COMENTARIO DE “LO QUE SUCEDIÓ A UNA MUJER QUE SE LLAMABA DOÑA TRUHANA”
Enviado por mondoro • 11 de Septiembre de 2017 • 1.296 Palabras (6 Páginas) • 5.166 Visitas
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Truhana.
Cada uno de estos personajes es un reflejo de un grupo social diferente: el conde Lucanor es de un estamento muy alto, Patronio intermedio y doña Truhana bajo.
Doña Truhana es un personaje redondo porque empieza teniendo un montón de ilusiones y está muy feliz y cuando lo pierde todo tiene un cambio de actitud, se da cuenta que debe ser más realista, está triste.
El conde Lucanor es un personaje redondo porque al principio estaba indeciso, pide consejo y termina convencido de que debe ser realista.
Patronio es un personaje plano, no evoluciona, simplemente da un consejo.
CARACTERIZACIÓN
La forma de caracterización de los personajes es indirecta, es decir, conocemos a los personajes por cómo actúan y cómo hablan, no por una descripción del narrador. Así, el conde Lucanor es una persona joven, indecisa y que necesita un apoyo constante, que le digan cómo debe hacer las cosas. Por la manera en que se dirigen la palabra, deducimos que el conde está por encima por lo que hace a la clase social. Patronio es más mayor, sabio, sincero, es una persona comedida y humilde. Trata al conde con mucho respeto. Ejemplo: Señor conde Lucanor, usted… Doña Truhana es una mujer de clase baja, inocente, ilusa y joven.
Pasando al espacio y al tiempo en que se desarrolla la acción, en un principio no se nos ofrecen datos concretos. Ahora bien, tratándose del hecho de pedir consejo un conde, podemos pensar que se trata de la casa del conde, un espacio interior. Evidentemente, lo situamos en la Edad Media y la acción se pude desarrollar más o menos en un par de horas. En cuanto al cuento de doña Truhana la acción se sitúa en un espacio exterior, en un camino, donde la protagonista va a vender la mercancía, por lo tanto, deducimos que se dirige al mercado y que la acción transcurre por la mañana. Evidentemente, también transcurre en la Edad Media y en un intervalo de tiempo corto. La acción es lineal, sigue un orden cronológico en el tiempo y está ordenada.
En cuanto al uso de la lengua, destacaremos la forma dialogada, ya que los personajes hablan en estilo directo. Para ello se usan los guiones que señalan la intervención de cada personaje.
Se trata de un texto narrativo, por lo que abundan los verbos. La mayoría de ellos están en presente para indicar las acciones del momento (ejemplo: viven, aseguro, tienen), en pasado para las acciones ya terminadas (ejemplo: estaba hablando, iba, pensó) y el condicional para las acciones hipotéticas (ejemplo: podría, vendería).
Aparece un uso tanto de sustantivos concretos como abstractos, ya que habla de realidades palpables y también de sentimientos, ilusiones.
Se emplea el uso de vocativos en varias ocasiones (ejemplo: aparece en la segunda línea, en la séptima…) para separar la persona a la que se dirige. Podemos observar que aparecen varias enumeraciones (ejemplo: entre la décimo tercera y décimo sexta línea cuando doña Truhana enumera todas sus riquezas.)
En la primera línea aparece un hipérbaton, ya que se invierte el orden lógico de las palabras. En la línea vigesimoprimera aparece una hipérbole (“la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos”), ya que se exagera el número de trozos en que se rompe.
Para terminar haremos alusión al pareado que aparece al final del texto y que resume la moraleja que nos da don Juan Manuel. El pareado son dos versos alejandrinos, en rima consonante acabada en –ar.
5- CONCLUSIÓN
“Lo que sucedió a una mujer que se llamaba doña Truhana” pertenece a la obra del Conde Lucanor o Libro de Patronio, de don Juan Manuel. La situamos en la Edad Media, en 1335. Es de intención didáctica, pues ofrece normas de conducta. Encontramos dos narradores, y está escrito en estilo directo. Los personajes son Patronio, el Conde Lucanor y Doña Truhana, todos de caracterización indirecta. Respeto a las figuras retóricas, encontramos un hipérbaton y una hipérbole. El pareado final son dos versos alejandrinos de rima consonante. La moraleja de este cuento, el séptimo de la obra, es que debemos ser realistas y confiar solamente en aquello que es
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