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ANÁLISIS CONSTRUCTIVO DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

Enviado por   •  14 de Mayo de 2019  •  Trabajos  •  5.418 Palabras (22 Páginas)  •  472 Visitas

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4. ANÁLISIS CONSTRUCTIVO Y MATERIAL

Para la construcción de la mezquita los materiales más usados  son fundamentalmente el ladrillo, la mampostería, el yeso y la madera pero es imprescindible tener en cuenta que gran parte de las técnicas constructivas y materiales empleados proceden de edificios visigodos y romanos sobre todo en las primeras intervenciones de la mezquita. Se reaprovecharon materiales y tipologías de la Iglesia de San Vicente, así como otros materiales traídos de otras construcciones preislámicas, y es más que probable que la gran ciudad romana de Itálica fuera una de las canteras más inmediatas de la Mezquita de Córdoba, ya que muchos de los capiteles romanos que podemos ver en esta gran mezquita se tienen como procedente de dicho lugar. Posteriormente para la construcción de la catedral podemos decir que reaprovecharon tanto materiales como elementos constructivos ya  existentes, pues se dispuso en el interior de la mezquita. Respecto a su construcción es importante tener en cuenta que cuando se decidió construir la catedral y situarla en el centro de la antigua mezquita lo primero que se planteó fue la demolición. Existen dos hipótesis de cómo se llevó a cabo, una sostiene que se llevó a cabo una demolición parcial de las estructuras precedentes de manera global mientras que la segunda opinión radica en ir construyendo a medida que se demolía, para no dejar todo a la intemperie y apear las estructuras existentes con las nuevas.

Cimentación. En la mezquita primitiva las arquerías del oratorio se cimentaron mediante plintos y basas de las propias columnas. En la intervención de Adb al-Rahmán II se dotó a las nuevas arquerías de una cimentación         compuesta         de         muros         corridos longitudinales sobre sillares labrados, trabados. Se rellenaron con tierra y piedras sueltas los espacios huecos delimitados por los muros de cimentación y se apisonó el relleno hasta conseguir un firme seguro al suelo. La cimentación de los muros de cerramiento se realizó mediante sillares colocados a hueso, similares a los que se usaron para levantar los muros. Estos sillares se colocaban sobre una capa de piedra y argamasa.  

Muros. Los muros de cerramiento de la mezquita y de la quibla siguen las pautas de construcción visigoda, de clara herencia romana y por ello puede tenerse como una forma hispanorromana, aunque otros la han calificado como siriorromana. Es un muro sobrio de algo más de un metro de espesor (2 codos), no mucha altura y se apareja según hiladas alternadas de sojas y tizones. Se levanta sobre grandes sillares (la dimensión media es 1,10 x 0,48 m² en su tabla, y 0,53 m de altura de hilada) cuidadosamente labrados, escuadrados, aristados y sin más resaltos que unos serios contrafuertes, propios de la construcción mesopotámica, que más que refuerzos parecían pequeñas torres, distanciadas entre sí unos 20 metros. Fueron construidos en piedra caliza local. Una caliza floja de marcado tono pajizo amarillento. Quedaron aparejados, como ya se ha mencionado “a soga y tizón” (presentaban alternativamente, en cada hilada, un largo mayor y otro menor) y asentados por su tabla y tomados con mortero de cal. En el año 954 hubo que  recalzar y reforzar, mediante contrafuertes, el muro de la fachada del patio de la Gran Mezquita, que había girado hacia el exterior con clara manifestación de vuelco como consecuencia lógica del empuje del último arco de una arquería finita y sin contrafuerte final, y de ampliar el patio de la misma.  

Los muros de la catedral son de sillería normalmente con la piedra labrada y tallada. El aparejo es regular de sillería realizada a soga y a tizón. Se le adosaron contrafuertes con el fin de poder crear huecos en los muros para tener iluminación.  

Arquerías de doble altura. Las arquerías se disponen perpenpendiculares a la quibla, con doce intercolumnios cada una, teniendo doble altura. Fueron creadas con material de acarreo tomado de edificios romanos y visigodos, con la finalidad de alcanzar una altura considerable. El sistema constructivo consiste en la superposición de dos soportes: una columna abajo sobre las que apoya un pilar arriba y dos arcos. Se construyen de un aparejo singular, probablemente, tomado de las del acueducto emeritense de Los Milagros. En dicho aparejo se anternan dovelas pétreas de piedra caliza con otras de iguales proporciones conformadas de ladrillos rojos presentados a sardinel. Estas arquerías quedaron unidas transversalmente mediante arcos de medio punto. En la intervención de Almanzor no se alterna el material en las dovelas sino que toda es de piedra caliza y se produce alternancia cromática al estar pintadas de almagra las rojas. Por tanto, la alternancia en los arcos es sólo cromática y no de materiales.  

  • Arcos         inferiores.         Son arcos de herradura, siguiendo         la         tradición         hispano-visigoda, seguramente tardorromana. El radio interior de este arco es menor que el del arco superior, dejando paso de esta manera, al pilar que se alza en prolongación con la columna.   
  • Arcos superiores. Son arcos de medio punto y se sitúan en la coronación de los pilares. Una moldura lisa localizada sobre la línea de imposta de estos arcos superiores permite que aún pueda ampliarse más la profundidad de sus intradoses.  

En este contexto la Mezquita se entiende como un sistema formado por muros-acueducto que se producen perpendicularmente a la quibla y son responsables de la experiencia espacial. La única dirección perceptible sería entonces la perpendicular a la quibla. El intradós de estas bandas de muro es de gran profundidad ya que albergan en su interior el canal de evacuación de aguas de la cubierta. Estos dos principios: muro-acueducto de arcadas superpuestas y arcos de herradura con dovelas de colores, se repetirán en todas las ampliaciones de la Mezquita y serán la base de la arquitectura califal posterior. 

  • Pilares. Se situán encima de las columnas y son de planta rectangular tomando la mayor dimensión de su sección en la dirección perpendicular al plano de la arquería, estando rematado en su parte inferior por el saledizo que crea los modillones de rollos.
  • Columnas. Son columnas completas con basa, fuste y capitel. Lon capiteles son visigodos, romanos y bizantinos. Además poseen cimacios  sobre los que descansan los arcos bajos. El pilar y los modillones cargan sobre el cimacio y transmiten su peso al capitel y fuste, que utiliza como cimiento la propia basa mas o menos soterrada, en función de la altura total de la columna.  

En la intervención Abd al-Rahmán II, en la sala del sálat solo se utilizaron las columnas de mármol alternando el color rojo y el negro, en la nave central se colocaron justo delante del mihrab dos columnas estriadas de mármol blanco. Además se adornaron con capiteles de las columnas del último tramo de las arcadas que terminan justo delante de la pared de la quibla. Es la primera vez que junto a los capiteles romanos y visigóticos antes mencionados aparecen capiteles islámicos, conocidos como capitel “emiral”. 

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