Aplicación de las dimensiones de la competencia comunicativa
Enviado por karlo • 21 de Abril de 2018 • 790 Palabras (4 Páginas) • 427 Visitas
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La dimensión que está siendo afectada es que en la comunicación son las reglas normativas de cultura y el grado de relación entre los interlocutores, conocimiento del tiempo y duración de las intervenciones.
Es que son varios factores como la falta de cultura de por parte de las dos. Una es que por ser sorda tiene que leerle los labios para poderle entender lo que le está preguntando, otra es que porque su cultura no le permite destaparse la boca para que la otra chava le entienda bien lo que le está preguntando.
Otro factor es que donde están no les permite bien comunicarse es el lugar donde están por el ruido que hace el tren. Y por último sería el de el dispositivo que está usando que le ayudaría se quedara sin batería
"Cuando estaba en Gran Canaria en casa de mi amiga, su madre estaba siempre muy preocupada por mí, sobre todo por la comida, decía que comía poco y cada dos horas me daba pasteles, fruta, de todo. Al tercer día en la casa vomité después del almuerzo. Con mucha vergüenza les expliqué que la comida española tenía demasiado aceite para mí y que las salchichas, el chorizo, el salami, las aceitunas no me gustaban nada. También les dije que el pan sin mantequilla era como un coche sin gasolina, demasiado seco, muy difícil de digerir. Después de mi 'confesión' su madre estaba menos simpática y me daba poca comida. Veo que no se puede criticar la comida española." (Irlanda/F)
Aquí nos encontramos en una situación en la que el desconocimiento del contexto y probablemente un estilo comunicativo deficiente hayan contribuido a este malentendido. Hablar mal de la comida, especialmente ante alguien que la considera tan importante -como refleja la historia-, sin tener mucho tacto es aventurarse a que un simple comentario ocurrente sin mala intención -"el pan sin mantequilla es como un coche sin gasolina"- se interprete como una crítica, una falta de "respeto".
Quizás el origen de esta situación "problemática" fue el hecho de que la informante aceptara al principio todo lo que la mujer le ofrecía - seguramente con insistencia. Si la informante se negó pero no insistió en su negativa, la mujer lo consideraría una negativa de cortesía; por lo tanto, la mujer pensó que hacía lo correcto y que su inquilina estaba a gusto; de ahí que se sorprendiera y se molestara posteriormente ante su "confesión”.
Para evitar el malentendido, la informante tendría que haber insistido en su negativa inicialmente explicitando los motivos, aunque con tacto. Para ello requería un dominio del contexto (la importancia de la comida en España), de los actos de habla (la crítica como acto de habla y las estructuras lingüísticas de cortesía) y del estilo comunicativo (la importancia de la repetición y de la insistencia en la explicitación del discurso) que seguramente no había adquirido.
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