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Platon. De la biografía de Platón poseemos detalles contados

Enviado por   •  19 de Febrero de 2018  •  10.124 Palabras (41 Páginas)  •  292 Visitas

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OBRAS

En cuanto a su obra, la cual se conserva casi totalmente, podemos afirmar que constituye el punto capital de la filosofía griega y la filosofía en general. De un altísimo valor literario, es también de accesible comprensión; además aportó un lenguaje riquísimo para la Historia de la Filosofía, pues hay términos típicamente filosóficos que se empiezan a usar a partir de Platón y que antes no tenían cabida.

El estilo que emplea es el diálogo, logrando un movimiento y agilidad que no tienen al estatismo propio del monólogo o de la exposición filosófica. Platón maneja el diálogo con enorme habilidad, pues produce la impresión de no saber lo que quiere decir y de que a medida que desarrolla el tema, se le van ocurriendo las cosas, cuando en realidad es evidente que tiene una idea ya prefijada y nos dirige hacia ella. A veces se explica con tanta naturalidad que parece ir descubriendo a medida que escribe. Hasta el día de hoy ha logrado engañar en este sentido, pues hay autores que aseguran que Platón iba encontrando sus ideas según las escribía.

Otro prodigio de su diálogo es que, de tanto en tanto y cada vez que conviene -puesto que es algo aparentemente móvil y espontáneo-, permite a Platón echar marcha atrás, recopilar tres o cuatro de los argumentos más importantes que han surgido a través del diálogo, y con estos argumentos llegar a una conclusión. Esto mismo sería pesado y monótono si se diese en una exposición filosófica.

Por otra parte, utiliza a Sócrates como personaje fundamental, haciendo que sus interlocutores planteen todas las objeciones posibles al tema. Estos contrincantes hacen siempre de inquisidores, de curiosos, y no sólo interrogan, sino que objetan duramente. Tal permite a Sócrates ir resolviendo todas las dificultades y dejar todavía más asentada su teoría.

Es casi imposible rebatir las teorías platónicas. Hay filósofos que lo han intentado y se han quedado a mitad de camino; lo más que pueden decir es que no están de acuerdo o a veces ampliar un tema; pero alejándose de la postulación platónica, se llega a un absurdo. Recordemos al respecto los teoremas que se demuestran por el absurdo: hay argumentaciones por las que se llega a una conclusión sin sentido por contradecir la tesis, lo que demuestra que la tesis es verdad.

Sus obras comprenden diálogos de su juventud: la Apología de Sócrates, el Critón, el Eutifrón; obras de madurez: Protágoras, Gorgias, Eutidemo -todas estas sobre los sofistas-; obras de la vejez: el Fedón (sobre la inmortalidad del alma), EL Banquete (sobre el amor), el Fedro (sobre la belleza y la teoría del alma), la República (sobre el Estado y la Justicia).

DOCTRINA

Las Ideas

El mundo de las ideas es lo que todos los filósofos coinciden llamar «el gran descubrimiento» de Platón. Pero debemos tener en cuenta algo importante: Platón va a desarrollar una doctrina iniciática de manera racional y comprensible, con todos los medios que tiene a su alcance; y cuando esos medios se le acaban, recurre al mito. O sea, él explica hasta donde puede, y cuando ya no puede - al llegar a determinadas ideas que no se deben divulgar- recurre al mito, presentando con una relación simbólica algo que el alma capta, aunque no la razón. De tal forma, recordemos que estamos ante un iniciado, no simplemente un filósofo.

Por lo tanto, no es que Platón descubra las ideas, sino que al iniciarse, entró en contacto con ese mundo cuya realidad ha tratado de plasmar en forma accesible dentro de sus Diálogos.

Platón se va a enfrentar con ese viejo problema que ya se arrastraba desde Parménides: como hacer compatible el ente que es uno, inmóvil y eterno, con las cosas que son múltiples, variables, perecederas. Platón -igual que hicieron otros filósofos anteriores -se lanza a la búsqueda del ser de las cosas, a la búsqueda de su realidad ultérrima; y advierte que las cosas son cáscaras que no representan una realidad absoluta. Va a encontrar que las cosas son y no son; o lo que es lo mismo, no son plena y verdaderamente. El ejemplo clásico que suelen emplear casi todos los historiadores es que si nos encontramos ante una hoja de papel blanco, esto que llamamos blanco no es absolutamente blanco, pues tiene una mezcla de otros colores y por lo tanto es «casi blanco»; si además analizásemos la forma de la hoja veríamos que no es absolutamente rectangular: tendría algunos errores en sus medidas que la haría «casi rectangular». Esta hoja representa otro problema: no existía hace 50 años y probablemente no va a existir dentro de 50 años. Todo esto hace deducir a Platón que las cosas son y no son; o sea, no son plenamente, verdaderamente.

Ahora bien, si la hoja de papel es casi blanca, le estamos negando absoluta blancura en comparación con otra cosa que es blanca totalmente. Si decimos que algo no es totalmente blanco es que tenemos implícita la idea de otra cosa que sí es totalmente blanca. El «ser casi» de las cosas en nuestro mundo circundante requiere la existencia de algo que es verdaderamente y que no es cosa alguna, sino que está fuera y más allá de todas las cosas concretas. A este ser verdadero, distinto de todas las cosas, es a lo que Platón llama Idea.

Siguiendo la línea socrática, Platón pretende conocer qué son las cosas, busca definiciones. Platón inicia su filosofía a partir de este punto concreto definir, buscar la esencia de las cosas. Mas para definir, es necesario predicar; por ejemplo: los caballos son animales, o el hombre es un animal racional. Esto es una definición que requiere que la primera parte (caballos, hombre) sea algo fijo, real y permanente; en una palabra, una identidad consigo misma. Si siguiendo nuestro ejemplo decimos que un caballo es negro, estamos poniendo un adjetivo a la realidad caballo, pero no ponemos en duda su existencia. Estas definiciones parten del supuesto de la identidad y permanencia de los entes.

Sin embargo, Platón descubre que esto no es así. Si queremos decir algo del caballo, el caballo genérico, vemos que hay muchos y que no son permanentes, porque no estuvieron antes ni estarán después. EL caballo perfecto, el arquetipo que puede servir para dar una definición de caballo, no existe en el mundo fenomenal. Luego podemos concluir que necesitamos algo arquetípico y perfecto, que no se mueva, para poderlo definir, pero eso sólo existe en el mundo de las Ideas.

Platón llega a decir que cuando intentamos definir, «casi» definimos unas «casi» propiedades de unas «casi» cosas. Concibiendo este problema, va a desentenderse de lo concreto para

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