Proyecto de investigación: consumo de alcohol en menores de edad
Enviado por Mikki • 6 de Noviembre de 2018 • 6.357 Palabras (26 Páginas) • 452 Visitas
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Los jóvenes al tener responsabilidad sobre sus propias decisiones de vida en su ámbito social suelen romper reglas que les habían establecido sus padres cuando dependían de ellos. Acá es cuando comienza la formación de personalidad de los adolescentes, muchas veces desean destacar sobre los demás o ser aceptado por el resto, otras veces quieren ser ellos mismos pero esto provoca el rechazo de algunos. En este punto es cuando los jóvenes comienzan a salir más en ámbitos nocturnos ya sea a bares, boliches o fiestas. Y se ven en una zona rodeados de gente bebiendo alcohol una situación diferente a la que están acostumbrados a ver esto ya que se podría decir que situaciones normales de ver el alcohol puede ser cuando familiares beben al comer o en fechas festivas pero siempre siendo un adulto. Hay muchos que se ven obligados a comenzar a beber por los amigos, otros al parecer para dejar de verse tímidos y poder socializar ya que en un estado de abstención no lo pueden lograr. Por su cuenta creen que pueden lograr controlarse o que saben cuándo parar pero al ser su primera vez no tienen noción sobre cuál va a ser la reacción de su cuerpo. Aquí hay un problema que ya no es social sino corporal y es que se podría decir que más de la mayoría de los jóvenes no saben la cantidad de riesgos que puede traer el consumo de alcohol.
2.2. Consumo de alcohol problemas de salud[5]
El consumo prolongado de alcohol aumenta la probabilidad de sangrado del esófago (el conducto que conecta la garganta con el estómago) o del estómago; inflamación y daños en el páncreas. El páncreas produce sustancias que el cuerpo necesita para funcionar bien; daño del hígado. Cuando es grave, a menudo lleva a la muerte; desnutrición, y cáncer de esófago, hígado, colon, cabeza y cuello, mamas y otras áreas.
Aunque se tenga un consumo responsable esto también puede traer problemas como hipertensión arterial.
Si una persona ya padece de hipertensión arterial, el consumo de alcohol puede hacer más difícil el control con medicamentos.
El consumo prolongado de alcohol puede llevar a hipertensión arterial, la cual luego puede provocar que el corazón se debilite y resulte agrandado; el alcohol también puede afectar la capacidad de razonamiento y juicio crítico cada vez que bebe. El consumo prolongado del alcohol daña las neuronas del cerebro, esto puede provocar un daño permanente a su memoria, a su capacidad de razonamiento y a la forma como se comporta.
Cuando el consumo daña los nervios puede causar muchos problemas, algunos de los cuales son, entumecimiento o sensación dolorosa de “hormigueo” en brazos o piernas; problemas con las erecciones en los hombres y escapes de orina o dificultad para empezar a orinar.
El consumo durante el embarazo también tiene sus problemas los cuales son causarle daño al bebe en crecimiento, se puede presentar graves defectos de nacimiento o el síndrome de alcoholismo fetal.
2.3. Los adultos responsables de los adolescentes
Teniendo en cuenta los problemas que conlleva el consumo de alcohol y sabiendo que en un menor los problemas podrían ser peor uno se pregunta, ¿Dónde están los adultos responsables? ¿Por qué permiten el consumo de alcohol en los menores? Hay veces donde la presencia del adulto está notoriamente mientras que en otras o no están o simplemente les permiten a los hijos a hacer lo que desean. En este punto se podrían tener en cuenta dos polos los cuales serían de alta permisividad y de menor permisividad.
Ahora teniendo en cuenta estos dos polos se podrá nombrar los diferentes tipos de adultos que se encuentran con respecto a este tema.
““El sobreviviente”. Se ubica en el polo de alta permisividad. Se vuelve permisivo por imposibilidad de actuar y ejercer su autoridad al estar sobrepasado por la situación crítica que atraviesa, tomando una actitud de tolerancia pasiva. Desde este contexto, el problema del consumo de alcohol en su hijo/a no se puede percibir o se percibe pero no se puede actuar en consecuencia y se vuelve un frente de conflicto irresuelto dentro de la totalidad del mundo de vida eclipsado por la situación de crisis. Para configurar este tipo ideal nos ayudó el concepto de “desubjetivación” definido por Duschatzky y Corea como “...una posición de impotencia, la percepción de no poder hacer nada diferente con lo que se presenta” (Duschatzky y Corea, 2001: 83). La denominación de este tipo ideal como “sobreviviente” cruza el concepto de desubjetivación con las características particulares que una docente entrevistada señaló como relativas a padres que son “sobrevivientes”, aquellos que se ven enfrentados a condiciones cotidianas de alienación producto del desempleo y precariedad social fundamentalmente, lo cual coloca a este tipo como más esperable dentro de los sectores medios empobrecidos. La idea de alineación que acompaña a este perfil tiende a transferir la culpa a una situación social producto de un proceso que se inscribe en lo que Castel (1996) define como “individuación negativa”, contracara del proceso de reflexividad en tanto es la consecuencia negativa de la individualización y losprocesos de autonomía individual frente al declive institucional en general y en particular del marco regulador y contenedor del Estado.
“El cómplice”: Supone una alta y activa permisividad que se asocia con un doble propósito -aunque no necesariamente se da en simultáneo-, uno se inscribe como estrategia de acercamiento al hijo, el otro como estrategia de “ser joven” o “hacerse el joven”, en palabras de los adolescentes, que se asume dentro de una lógica cultural posmoderna que promueve la juventud como valor en sí. Dentro de este esquema de valores se promueve una idea a tono con el concepto de liquidez con que Bauman (2003) describe la sociedad actual y la subjetividad que la caracteriza: un sujeto flexible, en cambio constante, que valora el aquí y ahora desde una vida sin ataduras ni grandes compromisos y donde el consumo de alcohol adolescente se enmarca en la excesiva disposición que muestra hacia el consumo en general y a la búsqueda de emociones y nuevas sensaciones acorde con una cultura hedonista. Si en el tipo sobreviviente el sujeto padece la falta de marcos institucionales, en el tipo cómplice el individuo “saca provecho” de la autonomía e individualidad. Desde este paradigma el discurso del cómplice se instala en la desjerarquización de roles y ausencia de marcos de acción y límites como producto de la democratización familiar. Hay una negación del problema
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