Análisis de las características corporales y orgánicas en las edades
Enviado por monto2435 • 19 de Abril de 2018 • 5.769 Palabras (24 Páginas) • 639 Visitas
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Al mismo tiempo, deben continuarse los programas de acondicionamiento de las cualidades físicas iniciados en el segundo ciclo, pues esto ayudará notablemente a que los púberes no presenten problemas en su formación física. Esos sólo aparecen cuando el niño no ha tenido una correcta educación física escolar; por el contrario, los que realizan asiduamente actividades físicas ven mejorado su rendimiento orgánico, debido al incremento notable de la fuerza muscular, la resistencia y la flexibilidad, dentro del contexto de un amplio desarrollo psicomotor.
En las niñas, el período que transcurre hasta los quince años es el más rico para estimular las capacidades motoras y lograr una definitiva conformación orgánica y corporal como base de un posible rendimiento elevado en la esfera del deporte u otras actividades físicas, o simplemente, de una vida cotidiana saludable.
Análisis de las características intelectuales y psicomotrices en las diferentes edades[3].
Período de nueve y diez años.
Etapa muy particular en la evolución del hombre, pues con ella finaliza la infancia, consolidándose el proceso que ha permitido la integración del yo en su faz esencial y la inserción en el mundo.
Si se caracterizó el período de seis a ocho años con la palabra transición, a éste puede asignársele el término equilibrio. Todas las funciones orgánicas, perceptivas, intelectivas, emocionales y motoras alcanzan una madurez particular, que se refleja a los diez años en una gran armonía psicofísica.
La inteligencia se desarrolla en su posibilidad de comprensión de fenómenos complejos captándolos intuitivamente, a lo cual se apareja una mayor capacidad de análisis de causas y efectos. Tal vez, la nota más distintiva de este período en el plano intelectivo está dada por la elaboración, en la cual lo más importante es el proceso que realiza el pensamiento para llegar a un objetivo y no tanto el resultado en sí mismo. Esta característica está señalando el apogeo de la etapa operatoria y nos muestra los primeros indicios de los procesos de abstracción que llegarán con la adolescencia.
Esto tiene su resonancia indudable en al plano de lo psicomotor, pues se puede observar un buen ajuste en la motricidad hacia los diez años, junto con una capacidad notablemente aumentada de aprendizaje motor, merced de la posibilidad de analizar las secuencias de movimiento, los aspectos técnicos relevantes y las mejores formas de lograr la adquisición de una destreza.
- A los nueve años:
Se acentúa en el niño una tendencia hacia la independencia respecto del adulto. Ya no necesita tanto de la conducción o la sugerencia de tareas a las que puede dedicarse. Gesell, señala al respecto que en esta edad aparece la auto-motivación como factor distintivo y junto a ella una persistencia notable para alcanzar lo que se propone. A diferencia de las etapas anteriores, mas intuitivas, la planificación de lo que se va a ejecutar y la discriminación de los elementos de la situación con la cual se enfrenta, nos dan la pauta de un proceso diferente para la adquisición de habilidades.
Su percepción de notas espacio temporales y fundamentalmente de los objetos en movimiento desplazándose (otros niños, la pelota, etc.) con velocidades y puntos de salida o llegada cambiantes, se ha enriquecido notablemente por lo que se puede encarar con éxito el aprendizaje de deportes con pelota. Sin embargo, aún no es capaz de establecer más de dos o tres relaciones espacio-temporales simultáneas, por lo que los aspectos tácticos de conjunto son difícilmente comprendidos y ejecutados. Además, puede aparecer cierto egoísmo – propio de una etapa de afirmación de la individualidad – en relación con sus compañeros.
El desarrollo próximo-distal está llegando a su mejor expresión por lo que el dominio segmentario es notable; domina la digitación y todo tipo de movimientos finos con sus pies y manos, aprendiendo habilidades con diferentes tipos y tamaños de pelotas u otros elementos.
- A los diez años:
Se arriba al mejor perfil psicomotor alcanzable por maduración en la infancia. Las posibilidades coordinativas alcanzan un buen nivel, reflejadas en una gran facilidad para moverse con exactitud, velocidad óptima y resultado exitoso.
El niño alcanza un equilibrio particular entre su fuerza, resistencia, flexibilidad, estatura, peso y desarrollo sensomotor, junto con una acentuada capacidad de aprendizaje. Lógicamente, estas cualidades pueden no surgir en plenitud si el niño no ha realizado experiencias psicomotrices correspondientes a los años anteriores o si orgánicamente se encuentra en un estado fuera de lo normal (obesidad o en contrapartida, hipo-alimentación).
Las condiciones mencionadas permiten la realización de secuencias de movimiento encadenadas, pero aún, las disociaciones sutiles que rompen las direcciones frontales no son asimiladas a la estructura general.
A partir de este momento, la evolución de los varones y las mujeres comienza a diferenciarse y las actividades físicas, en consecuencia, marchan por caminos distintos en algunos aspectos. En síntesis, el segundo ciclo permite y al mismo tiempo exige una educación física con iniciación en aspectos técnicos definidos, en relación a los deportes, los ejercicios y tareas de acondicionamiento físico o en las actividades expresivas. No es necesaria una variación temática tan rápida como en el ciclo anterior, ya que los niños son capaces de entender los procesos a mediano o largo plazo para aprender destrezas y persistir en los temas hasta lograr niveles satisfactorios de habilidad, aunque siempre debe existir una dinámica de clase intensa.
Período de once y doce años:
Nuevamente nos encontramos con un período de transición, ya que el niño comienza a dar paso al adolescente. Más lento en los varones y mucho más rápido y definido en las mujeres, el empujón de la adolescencia (…) comienza a manifestarse.
A nivel intelectual, se producen al mismo tiempo cambios importantes: por un lado, el pensamiento lógico concreto se encuentra en pleno desarrollo, resolviendo problemas complejos y dando paso paulatinamente a los primeros indicios de abstracción, o sea al abandono de los elementos concretos que hasta ese momento eran indispensables para poder operar, por los esquemas de pensamiento y la elaboración de variables a nivel exclusivamente mental. Esta posibilidad de desentenderse en cierto modo de la realidad permite la transición
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