COLEGIO “SANTA FE” SEMINARIO DE CONCIENCIA
Enviado por Christopher • 12 de Abril de 2018 • 2.649 Palabras (11 Páginas) • 474 Visitas
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Del mismo modo, la búsqueda de un referente masculino inexistente durante su crianza, le lleva a mantener conversaciones ficticias con el retrato de su padre.
En este ambiente casi represivo, Ramón es incapaz de manifestar libremente sus opiniones; no obstante en una ocasión, disfrazado de Eduardo Manos Tijeras, llega a sentirse liberado, a desprenderse de esa jaula que retiene sus ideas y emociones incomunicadas del mundo exterior, sin embargo la llegada de sus “ocho pechos”, vuelve a reprimir en él esa manifestación de vida, de libre existencia.
Por otra parte sus relaciones amistosas tampoco sus un gran apoyo para su autoestima. Su mejor amigo, Valentín, un tipo inteligente y con gran éxito entre las chicas, se aprovecha de su supuesta inocencia constantemente, y lo perturba llamándole “Mamón”, lo cual genera en él un gran complejo de inferioridad. A pesar de que Ramón es consciente, del abuso que su “mejor amigo” ejerce sobre él, nunca es capaz de reunir el suficiente valor para encararlo.
Sin embargo, una serie de acontecimientos fortuitos dieron lugar a drásticos cambios en la vida de Ramón.
Los incidentes se suceden a partir de la invitación dirigida a su amigo Valentín para acudir a su casa ver la película “Asesinos natos”. Sin embargo éste vuelve a demostrar su abuso hacia Ramón, llevando a la casa a su novia.
A partir de ahí, una serie de desgracias concluyen en la muerte de dos personas, un perro y dos heridos graves, y constituyen a Ramón como principal sospechoso de los hechos.
Para rescatar a éste de la opinión pública, es llevado a un internado para jóvenes con problemas.
Allí Ramón descubre la verdadera amistad, a manos de un joven llamado Aníbal, quien padece sida. Para Ramón, desarrollar su capacidad de protección, hacía alguien más débil que él, es algo total mente nueva y maravillosa. Con Aníbal no tiene que fingirse diferente a como es realmente, y esto le ayuda a superar su timidez, su complejo de inferioridad y su resignación ante una existencia que fluye independiente de él, sin que pueda hacer nada para cambiarla.
También encontrará por fin, un auténtico referente masculino, Marcelo, su abogado. Con él se siente escuchado, comprendido. Además, a diferencia de los miembros otro miembros de su familia, Marcelo no le trata como si tuviera tres años, con el se siente a gusto, no siente vergüenza.
Gracias a estas dos nuevas relaciones, Ramón siente la fuerza necesaria para romper con Valentín y su dañina amistad.
Poco a poco también llega a agradarle su estancia en el internado, pues siente que allí deja de ser un fracasado bonachón, para pasar a ser temido y respetado por la gente que le rodea; no obstante eso no evita que siga en desagusto consigo mismo, ni su deseo de ser otra persona.
Poco a poco se le revelan los secretos que le han estado aprisionándolo toda la vida, los secretos, que responden a la mayor parte de interrogantes.
Descubre de ese modo la auténtica identidad de sus progenitores, que resultan no ser otros que su hermana Gloria y su abogado Marcelo.
En el transcurso de esos meses se puede percibir un gran cambio en el protagonista, “Años luz esta de aquel Ramón Fortuna...”
Para Ramón transcurre largo tiempo desde el comienzo de la obra hasta su situación actual; pese a que realmente solo han transcurrido unos meses, la personalidad, y la percepción de la vida de Ramón han cambiado tanto que técnicamente, ha vuelto a nacer.
Tras descubrir estar verdades, Ramón decide quedarse en el internado, realizando un curso formativo y visitando ocasionalmente a su madre Gloria, a su abuela, y a su aún desconocido padre, Marcelo.
Marcelo es un hombre que se a echo así mismo. Utilizo los estudios para como medio de liberación para huir del barrio donde vivía.
En la actualidad es un hombre culto, que intenta olvidar su pasado a toda costa, sin embargo, cuando decide llevar el caso de Ramón, los recuerdos vuelven a hacer mella en él.
La madre de Gloria, por ejemplo, le da unas fotos de su padre, provocando en él una profunda reacción, y causando por primera vez sus lágrimas silenciosas “lloro sin hacer ruido.”
Su mujer advierte en él una especial inquietud y un interés personal hacia el joven Ramón, que va más allá de mero compromiso profesional. Al mismo tiempo también le recomienda que airee sus recuerdos, que enmarque alguna fotografía de su pasado y la cuelgue a la vista de todos.
Durante el transcurso de la obra es fácil percibir en el personaje un apego cada vez mayor hacia Ramón, quien en realidad, resulta ser nada menos que su hijo, fruto de una relación sexual que de adolescente mantuvo con Gloria.
Todos estos sucesos le sirven de ayuda para desenterrar sus recuerdos y enfrentarlos.
Gloria es un personaje reprimido por el medio familiar, como le sucede a su propio hijo Ramón.
En la actualidad tiene unos 30 años, es psicóloga, aunque no se atreve a rebelarse contra su propia madre, quien le arrebato su derecho de ser madre. Su relación sexual de adolescente con Marcelo es un secreto para todos, sin embargo en varias ocasiones reaparece rejuvenecida para recordarle a Marcelo aquella adolescente que tuvo entre sus brazos.
“Le pareció una mujer con unos rasgos casi infantiles, cuya piel blanca y acaríciable...”
“Marcelo supo en ese momento que de haber querido habría podido besarla.”
Con el tiempo Gloria se arma de valor y decide enfrentar a su madre, así como aclarar la verdad con su hijo.
“Chino” es un chico aparentemente duro, pero que alimenta o guarda en su interior un fuerte resentimiento hacia su padre, quien continuamente le reprocha su comportamiento pero sin mostrarle afecto en ningún momento.
“Me fui a llorar al servicio.”
Su víctima es Aníbal; en el descarga sus frustraciones, los celos que siente por las atenciones que el asistente le dedica constantemente.
Vicente le conoce bien, así que cuando golpea a Aníbal se compadece de él.
“Aunque no lo creas
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