Igualdad de género y empoderamiento de la mujer.

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La mujer de hoy en día ha cambiado totalmente su manera de pensar y, consigo, la manera como la ve la sociedad, logrando colocarse en un puesto similar (no igual) al de los hombres. Pero esto no porque se han creado las condiciones propicias para lograr igualdad, sino porque ella misma ha peleado hasta el cansancio para ganar este lugar y a pesar de que se ha creído que las mujeres luchamos por ser mayores que los hombres cuando, la misma definición de feminismo según la RAE, establece que tenemos un solo propósito, igualdad.

En mi opinión, la responsabilidad cae en nosotros como sociedad. ¿Por qué en nosotros, si somos los afectados? Porque a pesar de las evidentes pruebas hemos decidido seguir viviendo en ignorancia, los hombres tal vez por conveniencia, las mujeres por miedo. Nos culpo como sociedad porque no hemos sido capaces de unirnos, sin diferencias, simplemente como seres humanos para afrontar esta situación que cada día es más grave y solamente nos percatamos de eso con las trágicos avisos de desgracias que suceden y que cada día vemos en los noticieros. Permitimos violencia física y verbal, ultrajes y maltratos a la mujer sin decir una palabra y eso, nos convierte en agravantes de algo que aunque parece simple, es un delito. Mientras sigamos permitiendo que insignificancias como el color, la raza, y en este caso el sexo de una persona sigan determinando su posición en la sociedad, estaremos formando generaciones mediocres, a las que les hará falta el factor de la inclusión y no discriminación que claramente establecen los Derechos Humanos, sin darnos cuenta de que mientras más inclusiva es una sociedad, más oportunidades tiene de desarrollarse correctamente en todos los ámbitos y obtener así mejor calidad de vida para los que la conforman.

Es totalmente injusto que la identidad biología de una persona defina si será útil para la sociedad o no. Pero es aun más injusto que esa persona no esté dispuesta a luchar por aquello que, por derecho le corresponde. Es tiempo de que nos despojemos del miedo y las inseguridades, y empecemos a analizar si queremos, o mejor dicho, si merecemos un futuro de esta manera. No por el simple hecho de ser mujeres, sino por el hecho de ser humanas. Merecemos respeto, no maltrato y luego compasión. Merecemos el derecho de elegir, de poder pensar por nosotras mismas y no dejarnos determinar por los demás. Debemos de empezar a defender estos motivos, no solo por nosotras mismas, sino por lo que padecieron las generaciones pasadas, por lo que pasamos las presentes y para salvaguardar las generaciones futuras.

Kendry Esther Rijo Pichardo,

Dominicana.

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