Arte y Cultura. Película “La Dama de Oro”
Enviado por John0099 • 2 de Marzo de 2018 • 11.069 Palabras (45 Páginas) • 507 Visitas
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- ¿Cómo influye la cultura chicha en la peruanidad? La concepción que se ha tenido del significante “Chicha” ha sido aquello reconocido como ordinario, vulgar, huachafo, informal, transgresor y algunos otros adjetivos peyorativos. En este sentido el ligar lo chicha con la identidad nacional podría ser leído como un acto de ataque y desvalorización de la patria, sin embargo hay que tomar en cuenta que el término “chicha” ha adquirido nuevos significados con el transcurso de los años y las transformaciones socioeconómicas de nuestra comunidad. Es así que aquello que fue tomado despectivamente ha ido, en la última década, adquiriendo valía desde diferentes percepciones. Como prueba de ello tenemos que ellos últimos años algunas de las manifestaciones chichas se han convertido en ícono de orgullo y estética de exportación en el ámbito artístico. Podemos ver a individuos de los sectores más exclusivos bailando al ritmo chicha o exposiciones de cuadros con colores estridentes en galerías internacionales de gran reconocimiento. El hecho de que lo chicha haya avanzado y ganado territorio como parte de la manifestación de la identidad nacional es un suceso algo singular que requeriría de estudio para con ello intentar encontrar una lógica que responda este fenómeno. La chicha era un elemento democratizador y hemos ignorado que lo chicha como manifestación cultura, ha sufrido un cambio en sus cimientos. Ya no es la hibridación entre lo occidental y lo andino; es hoy en día un producto del liberalismo que nos limita en la visión de la realidad nacional. La cultura chicha ayuda a crear la identidad y de por si una nación. Es ventajoso ya que logra integrar a todas las culturas del país. Hay gente que critica la cultura chicha y eso hace que nos separemos en dos grupos: aquello que la critican y aquellos que están de acuerdo que nos une.
Video “Cultura, arte e identidad peruana”
- ¿Cómo acoplar a estos artistas a la cultura chicha (Álvaro Velarde, El Raf, Cherman Quino)? Estos artistas ya son parte de la cultura chicha puesto que esta no es más que la fusión de nuestras costumbres y tradiciones. Estos artistas explotan su creatividad para mostrar más del Perú y de ellos mismos. El objetivo es que sus piezas lleguen a todos y nos den a conocer un poco más de lo que es nuestro.
- ¿Se parece a lo leído sobre los grafiteros Elliot Túpac y Leonardo Fernández? Si, la lectura resalta como estos artistas, a pesar de pertenecer a un mismo movimiento, utilizan diferentes estrategias para difundirlo. Del mismo modo ocurre con los del video, que, a su modo, muestran al mundo su identidad.
Película “El gran concierto”
El argumento se remonta a la Unión Soviética de los años 80 durante el gobierno de Brezhnev. Por razones políticas es destituido Andrei Filipov (Alexei Guskov), director de la orquesta Bolshoi de Moscú al defender músicos de origen judío. El régimen lo degrada permitiéndole seguir trabajando pero como aseador del teatro. La oportunidad de revancha para el maestro se presenta cuando por casualidad llega a sus manos una invitación enviada por fax desde París a la orquesta. Andrei decide reclutar a sus antiguos amigos y suplantar los integrantes de Bolshoi que se encuentran en periodo vacacional. Luchando contra el tiempo contacta a los veteranos ex compañeros quienes ante la perspectiva de viajar a la ciudad luz y recordar glorias pasadas aceptan gustosos.Con ironía se retrata en logrados estereotipos, la picardía innata del gitano con su habilidad instrumental, el ruso descomplicado y el judío que aprovecha cualquier oportunidad para negociar. Abundan los viejos estereotipos: rusos borrachos, gitanos ladrones, oligarcas corruptos y antiguos comunistas entusiastas. Rusos desordenados y derrochadores impuntuales, todos los gitanos cantan y bailan, los gitanos no son de fiar.
Artículo “Algo ocurrió camino a nuestra identidad, por A. Huerta Mercado”
Las críticas hacia las preferencias populares suelen preceder a los juicios despectivos, la desconfianza y la agresividad.
La cultura es todo lo que el ser humano hace, piensa y tiene siempre que sea como miembro de una sociedad. Así nos podemos entender y podemos, sobre todo, convivir y comunicarnos de manera relativamente fácil. No llega a nosotros a través de la herencia genética sino que es aprendida en procesos de socialización que nunca terminan y que pueden ser transmitidos a través de mitología o educación escolar, de cantares de gestas o programas televisivos, de padres a hijos, como de maestros a discípulos. La cultura sirve para vivir y entendernos en sociedad y un error común es clasificarla en superior o inferior, un error que ha justificado todo tipo de discriminación y violencia.
La cultura occidental acepta un amplio espectro de tonalidades y una de ellas articula a las manifestaciones que dan lugar a la denominada “cultura popular” y particularmente a una “cultura popular urbana” que en el caso de Perú por un tiempo se denominó cultura chicha (en alusión a la cumbia peruana que funcionó como banda sonora de todo un proceso social) y cuyo consumo, si bien exitoso, ha sido sumamente criticado asociándola a brutalidad e ignorancia.
¿Qué es cultura popular urbana? Para sentido de este artículo se define primero por no ser considerada de élite, le pertenece “al otro” y es usualmente mirada de forma despectiva. A su vez, es consumida por un número importante de personas y, como su nombre lo indica, goza de la llamada popularidad que genera identificación. El hecho que ocurra en la ciudad la asocia a los medios masivos y al intercambio económico y simbólico que genera comunidades de consumo.
Descartemos la idea simple que sostiene que es una cultura “promovida por el poder” para tener a las personas pasivas y distraídas. La historia reciente muestra que los medios populares pueden ser usados por el poder político (incluso se ha bautizado estos casos con el extraño nombre de “psicosociales”), pero el camino es inverso, el poder político no podría usar a la cultura popular si esta previamente no fuera aceptada y seguida. Por otro lado, la perceptiva de la manipulación maquiavélica de la cultura popular sugeriría que las personas son pasivas a lo que se les ofrece en los medios masivos. De ser esto cierto, no habría necesidad de estudios de márketing, de nuevos actores sociales en los medios de comunicación ni del constante temor al fracaso por falta de ráting.
En el siglo XXI se plantea una revalorización artística y académica de la cultura chicha de los ochenta,
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