“EL SILENCIO DE LOS MIGRANTES”

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No es fácil dejarse caer sin tener certeza de que algo o alguién puede sostenernos!!

Tampoco debe ser fácil dejar nuestra tierra en busca de quién sabe qué?

Alguien contó una historia de la infancia que recordó a partir del calentamiento. Algunos voluntarios la representaron en una imágen. Ahora, el grupo le regala la oportunidad de verse, de afuera, y volver a ese recuerdo y moldear a los actores, como si fueran arcilla en sus manos, hasta el final de la historia, esta vez un poco más grato.

Las palabras expresadas como síntesis de la experiencia fueron: miedo - solidaridad - incertidumbre y confianza. Todo esa mezcla de realidad se respiraba en el aire.

Después de eso _que sea lo que sea!!_ comenzamos a ensayar la pieza a presentar, el día siguiente, en la iglesia “nuestra señora de la asunción-madre de los migrantes”, conocida como la “parroquia del inmigrante” del barrio la blanqueada.

Tercer encuentro

Domingo 11 de junio

Participamos en una instancia de Teatro Foro por parte del grupo en una Iglesia por Luis Alberto y Herrera. Algunos del grupo participaron como actores, otros como especto-actores y otros observadores. La gente se sintió muy identificados con la obra y participaron con mucha pasión y euforia en el intercambio. Las emociones de todos estaban a flor de piel. La gente gritaba indignados de la situación presentada en la que la mayoría la viven o la vivieron. Esto no era una simple obra de teatro, era la gente involucrada actuando no como alguien sino como ellos. Su propia historia vivida por todos. Esta instancia nos permitió vivir, sentir y entender la situación en lo que los migrantes tienen que pasar. Lo cual nos permitió unirnos más con el grupo. Luego de la obra compartimos hablando y comiendo, conectándonos, agradeciendonos de cierto modo sin palabras el momento recientemente vivido.

Continuará… habrá un cuarto encuentro con el fin de crear colectivamente la crónica de lo vivido en la parroquia de los inmigrantes

Aprendizajes sensibles

-La celeridad con que ha transcurrido la experiencia, el poco tiempo con que contamos para desarrollar la práctica sumado al desafío que implica el trabajo grupal son algunas sensaciones que hemos compartido entre quienes participamos en este proceso. Personalmente, siento algo así como un defasaje. La experiencia se hace intensiva. Después de la vivencia hay que encontrar las palabras que quepan en la pauta que proponen las docentes..

-Me sentí un ser falto de empatía cuando escuché la situación problema que contaban los migrantes, una contradicción entre lejos y cerca. Recién hoy supe que República Dominicana, es un país fronterizo con Haití y que Sierra Leona está en el sur este de Africa. Sentí verguenza por no saber. ¿Acaso eso no lo aprendimos en la escuela? La sensibilización llegó hasta el hueso, poniendo el cuerpo, en su lugar, comprendí las ganas de viajar hasta sentirme de ningún sitio.

Mirando hacia adelante

Por lo que hemos discutido con el grupo creemos que en este grupo, dada la situación y las experiencias vividas. Creemos que proponer ejercicios típicos de Teatro del Oprimido no es la mejor idea. Ya que, ellos de por sí, cada sabado ya están ejerciendo estas técnicas. Y dadas las conexiones sentidas con el grupo creemos que lo mejor sería preparar nuestras reflexiones de todos estos momentos vividos con ellos y compartirlas. Demostrarles cómo su trabajo sirve y concientiza a los que llega, como pudimos aprender de ellos y de su esfuerzo, como ellos hicieron un impacto en nuestras vidas y en la de otros. La idea es crear un momento de intercambio, diálogo y reflexión. Donde podamos mirar hacia adelante, juntos, aunque sea desde lugares diferentes.