EL PODER. LOS INCENTIVOS. LA PARTICIPACION
Enviado por monto2435 • 19 de Noviembre de 2018 • 1.080 Palabras (5 Páginas) • 379 Visitas
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Los militantes hacen funcionar la organización, son el grupo más importante de la organización su intercambio con los líderes pueden ser organizativos
Los militantes creyentes y arribistas luchan por la consecución de los fines oficiales. Suministran la principal masa de maniobra de los juegos entre las facciones, constituyen a menudo la base humana de decisiones representan en cualquier caso un área de turbulencia y son los futuros líderes del partido.
Los incentivos selectivos de que disfruta el "arribista" devienen de desigualdades internas de las siguientes fuentes:
Carácter técnico-organizativo / división interna del trabajo.
Problemas de control organizativo sobre los procesos de diferenciación interna (carácter político).
1.- Existe una presión a aumentar las diferenciaciones internas. Cuando más compleja y diferenciada es la jerarquía, más numerosas son las remuneraciones que pueden distribuirse.
2.- El aumento de los puestos de responsabilidad desigualmente retribuidos desde el punto de vista simbólico conduce, antes o después, a la "devaluación" de la retribución. Si los puestos de responsabilidad en los distintos niveles terminan por ser demasiados y pierden su carácter de "bien escaso", se produce para los militantes, la utilidad marginal de cada nuevo puesto creado.
3.- Una distribución diferenciada de incentivos selectivos de status ligada a un sistema jerárquico, implica que los puestos superiores sean mejor recompensados simbólicamente que los inferiores.
Esta tercera consecuencia plantea a muchos partidos un dilema constante ligado a la escasez de activismo de base. Por una parte, la diferenciación jerárquica de status es necesaria para hacer funcionar a la organización. Por otra parte, en la diferenciación jerárquica va implícita una devaluación de los niveles inferiores.
El carácter en todo caso "MIXTO" de los incentivos de que depende la participación de cada actor organizativo se manifiesta además en el hecho de que, superado un cierto umbral de la jerarquía del partido la militancia deja de ser recompensada sólo en términos materiales. Más allá de un cierto umbral jerárquico, la militancia se convierte en una actividad, a tiempo completo, profesional, recompensada directa o indirectamente.
Los procesos de distribución de los incentivos colectivos y selectivos contribuyen a explicar cómo se forman y se alimentan:
Las lealtades organizativas del electorado fiel de los afiliados o de los militantes creyentes de los intereses organizativos desarrollados por los militantes arribistas. La existencia de lealtades explica el hecho de que en los partidos, en general, lo que suele darse en un proceso de sustitución de los fines y no una verdadera articulación.
La existencia de lealtades explica el hecho de que en los partidos, en general, lo que suele darse en un proceso de articulación de los fines y una verdadera sustitución. Y al contrario la existe de aquellos intereses explica que un partido sea un “sistema natural”.
En cuanto al intercambio desigual es necesario que los incentivos organizativos sean difíciles de sustituir. Así los líderes aseguran el dominio de las áreas de incertidumbre en una relación vertical con los seguidores.
Cuanto menores sean las posibilidades que los seguidores tienen de conseguir beneficios equiparables a las remuneraciones distribuidas por los líderes, tanto más desequilibrado resultará el juego del poder vertical, en favor de éstos.
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