Al final del atardecer.
Enviado por Kate • 4 de Mayo de 2018 • 1.381 Palabras (6 Páginas) • 357 Visitas
...
Hago un gran esfuerzo para detener mis pensamientos, a ciencia cierta de que ninguno de ellos me está haciendo sentir bien. Me levanto de la cama esta vez por mi propia voluntad y decido ir a buscar algo de comer, porque si no lo hago juraría que podría comerme un oso entero sin importar el gran amor que le tengo a los animales. Salgo de mi habitación arrastrando las pantuflas, bajo las escaleras y me quedo asombrada cuando miro el reloj de péndulo y marcan las 9 menos 15 minutos. Llego a la cocina dispuesta a servirme un gran tazón de Zucaritas. Llevo una cuchara de cereal a mi boca cuando Sofía llega con su cara de pocos amigos.
-¡Eso no es un buen desayuno! –Exclama mientras se sienta frente a mí. –Si te hubieras levanto temprano te habría preparado un desayuno nutritivo. –Mamá soñaba con ser una nutricionista. –Ese cereal no contiene las vitaminas y minerales que tu cuerpo necesita, deberías probar la Granola que hace tu papa; esa si te aprovecha más.
-Para la próxima. –Miento, sabe muy bien que no me gusta para nada. -¿Por qué estas de mal humor? –Pregunto mientras continuo comiendo mi cereal.
-¡No estoy de mal humor! –Se mira sus uñas pintadas de un azul metalizado. –Bueno si, solo un poco. –Suspira y no espera a que termine del todo mi cereal, porque sin darme cuenta ella ya se encuentra lavando el plato. –Me da mucha frustración e indignación que los padres no colaboren con el proceso de sus hijos, te explicaría mejor de que estoy hablando pero hace poco sacaron una ley sobre la confidencialidad de los pacientes. –La miro mal.
-¿Y yo a quién se lo voy a contar?
-El mundo es un pañuelo Any.
-¡Soy Saray! –Exclamo, no mentiría si dijera que desde que somos pequeños mamá suele confundirnos, no sé pero pareciera que ese fuese un don que poseyeran los padres que tienen más de un hijo.
Suena el teléfono de casa y Sofía abandona la cocina haciendo una mueca de fastidio, no pierdo la oportunidad para refugiarme nuevamente en mi habitación. Decido hacer una limpieza, sacando papeles, ropa, viejos obsequios que no recordaba si quieran que existieran. Opto por regalar algunas de las cosas que hace mucho tiempo no utilizo. Me siento con nostalgia al encontrar entre mis pocas pertenencias mi libro favorito orgullo y prejuicio de Jane Austen y me prometo a mí misma releerlo en el transcurso del día. Orgullo y prejuicio fue un regalo de papá al cumplir 16, había quedado tan encantada con su película que estuve hablando de ella durante meses, podría haber descargado el libro en PDF pero sabía que si lo hacía no llegaría a sentirme para nada contenta. Durante mis 16 y gran parte de los 17 soñaba con encontrar un hombre que se pareciera asa fuese un poco a Sr Darcy. Cuando termino de organizar mi habitación vuelvo a releerlo y nuevamente logro sentirme identificada con Elizabeth Benet siento tan orgullo y creyendo ser inteligente pero me siento envidiosa de que ella si tenga suerte y sobre todo un papá que la apoya y la adora.
...