadie. En realidad, se trata de organizar institucionalmente un gobierno que se preocupa cuidadosamente de no abandonar a los individuos a su sola libertad, sino que la administra de manera diversa descargando la responsabilidad sobre los hombros e los propios individuos.

- La prescripción a la participación: Se insiste en la subordinación del individuo a la colectividad por una supuesta deuda que él tiene para con ésta. Por lo tanto, el individuo está obligado a comprometerse en tanto actor. De esta manera los actores deben intentar hacer siempre lo que se espera de la comunidad que hagan. Al final, los actores se implican, pero las recompensas nunca llegan.

- La prescripción a la autenticidad: Es un llamamiento a la autenticidad como medio de emancipación individual frente a la reificación capitalista y la hipocresía de la sociedad burguesa. Sin embargo, deja de ser un proyecto de emancipación cuando se convierte en una prescripción vacía: el deber se exige a cada uno de nosotros de convertirnos en nosotros mismos. El objetivo real de todo esto es que la realización personal esté permanentemente subordinada al servicio de la adaptación social. Es en este sentido que aparece como una figura de dominación.

La devolución

Es una variante de la responsabilización. El actor no es invitado a plegarse a un contenido normativo, sino que es puesto en la situación de afrontar lo que le es presentado como consecuencia de sus actos pasados. El individuo entonces es siempre responsable de todo por acción u omisión. De esta manera, el individuo comienza a desarrollar una moralización punitiva que conlleva declararse culpable de todas las situaciones. Al final se impone una nueva experiencia de dominación que, al confrontar al actor con lo que le es presentado como las consecuencias de sus actos, lleva a una forma inédita de interiorización de las categorías del fracaso. Delante de su ‘’fracaso’’ será obligado a asumir una responsabilidad total.