Environmental Education in the Perspective of Local Development

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En la búsqueda de alternativas, al modelo Neoli- beral-Globalizador, se ha visualizado el desarrollo local como una estrategia que permite, por un lado, que sean los propios actores, de un determinado territorio quienes asuman la orientación del desa- rrollo, que se reconozcan con el derecho y las ha- bilidades para tomar las decisiones sobre su desti- no, y por otro, que el desarrollo depende del mejor aprovechamiento del conjunto de los diversos re- cursos con que cuenta un determinado territorio, sean estos naturales, institucionales, culturales, etc. (Vázquez, 2009:124), (Arocena, 2001:35).

Un aspecto a considerar, en esta perspectiva del

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Año 0 No.1[pic 7]

desarrollo local, es que el territorio se concibe como una construcción sociohistórica, misma que hace posible que la dimensión natural adquiera un carác- ter social, y por lo tanto se despoje de su condición, no sólo ajena, sino incluso contraria o prescindible al ser humano. Esta concepción del territorio es crucial, porque cuestiona el concepto de desarrollo que predomina, el cual se finca en una supuesta autonomía entre sociedad y naturaleza. Supuesto que, desde luego, ha redituado enormes ganancias al capital, ya que en el proceso de producción que lo sostiene, ha omitido pagar los costos reales de la explotación, conservación y restauración de los recursos naturales que utiliza, muchos de ellos no renovables, como el petróleo, minas de cobre, de carbón, etc., y de muchos otros recursos renova- bles (agua, flora y fauna), pero que debido a la in- tensidad con que han sido usados, se han converti- do, de hecho, en no renovables. Así, esta lógica de producción, depredadora, ha llegado al extremo, de poner en riesgo la sobrevivencia de la vida humana y del planeta en su conjunto, (Galafassi, 2009).

En el marco de esta situación la Educación Ambien- tal debe jugar un papel central, al menos en dos sentidos. 1) Como proceso de toma de conciencia de la situación de emergencia en que se encuen- tra la humanidad, por la disociación de la relación Naturaleza-Sociedad; y 2) Como vía para avanzar en la crítica al modelo global de desarrollo actual y simultáneamente para la formulación de modelos alternativos de desarrollo y sociedad a nivel local.

Teniendo en cuenta tales propósitos, la Educación Ambiental resulta ser una potente estrategia para formular alternativas de desarrollo con perspectiva local, ya que puede crear, en los habitantes, de todas las edades, conciencia de la situación actual de crisis, y la importancia de restaurar el vínculo Sociedad-Naturaleza, al tiempo de cuestionar el proceso de producción actual de riqueza y su in- equitativa distribución, factores que explican, entre otros problemas, el Cambio Climático, cuyos efec- tos se concretizan en territorios específicos, con el fin de articular propuestas alternativas que contem- plen no sólo la utilización adecuada y racional de los Bienes Naturales y Sociales, de un territorio es- pecífico, sino también la cultura de sus habitantes, esto es, los valores, y conductas propias, colectiva- mente elaboradas y sancionadas.

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De esta manera los grupos sociales, auto-identifi- cados, socio-históricamente, no sólo con sus insti- tuciones, sino también con su Medio Ambiente, es- tarán en capacidad de asumir el proceso productivo y la distribución de la riqueza generada por este, con plena conciencia de la importancia vital de in- corporar en sus decisiones y acciones criterios que garanticen el mayor equilibro posible con la natura- leza, y propósitos de justicia para el conjunto social del cual forman parte. El respeto a la naturaleza, y la búsqueda de la justicia social en espacios loca- les, en esta situación de crisis ambiental y social, se convierten en metas impostergables a condición de evitar una catástrofe de proporciones globales e irreversibles.

Asimismo, el vínculo entre Educación Ambiental y Desarrollo Local puede ser la estrategia a seguir para contrarrestar los peligrosos desequilibrios a los que se ha llegado en el ámbito natural, y las inaceptables inequidades, y niveles de desorden social que hoy se presentan a nivel global. La Edu- cación Ambiental en las aulas y más allá de ellas, puede generar valores y pautas de conducta en los actores locales que les permitan contrarrestar las expectativas voraces de las empresas nacionales y trasnacionales, y la complacencia de gobiernos na- cionales y locales, en las que se ha fundado la glo- balización del capitalismo en las últimas décadas y anteponer el estilo de buena vida por el american way of life o estadounización cultural, (Piqueras,

1997:99).

Esta orientación de la educación ambiental, por tanto, debe conformar el marco de referencia de las acciones emprendidas en pro del medio natural, así como de sus evaluaciones, especialmente relacio- nadas con la educación, a fin de evitar omisiones, pero también un sinnúmero de acciones intrascen- dentes, y en cambio fomentar aquellas tendientes al logro de los propósitos de concientización y ac- ción alternativas a nivel local.

En el caso del estado de Michoacán, localizado en el centro occidente de México, el desarrollo de la Educación Ambiental, con perspectiva concientiza- dora y transformadora, es un asunto crucial debido a la aguda problemática socioambiental que pre- senta, conformada por una situación de pobreza extendida, un flujo migratorio permanente hacia los

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Revista Mexicana Sobre Desarrollo Local[pic 8]

Estados Unidos, inseguridad y violencia, estanca- miento productivo, además de la disputa, contami- nación y pérdida de los recursos naturales, que es insostenible.

La población de Michoacán se estimó en el año

2010 en 4’467,045 habitantes, distribuidos en 113 municipios, por lo que ocupa el 9º lugar de las 32 entidades del total nacional, y abarca el 2.99% del territorio del país, con sus 58, 667 hectáreas. La condición de pobreza que priva entre sus habitan- tes es muy alta, (54.7%), según estimaciones para el año 2012, es decir, prácticamente 6 de cada diez personas, vive en pobreza, así Michoacán se en- cuentra entre los diez estados del país con porcen- tajes superiores o iguales al 50%, y por arriba de la media nacional de 45.5%. En tanto