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Roma. Simbolos Territorio

Enviado por   •  4 de Junio de 2018  •  23.611 Palabras (95 Páginas)  •  281 Visitas

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Clima

De acuerdo a la clasificación climática de Köppen, Roma posee un Clima mediterráneo, o sea un clima templado de las latitudes medias, con veranos calientes,29 particularmente suave en el período de la primavera y en otoño.30

Las estaciones más lluviosas son la primavera y el otoño, prevalentemente en los meses de noviembre y abril. El verano es caliente, húmedo y tendencialmente seco, mientras que el invierno es generalmente frío y lluvioso, pero con notables bajas de temperatura, y raros fenómenos nevicosos de una cierta consistencia.31 En general, el clima es frecuentemente ventilado, con una prevalencia de vientos septentrionales, como la tramontana y el grecale, y occidentales, como el maestrale, el libeccio y el ponentino, llamado así porque proviene de la zona ponente de la ciudad.

Historia: antigüedad

Roma fue fundada, según la tradición, por Rómulo y Remo, ambos amamantados por una loba, llamada Luperca, el 21 de abril de 753 a. C.34

Previo a la fundación de la ciudad, y también en forma contemporánea a ello, Italia estaba habitada por distintos pueblos: los latinos, que ocupaban la llanura entre el río Tíber y los montes Albanos; el Tíber separaba a los umbros al Sur y los etruscos al norte, al este y sureste del Lacio se encontraba la cadena Apenina que sería el dominio de pastores nómadas emparentados entre sí: los sabinos, samnitas, marsos, volscos, campanos en Nápoles, ausones y oscos. Todavía más al sur, los lucanos y bruttios.

Roma tuvo un gobierno monárquico por un período de 244 años, con soberanos inicialmente de origen latino y sabino, y posteriormente etrusco. La tradición cuenta que hubo siete reyes: su fundador Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio.35

Expulsado de la ciudad el último rey etrusco e instaurada una república oligárquica en el 509 a. C., Roma inicia un periodo que se distingue por las luchas internas entre patricios y plebeyos y continuas guerras contras los otros pueblos de la Italia antigua: etruscos, latinos, volscos y ecuos. Convertida en la población más poderosa del Lazio, Roma lleva a cabo varias guerras (contra los galos, los oscos y la colonia griega de Tarento, aliados de Pirro, rey de Epiro) que le permitieron la conquista de la Península itálica, desde la zona central hasta la Magna Grecia.36

El siglo III y el II a. C. estuvieron caracterizados por la conquista romana del Mediterráneo y del Oriente, debida a las tres guerras púnicas (264-146 a. C.) combatidas contra la ciudad de Cartago y a las tres guerras macedónicas (212-168 a. C.) contra el Reino de Macedonia. Fueron instituidas las primeras provincias romanas: Sicilia, Cerdeña, Hispania, Macedonia, Grecia (Acaia), África.37

En la segunda mitad del siglo II y del siglo I a. C. se registraron numerosas revueltas, complots, guerras civiles y dictaduras: son los siglos en los que aparece en el panorama político y social Tiberio y Cayo Graco, así como Yugurta, Cayo Mario, Lucio Cornelio Sila, Marco Emilio Lépido, Espartaco, Gneo Pompeyo, Marco Licinio Craso, Lucio Sergio Catilina, Marco Tulio Cicerón, Julio César y Augusto,38 quien, después de haber sido miembro del segundo triunvirato junto con Marco Antonio y Lépido, en 27 a. C. se convierte en princeps civitatis y le fue conferido el título de Augusto o emperador.39

Recreación de la Roma imperial.

Instituido de facto el Imperio, que alcanzará su máxima expansión en el siglo II, bajo el mandato del emperador Trajano, Roma se confirmó como el caput mundi, es decir, la capital del mundo, expresión que se le había atribuido ya en el período republicano. El territorio del imperio, en efecto, se extendía desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico,40 y desde la parte centro-septentrional de la Britannia (actual Gran Bretaña) hasta Egipto.

Los primeros siglos del Imperio, en los cuales gobernaron, además de Octavio Augusto, los emperadores de las dinastías Julio-Claudia,41 Flavia (a los que se debe la construcción del Coliseo, realmente llamado anfiteatro Flavio)42 y los Antoninos,43 estuvieron caracterizados también por la difusión de la religión cristiana, predicada en Judea por Jesucristo en la primera mitad del siglo I (bajo el mandato de Tiberio) y divulgada por sus apóstoles en gran parte del imperio.44

En el siglo III, al acabarse la dinastía de los Severos,45 comenzó la crisis del principado, a la cual seguiría un período de anarquía militar.

La Muerte de César de Vincenzo Camuccini (Museo de Capodimonte).

Cuando asciende al poder Diocleciano (284), la situación de Roma era grave: los bárbaros asediaban las fronteras desde décadas atrás, las provincias estaban gobernadas por hombres corruptos, zonas enteras de las capitales habían sido destruidas. Para gestionar mejor el imperio, Diocleciano lo divide en dos partes: él se convierte en Augusto o emperador de la parte oriental (con residencia en Nicomedia) y nombra a Maximiano Augusto o emperador de la parte occidental, desplazando la residencia imperial a Mediolanum. El imperio se divide aún más con la creación de tetrarquía: los dos Augustos, de hecho, deberán nombrar dos Césares, a quienes confiaban la parte del territorio y que se convertirían, posteriormente, en los nuevos emperadores.46

Un logro decisivo tiene lugar con Constantino, que, luego de numerosas luchas internas, centralizó nuevamente el poder y, con el edicto de Milán del año 313, permitiría la libertad de culto a los cristianos, empeñándose él mismo por darle fortaleza a la nueva religión. Hace construir diversas basílicas, consignó el poder civil sobre Roma al papa Silvestre I y fundó en la parte oriental del Imperio la nueva capital, Constantinopla,47 la actual Estambul.

El cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio gracias a un edicto emanado en el año 380 por Teodosio, quien fue el último emperador del imperio unificado: luego de su muerte, de hecho, sus hijos, Arcadio y Honorio, se dividieron el imperio. La capital del imperio romano de Occidente pasa a ser en el año 395 Milán y, poco después en el año 402 Rávena48 más fácil de defender ante el acoso visigodo.

Roma, que no jugaba ya un rol central en la administración del Imperio, fue saqueada por los visigodos comandados por Alarico (410); reconstruida y adornada profusamente con edificios sagrados construidos por los papas (con la colaboración de los emperadores),

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