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Monografia Titulo Preliminar.

Enviado por   •  7 de Marzo de 2018  •  26.832 Palabras (108 Páginas)  •  295 Visitas

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Es acción, impregnada de sentido y concepciones, pero también nutrida de puntos ciegos, imponderables e incertidumbre, pues la acción no deja de ser una hipótesis de causas y efectos basada en la experiencia, comprensión y construcción del mundo que heredamos y que nos damos.

De este modo podremos comprender que, aunque la manera de hacer política no es igual en la Grecia clásica que en nuestro país en el presente, hay en esa praxis una permanencia, un núcleo inconmovible, y es el sencillo hecho de que cuando actuamos políticamente le damos forma a lo que asumimos que es el mundo y la comunidad en la cual vivimos. En otras palabras, actuamos lo que valoramos, lo que creemos apropiado o justo; hacemos, al fin y al cabo, lo que creemos que haría cualquiera en nuestro lugar. Por ende, en ese presuponer, invocamos al otro, a la comunidad, al ethos de esa comunidad.

Actuar políticamente, actuar —a secas— implica la creencia en lo que se busca o en lo que se desea, ya que se hace política para obtener resultados, para cambiar las cosas, y se lo hace asumiendo hechos, dando por sentado cuestiones, con lo cual la certeza de los resultados disminuye a medida que la apuesta es mayor.

La incertidumbre, por lo tanto, caracteriza a la vida, y también a la política. En ese salto de fe que es actuar está lo mejor y lo peor de las personas y de la política, pues como seres que deseamos depositamos nuestros deseos en la acción. Por esta razón, entonces, una definición de política no puede ser normativa, porque el deseo y la imaginación humana no tiene límites, y la política tampoco.

Para bien y para mal. Esta es una tensión inherente al hacer política; por ello tenemos que prepararnos, intelectual y espiritualmente y, sobre todo, ser inteligentes. No se trata de una inteligencia formal, de coeficiente, o de pura intelectualidad. Nos referimos a una inteligencia sana, que se apoya en el valor de soñar y persistir, que es indispensable para construir un nosotros, para hacer de la pasión por nuestros sueños el motor de la política.

Recordemos que sentir y comprender no se oponen; son vitales e inseparables para una vida en democracia, es por ello que la inteligencia es indispensable. Tal como lo señaló Albert Camus, la historia nos demuestra que cuando se apaga esta inteligencia llega la noche de las dictaduras. Estemos, pues, a la altura de los requerimientos de nuestra lucha.

2.- La unidad de concepción como punto de partida de las praxis

En su desarrollo, toda actividad humana implica una combinatoria entre acciones y concepciones, pues la persona, ser social desde la cuna, incorpora en todo lo que hace aquello que ha adquirido por medio de la socialización.

Así, entonces, podemos decir que toda acción humana, y más aún aquellas orientadas hacia lo social, tienen incorporadas un significado, el cual ha sido construido históricamente por la sociedad que creó dichas acciones.

Por lo tanto, podemos afirmar que toda acción humana significativa es una praxis, la cual en su devenir pone en escena lo que es el mundo para el sujeto que la realiza. La noción de praxis ha recibido un amplio tratamiento en la filosofía política, sobre todo en las orientaciones marxistas, pero no es de allí de donde extraemos la noción, sino del psicoanálisis, el cual pone de relieve la dimensión ética del actuar, que, a nuestro entender, es central en la política, al orientarse su fin hacia la transformación social.

La dimensión ética implica a la vida en común; por lo tanto, en la política, equivale a la comunidad deseada, a aquello por lo cual el que milita, el que hace política, lucha en el día a día.

3.- Praxis

Una praxis es toda acción que desarrolla un ser humano que lo pone en condiciones de construir sentido y actuar en el mundo a partir de su acervo personal y cultural. Así, actuar políticamente es una praxis, ya que cuando se hace política se ordenan medios y fines en función de las concepciones y las valoraciones del actor político.

La primera implicancia que se puede derivar de ello es que la política no tiene una forma universal, ya que herramienta de transformación que es, se adapta a los fines que se busca alcanzar con ella.

No es igual la política para el liberalismo que para un proyecto popular, como tampoco lo es la concepción de la democracia, formal en el primer caso, basada en la participación, la inclusión y la igualdad en el segundo.

Siguiendo una estricta definición, praxis es “toda acción que pone al hombre en condiciones de tratar lo real (el mundo como un conglomerado de impresiones sensoriales) por lo simbólico (el acervo cultural y lingüístico del sujeto)”.

Esta definición, desarrollada por Lacan en su Seminario XI, condensa en una breve expresión la manera en la cual interactuamos con el mundo como seres provistos de lenguaje. En tal sentido podemos decir que la persona no trata con la naturaleza o las cosas en sí, sino que, a partir de la cultura y el lenguaje, posee una suerte de segunda naturaleza desde la cual construye su mundo.

4.- Punto de partida

En la noción de praxis, en consecuencia, tenemos todos los elementos para comprender la práctica política, tanto en lo que hace como en lo que la condiciona y que, en última instancia, puede marcar los límites de un proceso transformador.

Delimitar lo que hacemos al hacer política no es otra cosa que ampliar los límites de lo posible, cosa que solo es postulable en la medida en que podamos expandir las fronteras de la realidad, patria en la cual habitamos todos los que hacemos política. Pasemos, pues, a demarcar las coordenadas de la política para, de este modo, dar espacios más amplios para ese acto fundante que siempre es lo político como imaginación de una sociedad posible encarnada en la voluntad de un líder y su pueblo.

5.- La política, praxis singular

Dijimos que la política es una praxis transformadora de la realidad, y que el sentido de esta transformación depende de la fuerza que lleva adelante la práctica política, ya que no existe una política neutral; la neutralidad siempre es la máscara de algún interés que, por motivos tácticos, trata de hacer pasar el propio interés por interés colectivo.

Para desplegar totalmente la capacidad transformadora de la política debemos dar cuenta de sus partes, de lo que se hace al hacer política, pues el potencial transformador solo se encuentra en un proyecto y se articula en él. Como todo cambio social

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