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San Agustín de Hipona: desde la retórica hasta el cristianismo

Enviado por   •  4 de Marzo de 2018  •  1.322 Palabras (6 Páginas)  •  387 Visitas

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San Agustín cambia el concepto neoplatónico de emanación por el bíblico de creación, pero la interpretación de la creación la hace mediante doctrinas platónicas: Dios creó al mundo de la nada, tomando como modelo sus propias ideas (la mente divina es, por tanto, el mundo inteligible de Platón).

Para San Agustín la ley adopta diversas formas dependiendo de donde provenga:

1) La Ley Eterna: proviene directamente de Dios, es inaccesible al conocimiento de todo ser, solo indirectamente podrá ser conocida por los humanos.

2) La Ley Natural: Los seres irracionales la cumplen movidos por la necesidad, no tienen capacidad de razonar. Los seres humanos pueden diferenciar entre el bien el mal por su capacidad de razonar, capacidad que se encuentra inmersa en nuestra alma por la ley eterna. La ley eterna está en la mente divina y la ley natural en la mente humana.

3) La Ley Temporal: es una manifestación del derecho positivo. Tiene como base la ley eterna y a ella deben ajustarse todas las acciones humanas. Toda ley humana es ley en cuanto se deriva de la ley natural, no hay una ley injusta porque si es injusta no es ley. La ley humana como manifestación del derecho se ve desde un punto de vista moral y jurídico.

La justicia: Para San Agustín tiene un doble significado: es una virtud moral y es además el principio definitorio del derecho. La justicia es Dios; la justicia auténtica sólo puede nacer de la voluntad de Dios, y ella está presente en la ley eterna. Es la perfección del hombre, es el criterio que regula la conducta de los individuos en sus relaciones mutuas, el núcleo esencial del concepto de pueblo y de Estado. Para que haya derecho tiene que haber justicia; la justicia es la base del derecho, el derecho la base del pueblo, y el pueblo la base del Estado, de donde se deduce que el fundamento del Estado es la justicia.

Conclusión

La filosofía de San Agustín se basa en el principio de la fe. Establece que la fe es el presupuesto básico del conocimiento filosófico y de todo conocimiento verdadero. La fe y la razón tienen una misma finalidad, que es conocer la verdad, indispensable para la salvación del alma. El hombre busca alcanzar la verdad para llegar a la felicidad, y buscar la felicidad es la única causa y el único fin de la filosofía. La religión y la filosofía son dos medios de que dispone el hombre para lograr su bien; y ambas tienen un mismo fin: la sabiduría, que es verdad y, por tanto, felicidad.

Agustín, a través de un gran cúmulo de experiencias, se dedicó a buscar la verdad, concluyendo que la única verdad es Dios, sólo Dios es verdad, de Dios procede el conocimiento de la verdad, y para comprender lo que Dios nos revela debemos creer en él con fe.

Se puede decir que mientras San Agustín adaptó el pensamiento platónico al dogma cristiano, Santo Tomás de Aquino concilió las obras de Aristóteles con las enseñanzas de la Iglesia.

Bibliografía

Agustín, San. (1998). Confesiones. Prólogo, traducción y notas de Pedro Rodríguez de Santidrián. Alianza Editorial. Madrid. España.

Anoz, José. (1996). Pensando con San Agustín. Federación Agustiniana Española. Madrid. España.

Campelo, Moisés María. (1995). San Agustín, un maestro de espiritualidad. Valladolid.

Garrido Zaragoza, Juan José. (1991). San Agustín: breve introducción a su pensamiento. Valencia: Facultad de Teología. España

Uña Juárez, Agustín. (1994). San Agustín (354-430). Ediciones del Orto. Madrid. España.

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