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Crónica de un mundo nuevo.

Enviado por   •  14 de Febrero de 2018  •  3.713 Palabras (15 Páginas)  •  501 Visitas

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Al acercarnos grite en voz alta “HOLA!”, para que también reconocieran mi presencia y al oírme inmediatamente se escuchó una voz de alerta - estamos armadas! - indico la mujer a lo que respondí – no queremos hacerles daño! – y temerosamente la mujer se asomó por la puerta, me pidió que aleje al perro.

Luego de conversar con Celina, ese era su nombre, se presentaron también Lucas de 6 años e hijo de Celina, David de 8; a él Celina y Lucas lo habían recogido al segundo día de la gran DESAPARICION, y Nayla de 16 años, que se había sumado al grupo hacia solo un día.

Corto fue el tiempo de presentación, pero después de contarles mi situación, y la de mi grupo, y nuestro plan, enseguida aceptaron venir con nosotros. Celina consideró que era más seguro para ella y esos niños permanecer en un grupo con un plan armado.

Día 12. La llegada al nuevo mundo. Eran las 11 am cuando después de seleccionar cual sería nuestro nuevo centro urbano, por ahora compuesto por 5 casas vecinas entre sí, una donde viviría Celina, David, Lucas y Nayla, y otra para cada uno de nosotros; y una 5ta que cumpliría las veces de centro de reuniones.

Día 13. Cada cual desayuno en su casa y seguidamente nos reunimos en el centro urbano para proyectar como proseguiríamos en lo inmediato.

Lo primero fue identificar las necesidades, al momento los alimentos abundaban, o por lo menos los enlatados, pero sabíamos que nos las íbamos a tener que ingeniar de alguna manera para conseguir frutas, verduras y hortalizas, lo mismo con la carne y los frutos de granja; por lo que la primera tarea fue enviar a registrar todas las casas cercanas y recolectar todo el alimento enlatado que se pudiera hallar, tarea que fue asignada a Nayla que acompañada por los niños y por Igor en caso de alguna amenaza. Lo segundo en importancia era cercar el perímetro de nuestra nueva “Ciudad”, el cual nos permitiera cerrar el paso a cualquier eventualidad, ya sea el ataque de animales desesperados por el hambre o de algún otro ser humano que quisiera hacerse de nuestras reservas o peor, infringir violencia sobre cualquiera de nosotros. Para esta tarea nos asignamos Guido y Yo, que enseguida recolectamos maderas, alambre de tejido y cualquier otro objeto que fuimos recolectando y así armamos una muralla improvisada que nos llevó todo el día armar, y que iríamos mejorando con el transcurso de los días. Noelia se ofreció a salir en su bicicleta a explorar las cercanías en busca de animales de granja, medicamentos, o signos de presencia humana en los alrededores. Y por su parte Celina, quien no olvidemos llevaba un embarazo de 4 meses, se ocupó de la organización de la despensa, preparó las comidas y limpio los terrenos vacíos de pastizales, preparándolos para ser destinados a próximos cultivos.

Día 22. Los días transcurrieron sin más alteraciones, de a poco nuestra ciudadela fue tomando forma, el botín de la recolección de conservas se hacía cada vez más pequeño, los animales que pudieron liberarse de sus corrales y cercos, habían tomado el gusto de la libertad y eran difíciles de alcanzar, el muro improvisado ya contaba con maderas apuntaladas, algunos autos que fuimos empujando y una puerta que pudimos construir con reja, caños y unas bisagras, de buena ayuda nos sirvió el conocimiento de Guido, quien había recibido su título de maestro mayor de obra en la escuela secundaria. Y se podía identificar un mínimo orden dentro de nuestro espacio gracias al trabajo de Celina que había organizado y delimitado cada espacio para su uso, el sector de reuniones, el de cocina, el de lavado, el higiénico (no contábamos con agua corriente, ni gas, menos luz eléctrica), uno de juego para los niños y el más importante, la huerta que ya tenía forma y semillas de tomates, zapallo, lechuga, frutillas, durazno, berenjena y remolacha, que Noelia encontró en una escuela Rural cercana.

Esa tarde en una recorrida que hicimos con Noelia, cada día nos alejábamos un poco más con la esperanza de hallar alguna vaca, caballo, gallina o cerdo, u otro ser humano, y fue entonces oímos el relinchar de unos caballos detrás de un alto muro, en aquel lugar nos encontramos con la más grata sorpresa que hayamos tenido en días; dos caballos amarrados a un poste, una cerda con sus 6 crías y un ternero, era evidente que estos animales pertenecían a alguien, permanecimos en silencio escondidos detrás de unas enormes cajas de madera esperando a que hiciera su aparición esta persona. En este caso se trataba de tres hombres de mediana edad y dos mujeres más entradas en años, Ricardo uno de los hombres, era corpulento, no muy alto, pero de muy mal genio y bastante agresivo, esto lo pudimos notar por las suplicas de una de las mujeres que no para de pedirle por favor que no la golpee más; esto nos alteró los nervios y nos paralizo el miedo, otro de los hombres sometía y amarraba las manos del tercero. No entendíamos muy bien el conflicto pero claramente Ricardo y El Negro estaban alcoholizados, dejamos que la situación siguiera su curso y que resuelvan ellos sus problemas, pero a las 2hs aproximadamente de permanecer en la fábrica Ricardo cansado de pegarle a la pobre mujer se quedó dormido, y El Negro había ido a la puerta de entrada a tomar aire, fue en ese momento que con Noelia ayudamos a esas personas a huir de ahí. Al llegar a San Sebastián decidimos que debíamos hacer guardias en caso de que nos hubiesen seguido, y Guido se encargó del primer turno.

Día 23. Todavía alterados por la situación, nos suplicaron que los dejemos quedarse con nosotros y luego de conversarlo entre Celina, Guido, Noelia, Nayla, Guido y yo, todos accedimos a la petición. Así fue como ahora nuestra Sociedad tenía 10 integrantes, uno en camino y un perro.

Día 26. Tres días habían pasado de la llegada de Federico, Susana y Cristina, enseguida ellos se adaptaron a nuestras reglas, les fueron asignadas tareas como al resto del grupo y la convivencia era bastante pacifica, todos intentábamos poner lo mejor de sí y colaborar por el bien del grupo.

Fue entonces que Noelia propuso una idea, apropiarnos de los animales de aquellos individuos, y estábamos dispuestos a todo por conseguirlo.

Fue ese día que los hombres más Noelia, nos pusimos en campaña, llevamos unos fierros en caso de que la cosa se ponga difícil y uno de los carros del supermercado para poner a los pequeños lechones, el resto de los animales irían atados unos a otros guiados por los ladridos de Igor para que no aminorizaran la marcha. Y así fue, el plan salió a la perfección, Ricardo se había puesto extremadamente agresivo pero entre los tres lo pudimos reducir,

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