Actividad Integradora Etapa 3 El precio de la realidad”

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Cuatro meses pasaron de aquel recuerdo triste que vivía en la memoria del joven de veintiún años, sintiendo su mundo colapsar, desaparecer ante él y sentir que no podría hacer nada para arreglar sus errores, por ello, se encontraba en frente de ese puente, dispuesto a terminar con su vida de una vez por todas, sin embargo, antes de tomar cualquier decisión precipitada, escuchó la voz de una mujer.

-Hijo, cariño, ¿Qué haces aquí? Pensé que ya estabas en casa -le dijo una señora, aproximadamente de más de sesenta años.

Él la miró extrañado -¿Disculpe?

-Cariño, estoy perdida, llévame a casa ¿sí? No encuentro a tu padre por ningún lado, y me dijo que me esperaría, pero no, me dejó a mi suerte.

Manuel le sonrió a la señora, misma que se encontraba un tanto molesta por la situación en la que se encontraba; aceptando su mano, aún confundido, aunque dispuesto a ayudarla -Claro, solo dígame donde es.

Ambos se dirigieron a un claro, alejándose del puente, él esperando ver a algún familiar de su acompañante, puesto que no paraba de decirle > como si fuese algo de ella. Quizá solo este confundida, pensó Manuel.

Andando un par de minutos, un hombre reconoció a su madre, acompañada de un hombre desconocido -¡Mamá! -se acercó a pasos acelerados a la mujer mayor -Mamá, te dije que me esperarás en lo que tiraba una botella a la basura -Gerardo, nombre del hombre, abrazó a su progenitora fuertemente, haciendo que el agarre entre Manuel y ella se esfumara.

-Te dije, te dije ¡Bha! Te me adelantaste, Gerardo, pero mira, Raúl me encontró y me ayudó, ¿verdad, mi cielo? -no comprendía bien a lo que se refería, sin embargo, asintió con la cabeza.

Los tres caminaron dirección a la casa del hombre, la cual compartía con su madre. Ella sufría de Alzheimer, causa por lo que confundió a Manuel con un nieto que ya no vivía en la ciudad; según le explicó Gerardo. Esa tarde fue de gran apoyo para el muchacho, ya que, en la misma, aquel amable hombre que le recordaba tanto a su padrastro, dijo lo siguiente: “Te agradezco haber estado con mi madre, créeme, en este mundo en el que vivimos, uno ya no sabe quién es bueno y quién no, pero agradezco que una persona buena como tú la haya encontrado antes de que se alejara más… Me dirás misa sobre ser un ciudadano irresponsable y demás, sin embargo, se ve que eres buen chico, no lo dudo. Y si tú lo haces, sólo debes demostrarte que lo eres…”

Demostrarse lo que es, eso será lo que hará. Con aquella mentalidad, poco a poco se fue alejando del mundo del alcohol, luego del tabaco, y por último, de las drogas; no fue fácil, tuvo sus recaídas, sus momentos de creer en serio ya no poder con más, no obstante, jamás dejó de luchar y ahora, dos años después de aquel día en que conoció a Gerardo y su madre, casi ocho años de haber dejado su casa, hoy se encontraba frente a la misma, como un hombre nuevo, uno que no necesita de ninguna sustancia dañina para mantenerse bien, uno que continúo sus estudios, obteniendo como recompensa un buen trabajo en una reconocida empresa, logrando así, tener una buena condición económica.

Cuando se disponía a tocar el timbre, la puerta se abrió, revelando a una joven mujer de cabellos castaños, quien lo veía confundida -¿Diga?

No necesitaba saber su nombre para poder identificarla -¿Valeria? -su pregunta la tomó por sorpresa, sin embargo, al ver sus ojos, ella también identifico al hombre frente que tenía a menos de un metro de distancia.

-¿Manuel? -él se acercó unos pasos, asintiendo con la cabeza, para segundos después, envolver a su hermana menor en un fuerte abrazo.

Poco a poco el resto de la familia fue llegando y apreciando el cuadro, empezando con la hija menor, la mayor y al final sus padres, para luego formar parte del mismo, en medio de un llanto de felicidad.

-Perdónenme -musitó Manuel, en medio del abrazo familiar -Sé que no debí tratarlos así, sé que he causado mucho daño hacia nosotros con mi decisión… Por favor, denme una segunda oportunidad, permítanme volver a ser parte nuestra familia y les aseguro que no fallaré - Valeria y Diana abrazaban fuertemente a su hermano mayor mientras lloraban lágrimas de alegría, para Alicia y Roberto no fue más que una muestra de que todo estaría bien nuevamente, que no habrá más problemas, que ya la tristeza no se posará nuevamente en su hogar, que… Que todo mejoraría a partir de ese momento.

Y así fue.

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Análisis literario

Cuento: “El precio de la realidad”

Tema: Arrepentimiento

Tiempo: Dentro de la historia, pasan diecisiete años, casi dieciocho

Ambiente: Área céntrica de la ciudad (Hogar con su familia, casa con Federico, hogar de Gerardo y su madre y núcleo familiar)

Historia: el cuento nos narra la vida de un chico llamado Manuel, empezando desde que él era un niño; siendo influenciado por su padre biológico a la edad de siete años, comienza a ser grosero con el esposo de su madre, pensando en que, si Roberto no estuviese en su familia, lo más seguro es que Federico, Alicia y él serían una. Pasa el tiempo y, a la edad de dieciséis años, el protagonista abandona sus estudios, para estar con Federico, sin importarle la opinión de nadie, la reacción de su madre ni la de sus hermanas. Ya en el clímax, vemos que su padre decide contarle que todo lo del pasado es mentira, estando en su lecho de muerte; Manuel piensa ya no tener salvación luego de su muerte, entrando en consciencia de todo lo que ha echado a perder por obra de sus malas decisiones, piensa que suicidarse es la mejor manera para aliviar todo dolor, sin embargo, al conocer a una mujer y un hombre (madre e hijo), quienes lo hacen entrar en razón sin ellos saberlo, él decide abandonar su oscuro mundo, alejándose de toda adicción insana posible. Al final, Manuel regresa a su casa, buscando y consiguiendo el perdón de sus seres queridos (sus hermanas, su madre y padrastro)

Trama: todo comienza debido al rencor y deseo de venganza del padre de Manuel, sin importarle las consecuencias que pueden afectar a su pequeño hijo, haciendo así que él comience a despreciar a Roberto (quien siempre lo