Ayer salí hacia Tamaca

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Ayer salí hacia Tamaca caminando entre humo, gases de caucho quemado, muchachos en su gran mayoría, adultos unos tres, no eran más de cincuenta y tenían sitiado el camino, cinco sitios de quemas entre la escuela de policía y la pasarela. En la primera barricada estaba un adulto solo, medio gordo, de tez moreno porque andaba en bermudas y se le veían las piernas, su capucha era una franela marrón claro, estaba sentado en una esquina de la barricada, cansado pero con mirada de odio, con un palo en la mano y actitud amenazante, pasarlo ya era osado, temblé un poco pero seguí caminando. En el segundo de esos grupos, un joven le decía al resto de compañeros no más de diez: ¡Mañana no se colocan la misma ropa! No alcancé a oír más, estaba caminando. Ya asustada, la energía se contagia. Nunca olvidando aquella frase de Bolívar: ¡…echémonos el miedo a la espalda y avancemos! creo que dijo así, estoy nerviosa y no me permite pensar mucho. En la cuarta barricada se acercó al grupo dos muchachos, con piedras en ambas manos gritando: ¡Dónde están los chavistas!, el miedo me hizo avanzar y retarlo con la mirada, que decir, como mínimo me hubieran apedreado allí. Impotencia, sí, estos no van a entender por qué tú optas por esta ideología política. Mi preferencia serán los pobres así yo no reciba prebendas del gobierno chavista.

Entre la cuarta y quinta barricada, era para abandonar, espantarse, salir como locos, que sé yo. Ya muy cerca estaban dos buses cargando personas pero no me monte porque estos estaban dándole gasolina a los terroristas, no es justo, aparte que se pegan a un paro le dan suministros a los terroristas para que sigan ejerciendo el terror entre los ciudadanos. No, no, no, caminé hasta la autopista que llaman “El Trapiche” y allí me dieron la cola, otro mundo es posible.

Ayer salí hacia Tamaca, esta comunidad es de gente trabajadora, sí, si hay personas de tercer, cuarto nivel universitario con mejor posición económica, todos con sus casas, la mayoría de construcción propia. Hay un urbanismo, urbanizaciones. Más de 60 mil habitantes. Sometidos por unas cincuentas personas a sufrir más de lo que ya sufren en su diario vivir. No es justo. Así no van a lograr ningún cambio. No pude ver a mi amiga, ella a pesar que tenía tres días sin salir de su casa tuvo que hacerlo porque su hijo menor enfermó y se fue al hospital. Rumores ya en la noche, ¡los guarimberos mataron a una señora en la entrada a Las Veritas! Mi amiga, no llegó.

Ana Teresa Aranguren Uranga. Crónica