Breve historia de la química: Resumen capítulos 1, 2, 3.
Enviado por Mikki • 17 de Enero de 2018 • 4.428 Palabras (18 Páginas) • 5.920 Visitas
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Aristóteles aceptó esta doctrina de los cuatro elementos. Pero no consideró que los elementos fuesen las mismas sustancias que les daban nombre.
Aristóteles planteo que al combinar 2 propiedades obtendríamos un elemento: frío y calor, humedad y sequedad. Las propiedades opuestas no podían combinarse: calor y sequedad originan el fuego; calor y humedad, el aire; frío y sequedad, la tierra; frío y humedad, el agua.
Sobre este esquema avanzó todavía un paso más al afirmar que cada elemento tiene una serie de propiedades específicas innatas. Si la tierra debe caer, y el fuego subir ¿Dónde queda los cuerpos celestes? Para explicar esto supuso que los cielos debían estar formados por un quinto elemento, el éter, que Aristóteles considero eterno e incorruptible.
Esta teoría impulso el pensamiento del hombre durante dos mil años, hoy en día aún está viva en nuestro lenguaje.
Grecia: los átomos.
Había otro tema que llamaba el interés de los filósofos griegos: la divisibilidad de la materia. Al partir una roca para hacerla cada vez más pequeña ¿Llegaremos a un límite de tamaño?
El jonio Leucipo quizás fue el primero en poner en juicio la suposición que afirma que cualquier trozo de materia, por muy pequeño que sea, siempre puede ser divisible. Leucipo mantenía que finalmente una de las partículas obtenidas podía ser tan pequeña que ya no pudiera seguir dividiéndose.
Demócrito, discípulo de Leucipo, continuó con este pensamiento y llamo átomos a las partículas de menor tamaño posible. Llamo a esta doctrina Atomismo.
Demócrito supuso que los átomos de cada elemento eran de diferente tamaño y forma. Las sustancias están compuestas por una mezcla de átomos de diferentes elementos.
Para Aristóteles y muchos filósofos la idea de una partícula indivisible les resultaba paradójica, por lo tanto la rechazaron, debido a esto la teoría del Atomismo no fue muy popular por esos tiempos.
Epicuro incorporo el atomismo a su pensamiento y fue ganando muchos seguidores en los siglos siguientes. Uno de ellos fue el poeta romano Tito Lucrecio Caro. Lucrecio expuso la teoría atomista de Demócrito y Epicuro en un largo poema titulado De Rerum Natura.
El poema de Lucrecio sobrevivió íntegro, preservando los hallazgos del atomismo hasta nuestros días.
Capítulo 2
La Alejandría.
En la época de Aristóteles, Alejandro Magno de Macedonia conquistó el imperio persa. El imperio de Alejandro separó después de su muerto en 323 A.C., pero los griegos y macedonios mantuvieron el control de medio oriente durante varios siglos.
Ptolomeo, general de Alejandro, estableció un reino en Egipto, cuya capital fue Alejandría. Ptolomeo levanto un templo a las musas, que cumplía la misma función que una universidad. Junto a él se construyó la biblioteca de Alejandría.
El conocimiento químico egipcio se fusionó al griego. Algunos egipcios no estaban muy contentos, ya que estos conocimientos solo eran aplicados a embalsamientos y rituales religiosos.
Los antiguos filósofos jonios habían separado la religión de la ciencia. Esta nueva unión ralentizó los posteriores avances en el conocimiento.
Como el arte del khemeia parecía tan estrechamente relacionado con la religión, el pueblo llano tenía la creencia de que este conocimiento era algo prohibido y peligroso, por lo tanto se alejaban de sus practicantes. Este respeto o recelo popular impulsó a los practicantes de la khemeia a redactar sus escritos mediante simbolismos oscuros y misteriosos.
Aún quedan recuerdos de aquella época. La denominación del compuesto ahora llamado nitrato de plata era «cáustico lunar». Este nombre, ya en desuso, es un claro indicio de la antigua relación entre la plata y la luna.
El primer practicante de la khemeia greco-egipcia que conocemos por su nombre fue Bolos de Mandes
Bolos se dedicó a lo que se había convertido en uno de los grandes problemas de la khemeia: la transmutación de metales
La teoría de los cuatro elementos consideraba que las diferentes sustancias del universo diferían únicamente en la naturaleza de la mezcla elemental. Esta hipótesis podría ser cierta según se aceptase o no la teoría atomista, ya que los elementos podrían mezclarse como átomos o como una sustancia continúa.
Realmente parecía razonable pensar que todos los elementos eran intercambiables entre sí.
A través de los siglos muchos químicos se esforzaron honradamente en hallar el medio de producir oro. Aunque Bolos en sus escritos da aparentemente detalles o técnicas para la obtención del oro, no podemos realmente considerarlo un fraude. Es bastante probable que para los antiguos artesanos la preparación de un metal dorado fuese lo mismo que la preparación de oro.
Durante la dominación romana el arte de la khemeia entró en declive, junto con la decadencia general del conocimiento griego. Después del año 100 d. de C. es prácticamente imposible encontrar ninguna aportación nueva.
La muerte final sobrevino a causa del miedo. El emperador romano Diocleciano temía que la khemeia permitiera fabricar con éxito oro barato y hundir la tambaleante economía del imperio. . En tiempos de Zósimo ordenó destruir todos los tratados que explica el escaso número que han llegado hasta nosotros.
Otra razón es que, con el nacimiento de la Cristiandad, el «pensamiento pagano» cayó en desgracia. El museo y la biblioteca de Alejandría resultaron gravemente dañados a causa de los motines cristianos ocurridos a partir del año 400 d. de C. El arte de la khemeia, por su estrecha relación con la religión del antiguo Egipto se hizo prácticamente clandestino.
En cierta manera el pensamiento griego desapareció del mundo romano. La Cristiandad se había escindido en sectas; una de ellas era la de los nestorianos, así llamados porque sus miembros seguían las enseñanzas del monje sirio Nestorio, que vivió en el siglo v. Los cristianos ortodoxos de Constantinopla persiguieron a los nestorianos, algunos de los cuales huyeron hacia el este, hasta Persia. Allí los monarcas persas los acogieron con gran deferencia.
Los nestorianos llevaron consigo a Persia el pensamiento griego, incluyendo muchos libros de alquimia, y alcanzaron
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