Dime como evaluas y te dire que tipo de profesional y persona eres

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Reflexión.

Según lo leído pienso que la educación gira en torno a diferentes agentes: sociales, políticos, económicos etc., que permea constantemente el proceso educativo y de allí que se nos mida cada vez más como si compitiéramos por un trofeo y se nos dé cada vez menos; hacer más con menos estableciendo instrumentos de evaluación que nos reduzcan el acceso a la educación, que nos clasifique como “exitosos o fracasados”, que nos limite en el momento tanto de enseñar como de aprender. Nos hacen examen de admisiones, exámenes finales, exámenes para postularnos a un cargo laboral, en resumen, examen para todo, estamos envueltos en una constante competencia, nos medimos constantemente unos a otros, no se piensa en el otro (yo solo yo) estamos cada vez más individualizados (pensamos en nosotros mismo y poco en los demás) y homogenizados (en cuanto al conocimiento se nos piensa como iguales, todos aprendemos de igual manera cuando no es así).

La evaluación es parte principal de la educación y pienso que es indispensable para poder dar cuenta de los conocimientos adquiridos de cada sujeto, pero tal vez los instrumentos que hoy por hoy se están utilizando por las instituciones educativas y la forma en que maestros y maestras lo llevan a cabo no es la mejor y no dan respuesta a esos conocimientos aprendidos, como lo dije anteriormente nos homogenizan y no se piensa en el sujeto como parte de una sociedad.

Es claro que los instrumentos de evaluación nacen de esos problemas sociales que se ven reflejados como lo dije al principio por la economía, industrialización cumpliendo una función de ocultar la realidad, aunque realmente el problema no son los instrumentos, sino más bien como utilizamos esos instrumentos y como los maestros, maestras y demás agentes educativos convertimos estos dispositivos de poder, como una envestidura, una armadura.

En las instituciones educativas colombianas hay un hacinamiento de estudiantes en la aulas y para los maestros y maestras es más fácil utilizar como instrumento algo que nos permita comprobar, confirmar y hacer tangible los conocimientos que “deberían” tener los estudiante en sus diferentes grados académicos (calificar sujetos) controlando su cuerpo para que estos y estas no molesten y puedan aprender de una manera pasiva y rigida (moldeando) su pensamiento, cuerpo, teniendo como resultado sujetos obedientes, un sello que va en el cuerpo pero también en el alma, de allí la ubicación por filas para tener visibilidad para todos porque son muchos y no se pueden observar si están en “desorden”, no se pude ser como se quiere ser sino como nos dicen que seamos, de acuerdo con lo anterior traigo a colación a Foucault quien nos dice que “El cuerpo está imbuido de relaciones de poder y de dominación, como fuerza de producción; pero en cambio, su constitución como fuerza de trabajo sólo es posible si se halla prendido en un sistema de sujeción. El cuerpo sólo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido”.

Con esto lo diferentes instrumentos de evaluación y de poder en las instituciones educativas nos encauza a todos por un mismo camino pues estas tienen todo un andamiaje armado para que todos los estudiantes se encaucen, la evaluación nos da a los maestros y maestras un poder que se ejerce de manera invisible donde los estudiantes, se convierten en campo de vigilancia, teniendo a estos sujetos más controlados, por que se controla el cuerpo, el conocimiento, el comportamiento todo se nos está controlando y por lo tonto vigilando constantemente, aunque esto es algo que nos atraviesa a todos nos vigilan y somos vigilados, es una jerarquía a los estudiantes los vigila el maestro, a los maestros el coordinador, al coordinador el rector y así sucesivamente como una cadena alimenticia. Con esto no digo que la escuela no debería tener dispositivos de evaluación, si no que la práctica evaluativa se ha convertido en una recolección de datos los estudiantes solo tienen en su cabeza pasar los examen y ya, así no tengan ningún conocimiento interiorizado, se vuelve una acción mecánica el hecho de aprender, el papel del maestro o la maestra se ha basado prácticamente en vigilar, controlar y calificar, el debate pedagógico que se aprende en la academia ha perdido ese valor de enseñanza y aprendizaje, se debe cambiar la manera en que la evaluación se pone en práctica en el aula, hay que repensarse es papel de maestros y maestras en la aulas, no podemos ver la práctica evaluativa como una armadura, donde tengo el poder de todo en el aula, clasificar, castigar, felicitar, etc.

Bibliografía

- Santos , M (2003). Dime cómo evalúas y te diré que tipo de profesional y persona eres. P. 69 – 80.

- Foucault, M (2002). Vigilar y castigar, los medios del buen encauzamiento. Siglo veintiuno editores Argentina.

- http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/acerca-de/.