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“Uniones Homosexuales y adopción de roles, ¿Resultado del Heteropatriarcado?, ¿Dominación Simbólica?”

Enviado por   •  28 de Noviembre de 2018  •  2.080 Palabras (9 Páginas)  •  306 Visitas

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Hay que tener en cuenta que tanto hombres como mujeres, independientemente de la identidad sexual que se posea, establecen todo tipo de relaciones, buenas, malas, violentas, afectivas, agresivas, manipuladoras, cariñosas, etc. Pero el hecho de vivir en una sociedad machista heteropatriarcal fundamentalmente hace que dentro de las relaciones homosexuales, tanto mujeres como hombres en el cumplimiento de roles que la sociedad impone, hace que reproduzcan un rol “masculino” dominante, frente a alguien que cumple un papel femenino heteronormativo que reproduce actitudes y conductas violentas, de manipulación y maltrato psíquicos y físicos. Se establecen relaciones en las que una persona manipula y maltrata y la otra obedece o recibe pero ambas responde al reconocimiento en cuanto al género que la sociedad les confiere., por el hecho de que a lo masculino se le confiere un estatus de superioridad, que no se le confiere a lo femenino.

Lo masculino esta socialmente construido de forma que se le otorga potestad para dominar. Si hacemos una reflexión profunda sobre la estructura social por la que nos regimos, nos daremos cuenta de las desventajas con que lo que lo femenino tiene que lidiar cada día y es que la dominación masculina implica un pensamiento que es producto de la dominación, fruto de una estructura histórica meramente masculina, por eso para entenderla, se debe partir de una objetivación del tema, planteando a la división sexual y a la diferenciación entre mujeres y hombres más allá de condiciones físicas y fisiológicas. No podemos entender a la sexualidad, tal como se nos ha internalizado, de forma binaria; porque perderíamos toda la cosmología que la sexualidad implica y que no se limita a diferenciar a hombres y mujeres por su manera de ser, actuar, vestir, hablar, etc., ya que esto supondría lo que el autor llama, violencia simbólica dentro de las relaciones sociales y lo que él considera como dominación masculina.

Esta diferenciación sexual, que se ha tomado como “normal”, desde el seno familiar, principalmente y junto con otras instituciones se han encargado de ratificar y perpetuar este principio de diferenciación sexual mediante actos o roles que cada persona dentro del núcleo social “tiene” que cumplir, porque se los ha designado como “naturales” debido a que la división entre los sexos, parece estar dentro del orden de las cosas, dejando de lado, la posibilidad. El mundo social se ha encargado de construir al cuerpo como una realidad sexuada, de ahí que nace y se naturaliza esta idea de jerarquía, hombre: “fuerte” por encima de la mujer: “débil”, diferenciación que se ha justificado anatómicamente, es decir, el órgano sexual define quien y que es lo que se debería hacer. Y es que el falo, siempre presente metafóricamente, es el signo de virilidad y masculinidad dentro de la sociedad, el falo como fecundador, “lo que da vida”, frente a un órgano de reconocimiento que recibe la acción del falo, lo que el autor denomina -el falo invertido-, funda la idea de superioridad e inferioridad, dentro del orden natural de las cosas.

Y es que, el movimiento gay formula su existencia mediante los discursos del orden de las cosas “vigente” dentro del binarismo sexual del que casi es imposible salir, por eso es que el autor afirma que los homosexuales han tenido que luchar para pasar de la invisibilidad a la visibilidad, para dejar de ser excluidos e invisibles, pero es como si de una u otra forma tendieran a volver a ser invisibles y de algún modo neutros y neutralizados por la sumisión a la forma dominante, y basta con pensar que dentro del deseo de ser aceptados, vuelven a caer en el concepto de “sostén de la familia” es perpetuar en mi opinión la dominación de un mundo meramente masculino pues se desea entrar en el orden de las cosas y conseguir el derecho a la visibilidad invisible y, con ello, a una parte mínima de los derechos normalmente reconocidos a cualquier miembro que se ajuste a una sociedad heteronormada. (Bourdieu, 1998, pág. 147). Es desde esa estructura social basada en el patriarcado imperante la que sitúa y supone ya a alguien sea el caso que fuera por encima del otro y le “potestad” para poder perpetuar dicha dominación al sentirse en una situación de superioridad, actitudes que en ocasiones son vistas de buena manera y que incluso se enfatizan para que estas sean reforzadas, por eso creo que si bien existe esta onda de dominación también aquí queda en evidencia la dominación simbólica de la que habla el autor. Las normas de masculinidad y feminidad que se nos ha impuesto y se nos ha internalizado, producen violencia.

Se debe hacer un profundo análisis y un debate que den una pauta reflexiva de las realidades violentas, machistas y de dominación que existen en las relaciones homosexuales, relaciones que se han dado gracias a la reproducción de una realidad heteropatriarcal y heteronormativa en la que vivimos. El hecho de que personas gay adopten y reproduzcan roles machistas-masculinos de dominación por sobre sus parejas, es una problemática de la que es muy difícil salir pero que merece una atención especial también.

“No creo en la violencia de género, creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad, tal y como las conocemos, producen violencia”-Beatriz Preciado

Bibliografía

Bourdieu, P. (1998). La Dominación Masculina. Paris: Anagrama.

L. Berger, P., & Thomas, L. (2005). La Construccion Social de la Realidad. Buenos Aires: Amorrortu.

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