El político y el científico Max Weber
Enviado por Jillian • 27 de Febrero de 2018 • 1.126 Palabras (5 Páginas) • 469 Visitas
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Ahora pasamos al interés científico. En su discurso, La ciencia como profesión, se enmienda a atacar el concepto tradicional de ciencia. Criticó el hecho de que se entendiera que la ciencia podía “proveer valores para la acción”, o sea, que la ciencia podía decir que cosa era deseable hacer, que no se debía hacer, y qué merecía mayor importancia y relevancia. La ciencia, implica cierto conocimiento de los fenómenos del mundo en cuanto tales, de lo que son e indica que medios son los apropiados para llegar al fin correcto. Su fundamento es que “la ciencia sólo explica la lógica de funcionamiento del mundo, pero nunca su sentido, pues en ningún caso puede responder si los hechos que estudia son valiosos o no, si vale la pena que exista o no, si es deseable que surjan, perduren o desaparezcan”.
La finalidad de la ciencia es ofrecer la parte práctica que permite orientar nuestro comportamiento práctico de acuerdo a lo que la experiencia científica ofrece. Nos proporciona métodos para pensar, instrumentos y disciplina para llevarlo a cabo. Nos ofrece claridad, para conocer con precisión qué medios son más prácticos para llegar a determinado fin.
Ahora, se conoce más argumento para precisar el ser y deber ser. Puesto que se presenta una fuerte necesidad por resaltar sus diferencias. El político se encarga de escoger uno entre muchos valores y fines, de desarrollar, de orientar sus acciones para lograr el cumplimiento de ese valor y asumir la responsabilidad por las consecuencias que puedan venir aparejadas al cumplimiento de ese valor; el científico, se encarga de describir un valor, más se las verá imposible para distinguir entre si es bueno o malo, conveniente o inconveniente. Por tanto un sujeto no puede ser ambos.
El político debe caracterizarse por el apasionamiento por la causa que emprendió, mientras que el científico tendrá pasión por el desapasionamiento, porque debe ser neutral ante cualquier valuación, para “ser capara de soportar la lucha irreconocible de los contrarios, sin por ello descomponer psicológicamente y quedarse así por debajo de lo que la madurez y la honestidad intelectual exigen”.
A pesar de que han pasado muchos años de la publicación de este libro, aún no existe una distinción precisa entre el político y el politólogo, más que nada para el enfoque en sus tareas. Aún se cree que por estudiar ciencias políticas, se accederá fácilmente al poder. Tal ignorancia es despreciable, las actividades de uno y otro son muy distintas.
Para ser político no se necesita de ningún estudio, puesto que su labor por lo menos aquí en México no es reflexivo, científico, sistemático o metódico, solo necesita convencer a las personas. Y una vez en el poder no vuelve a necesitar de ellas.
Luz Andrea Morales Molina
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