El consumo de tabaco, fundamentalmente en forma de cigarrillos

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La activación del SNS implica que la atención, la respuesta ante situaciones de estrés y la concentración se vea beneficiada, esto debido a la liberación de la norepinefrina (noradrenalina) la cual estimula el SNS para situaciones de lucha y alerta

(Cirilo, Llombart y Tamargo, 2003, pp. 213).

La epinefrina (Adrenalina), según NIDA (Instituto Nacional de Abuso de Drogas), se libera de inmediato la persona haya consumido tabaco, la adrenalina estimulará el cuerpo y causará un incremento en la presión sanguínea, respiración y el ritmo cardíaco.

La dopamina, como dice Fernandez (2003), es la molécula de la recompensa, la cual activa un efecto placentero en el organismo. Y cuando esta llega a niveles altos se anuncia una posible adicción.

La vasopresina, dice el Centro colaborador de La Administración Nacional de Medicamentos, alimentos y Tecnología (2013), tendría un efecto positivo en la memoria (los cuales aún no se han confirmado en alguna investigación correlacional), aunque también posee efectos antidiuréticos.

A pesar de los efectos positivos que implica la nicotina, se debe precisar las consecuencias, inmediatas también

Como consecuencia de lo anterior se produce un volumen de eyección cardíaca, de la contractilidad, de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial media. De promedio incrementa frecuencia cardíaca entre 10 y 20 latidos por minuto, y la presión arterial entre 5 y 10 mmHg (milímetro de mercurio), ya que contrae los vasos sanguíneos. También puede incrementar la sudoración y acompañarse de náuseas y diarrea por sus efectos sobre el Sistema nervioso Central. Además, la nicotina tiene otros efectos sobre el Sistema nervioso Central entre los que destacan temblores, las convulsiones, y un estado de euforia, o por el contrario, de relajación excesiva ante situaciones estresantes.

(Ruiz y Fuente, 2012)

Cadmio

“Dicho metal es vaporizado en el humo producido durante la combustión del tabaco” (Madeddu R. 2015 pp. 10)

Madeddu R. (2015) explica que exposiciones en bajas dosis del cadmio al parecer resultan ser nocivas, y la hipertensión en humanos no está bien definida y en animales experimentados sí está confirmado.

- EFECTOS PSICOLÓGICOS.

La adicción a los productos derivados del tabaco es la más extendida. Su aceptación cultural considera a su consumo en primer lugar como una fuente de placer y en segundo como un simple vicio o mala costumbre. Se ha determinado que los cigarrillos y otros productos de tabaco, tales como cigarros puros, tabaco para pipa, son adictivos y que la nicotina es la droga del tabaco causante de adicción. Además, se sabe que el tabaquismo es un importante causal de accidentes cardíacos y cerebrovasculares, y ocupa los primeros lugares entre los factores que provocan cáncer. A pesar de ello, millones de personas lo consumen en sus diversas formas.

Los principales elementos inhalados son monóxido de carbono y nicotina. El monóxido de carbono producido por la combustión del tabaco desplaza el oxígeno de la hemoglobina, lo cual reduce la disponibilidad de oxígeno en los tejidos. Además, el humo del cigarrillo contiene cerca de una docena de gases y alquitrán. El alquitrán de un cigarrillo, que varía entre 7 y 15 mg, expone al usuario a una alta tasa de cáncer de pulmón, enfisema y afecciones bronquiales. El monóxido de carbono del humo aumenta la posibilidad de enfermedades cardiovasculares. La nicotina provoca una de las adicciones más potentes, desarrollando en el fumador un conjunto de signos y síntomas denominado síndrome nicotínico. A mayor cantidad de signos o síntomas presentes, mayor porcentaje de posibilidades de estar frente a un adicto nicotinómano.

La mujer que fuma suele tener una menopausia precoz. La que fuma cigarrillos y también toma anticonceptivos orales tienen mayor propensión a padecer de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Las embarazadas que fuman corren grave riesgo de tener niños con problemas tales como bajo peso, inmadurez, trastornos de conducta y otros. Estudios hechos en EE.UU. En un grupo de madres e hijas han encontrado también que si la madre fuma durante el embarazo hay mayor probabilidad que las hijas fumen y persistan en fumar.

Los estudios de conducta en adolescentes explican cómo las influencias sociales, por ejemplo observar a adultos y compañeros fumando, influyen en la decisión del adolescente de comenzar a fumar cigarrillos o no. También ha mostrado que los adolescentes suelen ser resistentes a muchos tipos de mensajes en contra del tabaco. (Infodrogas.org, 2017)

- MITOS Y REALIDADES

Fumar es un hábito y, a menudo, una adicción debe ser entendida como un proceso que habitualmente comienza entre los 12 y los 14 años, es decir, bastante antes de tener la capacidad psicológica y legal para decidir. Por ende, no solo adolescentes sino también la mayoría de adultos no son conscientes de las realidades que trae consigo su consumo. Trataremos a continuación los mitos y realidades que se originan a raíz de este.

Uno de los mitos más comunes que se generan, es que el fumar un cigarrillo relaja y alivia el estrés. La realidad es que el tabaco no tiene propiedades relajantes puesto que es un estimulante. La aparente sensación de “alivio” que se siente al fumar un cigarrillo se debe a la supresión de los síntomas de abstinencia producidos por la falta de nicotina en el cerebro. De esta forma, cuando nuestro cuerpo nota su falta en el organismo, nos ponemos nerviosos, y la ansiedad aumenta hasta que volvemos a fumar otro cigarro.

El segundo mito arraiga que el cigarro no es tan dañino como la mayoría lo indica e incluso exagera a esto se le responde como se muestra en “The cigarette papers” el humo del tabaco tiene más de 4.500 sustancias toxicas, las más conocidas y peligrosas son el monóxido de carbono, la nicotina y los alquitranes. El monóxido de carbono es el mismo gas que emana de los escapes de los automotores y reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Glantz, S. A., & Forbes, E. R. (1996). The cigarette papers (Vol. 17). Berkeley: University of California Press. Glantz, S. A., & Forbes, E. R. (1996). The cigarette papers (Vol. 17). Berkeley: University of California Press.

El tercer mito es muy bien conocido indicando que el tabaco no genera dependencia como cualquier otra droga. Resultando falso ya que la nicotina es tan