CRIANZA, INSTRUCCIÓN Y DISCIPLINA: UNA REFLEXIÓN ACTUAL A LOS CONCEPTOS DE KANT

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En mucho de los hogares hoy día sucede todo lo contrario, aún los padres de familia no toman un rol de guía sino un papel (casi de dioses) en el que se satisfacen todos los caprichos del infante. Todavía es frecuente pensar que al atender cada grito, prevenir caídas, crear falsos miedos, implementar instrumentos que condicionen su desarrollo como caminadores, el niño va a estar lo suficientemente protegido y va a aprender a desenvolverse en su mundo. Todo lo contrario: esta ‘forma de crianza’ genera dependencia. El niño en un futuro se va a encontrar con ciertos obstáculos y fracasos y no los va a enfrentar de la mejor manera porque nunca le enseñaron que eso iba a suceder. Porque otra persona estuvo decidiendo por él. El niño debe aprender desde pequeño a lidiar con sus frustraciones, a encontrar sus caminos y festejar sus triunfos.

Al continuar con su explicación, Kant se refiere específicamente a la disciplina y la instrucción como conceptos que, aunque difieren, van de la mano, pues vistos desde la perspectiva educativa tienen como fin la humanización del hombre. De este modo, en la instrucción está implícita la disciplina, teniendo en cuenta que los procesos formativos tienen como propósito el moldeamiento de la conducta del niño. Como en la instrucción, lo más importante será que el niño aprenda a hacer uso de todas sus facultades cognitivas y emotivas, es decir, que desarrolle el pensamiento y sus emociones. Aquí el maestro cumple un rol fundamental, pues a través de su práctica logra fomentar la adquisición de conocimientos. Todos estos aspectos van encaminados hacia la formación de la moralidad, para que el niño adopte una postura de libertad donde hace uso de la conciencia y la razón.

Al momento de confrontar la teoría educativa planteada por Immanuel Kant con nuestra realidad sobresalen muchos vacíos. Ciertamente estos modelos pedagógicos no tienen en cuenta diferentes contextos socioculturales: actualmente la mayoría de instituciones educativas del país, por ejemplo, no piensan en la instrucción como un proceso que desarrolla el pensamiento del niño, sino como una herramienta para estandarizar y categorizar los establecimientos en términos de calidad. Los mismos fines de la educación han dejado de ser el desarrollo del niño desde las dimensiones cognitivas, intrapersonales e interpersonales, pasando a ser la productividad y utilidad en la sociedad.

Finalmente, si bien los ideales educativos se encuentran en constante cambio y evolución, la reflexión y los planteamientos de Kant nos hacen pensar en nuevas oportunidades de repensar un modelo educativo sujeto a esta época, a nuestra cultura y a un contexto, a la luz de lo que han hecho diferentes pensadores y pedagogos. Es muy válido retomar los conceptos de cada uno de estos para construir una educación de calidad, en la que se tenga en cuenta la formación de todos los aspectos del ser, es decir, no solo saberes específicos sino también fundamentos de ética, moral y cultura.

BIBLIOGRAFÍA

- Kant, I, Pedagogía Immanuel Kant, Librodot.