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Análisis: el paso de la narración y explicación a la argumentación (4 carillas como máximo)

Enviado por   •  20 de Diciembre de 2018  •  2.440 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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Dentro del proceso enseñanza-aprendizaje un aspecto importante es la evaluación parte inseparable de la actuación docente, ya que lo que sucede en las aulas, es la propia intervención pedagógica.

[3]Silvia Gvirtz, y Mariano Palamidessi (1998) estos autores describen en su libro que “La evaluación no es la preocupación central de la tarea escolar, es un momento y de un recurso para controlar, corregir y potenciar el trabajo de los docentes y de los alumnos. Una buena evaluación no busca culpabilizar a nadie, ni al alumno ni al docente.”

Como decentes conocemos distintas formas de evaluar y a estas formas de evaluar las concebimos de diferente manera, el libro ABC de este capítulo la denominada como la práctica que no se restringe solamente en el ámbito educativo. Estamos inmersos en un continuo proceso de evaluación, ya que vivimos evaluando y siendo evaluados. Estamos acostumbrados a ser evaluados y por ende concebimos la vida como una evaluación; y esto nos inmersa a creer que es solo en momentos que rendimos examen.

La evaluación sirve para retroalimentar la tarea de la enseñanza; ejerce una influencia formativa que orienta a recolectar datos con el objetivo de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La organización de los tiempos y los espacios, el manejo del contenido, la dinámica particular de las relaciones de trabajo etc. son algunos tópicos que permiten el desarrollo y la organización de las prácticas educativas. Y con todo ello me refiero al currículum que nos permite guiar el accionar en la tarea escolar como son las actividades, objetivos, metas, promueven el encuentro alumno conocimiento, el currículum constituye la manera en que se expresa el contrato entre la escuela y la sociedad.

[4]Siguiendo la misma línea de los autores antes mencionados Gvirtz, y Palamidessi (1998) definen al currículum, como un modo de llevar nuestras intenciones pedagógicas, que supone un estudio de lo que sucede en las escuelas y se concreta como un proyecto que prescribe de manera flexible los principios de acción y recomendaciones sobre que enseñar, como y cuando hacerlo.

Para que estas intenciones pedagogías sean llevadas a cabo es imprescindible analizar y evaluar como función principal el sistema de enseñanza la adecuación a los propósitos fijados, incluyendo a la evaluación del currículum, del proyecto institucional y del plan o diseño del docente. Tradicionalmente los únicos evaluados eran los alumnos, hoy en día las cosas han cambiado, los maestros también son evaluados y, con ellos a todo la institución escolar.

En este sentido, la enseñanza aparece como una guía en la cual el docente debe ofrecer un sostén que luego se apartara para favorecer el aprendizaje del alumno. [5]Davini plantea algo similar, ella habla de que la enseñanza debe ser entendida, entre otras cosas, como una mediación pedagógica.

Esto significa que los docentes son mediadores entre los conocimientos y los alumnos, es decir que el docente debe mediar entre el contenido cultural que va a enseñar y las características particulares de sus alumnos y el contexto particular en el que desarrolla su actividad. También plantea que la enseñanza entendida como una práctica dirigida, requiere de autoridad pedagógica. Las docentes enseñan con la intencionalidad de provocar en los estudiantes el aprendizaje de determinados conocimiento, habilidades y saberes que se consideran importantes en la formación de los estudiantes.

Para [6]Anijovich (2009), las estrategias de enseñanza son un “conjunto de decisiones que toma el docente para orientar la enseñanza con el fin de promover el aprendizaje de sus alumnos”. Partiendo de esta definición, se entenderá como estrategias de enseñanza la secuencia lógica y coherente de actividades diseñadas por el docente, basadas en los principios constructivistas.

Me parece importante señalar que las estrategias de enseñanza que apliquemos inciden en los alumnos de diferentes formas tales como, en los contenidos que se les transmiten a los alumnos, el trabajo intelectual que estos realizan, los valores que se ponen en juego en la situación de clase, el modo de comprensión de los contenidos sociales, históricos, científicos, artísticos, culturales, entre otros.

Hoy en día no basta con hablar del “reconstructivismo” en singular, es necesario decir a qué constructivismo nos estamos refiriendo. Es decir, hace falta el contexto de origen, teorización y aplicación del mismo. En realidad, nos enfrentamos a una diversidad de posturas que pueden caracterizarse genéricamente como constructivistas, desde las cuales se indaga e interviene no sólo en el ámbito educativo.

Desde esta postura constructivista se rechaza la concepción del alumno como un mero receptor o reproductor de los saberes culturales; tampoco se acepta la idea de que el desarrollo es la simple acumulación de aprendizajes específicos.

El enfoque constructivista, sostiene que el conocimiento se produce, a partir de la interacción del sujeto con el objeto de conocimiento, por lo tanto consideramos importante captar su atención a través de actividades con cierto grado de desafió para que los estudiantes avancen en sus procesos de aprendizajes.

Diversos postulados teóricos intentan definir qué es la enseñanza, si bien no es tarea sencilla, podría afirmar que no se enseña en el vacío, sino para que se produzca un cambio en los alumnos a los que se dirige ésta. Una de las definiciones a las que hacemos alusión en este trabajo, hace mención que [7]“la enseñanza genera un andamiaje para facilitar el aprendizaje de algo que el aprendiz puede hacer si se le brinda una ayuda” Gvirtz y Palamidessi (1998). Es así que, el aprendizaje es un proceso dinámico que se produce en los esquemas mentales que ya poseen y los conocimientos mediatizados a través de la experiencia interactiva que le propicie el mediador y guía.

Tales autores plantean que si bien ya no se puede hablar de “método de enseñanza” porque se sabe que no existe un único método que se aplique a todos los sujetos y todos los contextos. Sí se puede pensar en trabajar con “estrategias de enseñanza”, las cuales implican el desarrollo y puesta en práctica de una determinada línea de conducta, al mismo tiempo que le otorgan una mayor importancia al juicio del docente.

La enseñanza es una actividad, un hacer, una práctica, de acuerdo a [8]Fenstermacher la define como una actividad en la que debe haber al menos dos personas, una de las cuales posee un conocimiento o una habilidad que la otra no posee: la primera intenta transmitir esos conocimientos o habilidades a la segunda, estableciéndose

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