INDÍGENAS Y VIH, UN RIESGO POR RESOLVER

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Un aspecto adicional y grave de la situación de las etnias guajiras, es el poco respeto a los derechos humanos de las mujeres y, en especial, los reproductivos y del libre desarrollo de la personalidad de sus mujeres. Los wayuu formalmente se organizan como una sociedad matrilineal, donde las mujeres dirigen a la familia; pero, ello solo es una figura antropológica, pues en la práctica, sufren abusos sexuales. Para nada es raro ver en los hospitales y clínicas del departamento parturientas de 9, 10 y 11 años. Aunque la Constitución Política de Colombia les confiere un fuero para dirimir y aplicar justicia dentro de sus límites culturales, ella misma dispone que ciertos delitos (como el de acceso carnal en menor de 14 años) deban ser juzgados por los tribunales alijunas.

En suma, se puede ver que las etnias asentadas en La Guajira y allende sus fronteras, son grupos humanos altamente vulnerables en lo político, social y sanitario. Los programas gubernamentales en estos rubros no han dado los resultados esperados, que sin entrar en el análisis de la corrupción que desvía recursos o de la falta de idoneidad de los funcionares, lo cierto es que se ha propiciado una la mala aplicación de las directrices de salud y alimentarias, principalmente.

Por ende, se necesita una inmediata y vigorosa respuesta de los organismos internacionales, que coadyuven en la solución de los peligros inminentes para las etnias de La Guajira, antes que se llegue a nivel críticos irrecuperables de hambrunas, enfermedades y de violencia por los recursos básicos de agua y alimentos. En especial, se trata de personas que están al margen de los proyectos sociales nacionales y que, en consecuencia, requieren atención inmediata para VIH/SIDA, tuberculosis, diarreas, neumonías y desnutrición, entre otras patologías.

Estas políticas de ayuda deberán estar enmarcadas, sino ya en los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados en el 2000, por la inminencia de la fecha para ser alcanzados (2015), sí en la protección de las poblaciones vulnerables del mundo. Las necesidades de las etnias guajiras caben en la reducción de la pobreza extrema y el hambre, propiciar que los niños por igual completen su educación primaria, la igualdad entre géneros, morigerar la mortalidad infantil, mejorar los indicadores de la mortalidad materna, combatir el VIH/SIDA, fomentar la cultura de un medio ambiente sustentable y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Finalmente, no obstante que los wayuus consideran que sus enfermedades no son meramente naturales, sino que obedecen a influencias malignas de los Wanulú (la enfermedad) y de Yoluja (espíritu del mal), lo sensato es conciliar los saberes tradicionales y los occidentales. Así todos podrían tener “una segunda oportunidad sobre la Tierra”.

Nota: Los datos sobre población han sido tomados del DANE, Censo Ampliado, 2005/