BIOTECNOLOGÍA ALIANZA ESTRATEGICA PARA EL DESARROLLO AGROINSIDUSTRIAL

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Es innegable que la utilización de cultivos que han sido desarrollados mediante biotecnología como el maíz y el algodón contribuyen al ahorro de agua y combustibles, así como a la reducción de CO2, permitiendo que las fronteras agrícolas se amplíen y que estos cultivos soporten los cambios climáticos o aumenten su capacidad de absorción de nutrientes, ventajas que se ven reflejadas tanto en una mayor productividad como en una mejor rentabilidad de los cultivos.

A pesar de lo anterior la biotecnología puede generar ciertos riesgos en países en desarrollo como Colombia, debido a que la falta de inversión en esta área pone en desventaja nuestros productos agrícolas de exportación que carezcan de dichas tecnologías, frente a los mismos productos que si las posean, de países desarrollados que han avanzado significativamente en estos desarrollos, haciendo que la competitividad dependa más de las tecnologías que de la capacidad de proveer los recursos naturales.

Ligado a lo anterior también puede vislumbrarse un impacto negativo en términos socio económico, debido a que el desarrollo de estos paquetes biotecnológicos en la agricultura es de alto costo y por consiguiente son las compañías multinacionales que poseen un gran músculo financiero las que poseen los derechos patrimoniales y los pequeños productores tienen limitaciones para acceder por su costo a esos desarrollos.

Un ejemplo claro de este panorama se evidencia precisamente con el algodón Bt y Roundup Ready (RR) de propiedad de Monsanto que fueron introducidos en Colombia como una alternativa para la crisis que venía atravesando el sector algodonero. Sin embargo esta tecnología además de ser costosa, no proporcionó una real solución contra las la mayoría de las plagas propias del cultivo, el porcentaje de control sobre la plaga que actúa es significativamente menor al que se ofreció en ese paquete tecnológico, surgieron nuevas plagas que no eran relevantes, lo que ocasionó mayores costos y finalmente la semilla fue menos productiva de lo esperado. A esta problemática se le suma el monopolio de la semilla, debido a que no puede ser comercializada y la producción debe comercializarse con empresas autorizadas por Monsanto.

De otro lado una pregunta que surge en medio del boom biotecnológico y de la relación entre la academia y la industria es cuanta de esa inversión realizada por las empresas es en investigación aplicada y cuanta en investigación básica. Generalmente los requerimientos de investigación de la industria es a corto plazo lo que significa que estos desarrollos tiene un tiempo de investigación entre seis (6) y veinticuatro (24) meses, por consiguiente que tan conveniente es la utilización de estas tecnologías y dejar rezagada la investigación básica que también es fundamental para alcanzar los nuevos desarrollos.

La biotecnología es una herramienta útil en el desarrollo agrícola del país y puede constituirse en un renglón importante de la economía colombiana, sobre todo si se generan alianzas estratégicas entre la academia, la empresa y el estado, inversiones económicas importantes a mediano y largo plazo, pero sobre todo con políticas claras y contundentes que protejan la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la propiedad intelectual y el desarrollo socioeconómico de las regiones, con proyecciones claras de inversión y retorno de la misma tanto en la empresa privada como en la investigación.