CHAPLIN Y EL CINE CONVERTIDO EN LAGRIMAS

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Queda claro que Calvero no es más que la recreación del propio Charlot el vagabundo, basta con realizar un detenido análisis con los carteles y fotos que adornan el hogar del payaso. Con Calvero afirmamos lo que tuvo que vivir Charles Chaplin en el momento que dejó de ser Charlot y el cine sonoro hizo su aparición, la cantidad de aplausos ya no son los mismo, ni la misma masa de gente acude a ver sus películas. Tal es la situación que tiene que vivir Calvero en el momento que vuelve a subir al escenario pero en este caso optando por un seudónimo, para no tachar el nombre con el que aplico por años.

“El tiempo es un gran autor, siempre escribe el final perfecto”. Esta frase tan maravillosa e imborrable es una de tantas que se presentan en los diálogos de Candilejas. Su estructura permite la descripción de la vida de artistas y diálogos alternados de alegría y tristeza. Respecto a la dirección y puesta en escena se destacan las secuencias de dramatismo con situaciones cómicas aunque las cómicas queden en segundo plano. Respecto en la escena en que Thereza está a punto de salir al escenario sufre de nuevo el shock de parálisis mental el cual desaparece tras la bofeteada que le da Calvero dando oportunidad para dar a florecer el talento que posee la joven sobre el escenario. Estas y otras son secuencias dramáticas encadenas con actuaciones imprescindibles para describir a los protagonistas y demostrar su fortaleza sobre el medio.

La secuencia final es enriquecida con emoción, sin lugar a dudas parte de una calidad inimaginable, en esta escena se logra unir dos genios cómicos del cine mudo. El gran final protagonizado por Charles Chaplin y Buster Keaton, quienes ofrecen una divertida, a la vez que nostálgica, representación muda. Este fin no solo pone fin a esta divertida historia sino que entierra al personaje del vagabundo y con nuestros propios ojos dejamos de ver a Calvero para ver al propio Charlot, quien cae en los brazos de la muerte entre bambalinas mientras ante él la joven bailarina sigue entreteniendo al público. “La vejez da paso a la juventud”. “El espectáculo continúa aunque ahora riamos menos”.

“Candilejas” no fue bien recibida en Estados Unidos, y en muchos países ni siquiera se vio hasta pasados casi veinte años. En 1973, un año después de que Chaplin recibiera el Oscar honorífico, le fue concedido el Premio a Mejor Música por la composición para la película.