Caballo Viejo

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Los siguientes versos refuerzan atinadamente a los dos primeros de la canción. “Cuando el amor llega así de esta manera / uno no tiene la culpa / quererse no tiene horario / ni fecha en el calendario / cuando las ganas se juntan.” Se añaden dos elementos del romance amoroso: tiempo y decisión. Enamorarse, querer o amar no tiene un momento específico en el reloj. Cuando más intenso y cercano es el amor de pareja, el tiempo avanza rápido; mientras que para la rutina, el tiempo se detiene o camina pausadamente. ¿Quién ha planificado que el 14 de febrero se va a enamorar? Tenemos una fecha de noviazgo, de matrimonio, pero nadie sabe cuándo se acaba el amor ni cuándo surge otro nuevo con matices diferentes, peor o mejor que el anterior o el ideal. Cuando surge la empatía, la atracción súbita, la concreción del romance dependerá de la decisión y del deseo. ¡Tómalo o déjalo!

A continuación aparece el “caballo viejo” en romance con la “potranca”, sin rubor ni condiciones, sin hipocresía ni falsedad. La vejez tiene escasa vitalidad, por eso debe aprovechar lo mejor que pueda el tiempo, el sentimiento y a la potranca, que corresponde sin miramiento al “caballo” en la intimidad. “Caballo le dan sabana / y tiene el tiempo contao / y se va por la sabana / con su pasito apurao / a verse con su potranca / que lo tiene embarbascao.” La palabra embarbascar significa en Venezuela “enamorarse ciegamente.” El “caballo viejo” está perdidamente enamorado de la “potranca”.

Los seis últimos versos funcionan como el resumen de la canción. Allí se contrasta la juventud con la adultez. La primera es vital, romántica, con sueños desaforados, con energía acumulada; la segunda refleja la adultez con experiencia, con prudencia para dar y recibir y aún con ganas de amar. El joven puede esperar oportunidades, pero el adulto no puede dejarlas pasar. “El potro da tiempo al tiempo / porque le sobra la edad / caballo viejo no puede / perder la flor que le dan / porque después de esta vida / no hay otra oportunidad.” Flor es símbolo de la mujer y del posible amor. El amor que no se aprovecha se evapora, viene otro y se lo lleva sin mucho esfuerzo.

¿Por qué eligió al “caballo” y el adjetivo “viejo” Simón Díaz? Probablemente porque el caballo simboliza la pasión sentimental, velocidad y desafío a la distancia, mientras que viejo alude a la edad avanzada, que equivale a la experiencia y al deseo de no dejar de amar. Caballo Viejo, muerto o vivo Simón Díaz, vivirá eternamente en la preferencia de los ciudadanos y en la memoria de los pueblos donde haya un “caballo viejo” y una “potra alazana”, es decir, donde se encuentren varón y mujer dispuestos a dar y recibir sentimiento amoroso, intimidad y deseo de vivir con total libertad, sin represión ni sanción moral.