Causas y consecuencias de la anemia por deficiencia de hierro en niños.

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En los niños, el principal medio de incorporación del medio se da mediante los alimentos y la leche materna, el cual se absorbe a lo largo del intestino delgado, a pesar de esto solo el 10% del mineral ingerido puede ser absorbido por el cuerpo, por esta razón el balance del hierro esta eficientemente controlado por un mecanismo muy eficiente, puesto que el organismo reutiliza este metal luego de ser destruidos los eritrocitos seniles en el bazo; así en los lactantes de un año, el 70% del hierro empleado para sintetizar hemoglobina proviene de este reciclaje.

Cabe destacar que no existe ninguna vía excretora directa para el hierro, siendo los únicos medios de eliminación hemorragias, descamación de la piel y en una mínima porción de sudor, orina y heces; en “los niños de 0 a 2 años de edad” (Palomo I. et al, 2005:135); dada esta esta razón la necesidad de incorporación diaria de mineral llega a ser muy baja. Por esta razón, Kliegman R. y otros (2008:2015) afirman que la dieta ideal debe contener entre 8 y 10 mg de hierro a fin de que el organismo del niño absorba entre 0.08 y 0.10 mg del mineral diariamente y haya un balance positivo en la cantidad del mineral en el cuerpo.

La anemia ferropénica explica Faucy (2012:630) tiene un proceso evolutivo constituido por tres etapas, primeramente se da el desequilibrio férrico en el cual las necesidades de hierro rebasan la capacidad del organismo para absorber el mineral de los alimentos o a que no se suministra la cantidad indicada diariamente, segundo los depósitos del metal, como los encontramos en el hígado, comienzan a suplir esta deficiencia, mientras esto ocurra, la síntesis de hemoglobina no se afecta. Por último, las reservas de hierro caen y no se pueden cubrir la cantidad necesaria del mineral para sintetizar hemoglobina, al llegar a este punto, se dice que el paciente sufre de anemia.

La anemia ferropénica en infantes, se origina diferentes causas, entre las principales se encuentran el nacimiento prematuro, la mala nutrición, lactancia deficiente, pobreza, dietas bajas en hierro y hemorragias, las cuales se estudiaran a continuación.

Los bebes prematuros son aquellos que nacen antes de las 36 semanas de gestación y por lo general tienden a padecer anemia ferropénica debido a tres causas muy frecuentes, las cuales son: el padecimiento de anemia en la madre durante el embarazo, pequeña reserva de hierro y bajas cantidades del mineral en los recién nacidos.

A partir de la semana treinta de gestación aumenta la cantidad de hierro transferido el feto teniendo como propósito principal “mantener una reserva del metal para poder sintetizar hemoglobina normalmente durante unos cuatro o seis meses luego del parto” (Palomo I. y otros, 2005:141), sin embargo, en los bebés prematuros esta reserva se ve incompleta, puesto que, no se dispuso del tiempo necesario para almacenar el hierro suficiente, por lo tanto llega a durar de “dos a tres meses, dejando al niño sin capacidad para sintetizar hemoglobina al cabo de dicho tiempo” (Palomo I. et al, 2005:141), aumentando el riesgo de padecer anemia ferropénica. Este almacenamiento se da como respuesta a la disminución del proceso del proceso mediante el cual se crean los glóbulos rojos o Eritropoyesis, debido al “aumento en la saturación de oxígeno en el cuerpo una vez iniciada la respiración y a la corta vida de los eritrocitos fetales” (Palomo I. y otros, 2005:141), así, Kliegman y otros (2008:20015) explican que la máxima frenación de la Eritropoyesis ocurre entre las seis u ocho semana luego del nacimiento, la cual, posteriormente se va normalizando paulatinamente.

El bajo peso al nacer en los niños también se vincula con el padecimiento de anemia ferropénica, puesto que “la cantidad total del hierro es directamente proporcional a su peso, estimándose esta en 75 mg/kg” (Palomo I y otros, 2005:141) por lo que el bebé nacido antes de las treinta y seis con bajo peso, también tienen una menor concentración de hierro en el organismo, teniendo como consecuencia la incapacidad de sintetizar hemoglobina y por ende el padecimiento de anemia.

El bebé puede sufrir de anemia por deficiencia de hierro, cuando la madre padece este síndrome durante el embarazo y mientras da de lactar, puesto que, la progenitora no tiene la cantidad necesaria en su cuerpo para transferir el hierro requerido por el bebé para su desarrollo, creación de eritrocitos fetales y la capacidad para llenar las reservas férricas, anteriormente explicadas.

La causa más común de la anemia ferropénica, se debe a una ingesta inadecuada de hierro, entendida como mala nutrición, originada por la dificultad para cubrir los requerimientos del mineral por la dieta habitual. En la niñez, se da frecuentemente debido a que los infantes dependen de otras personas para alimentarse y no pueden decidir cuál es la dieta a llevar, además, se necesitan altas cantidades del metal para poder sustentar el rápido desarrollo físico y psicológico producido en la niñez.

La progresiva disminución de los depósitos luego del nacimiento, motivan que a partir del sexto mes, las fuentes exógenas de hierro cobren una gran importancia en la prevención de la anemia, de hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de vida, más allá de dicho tiempo, esta práctica se ha asociado con un “aumento en el riesgo del padecimiento de la anemia ferropénica, esto se explica, a que las cantidades de hierro presentes en la leche son muy bajas (entre 0.2 y 0.4 mg/l) para cubrir los requerimientos del bebé” (Sanchez Ruiz F. J., 2012:8) ; por este motivo la alimentación complementaria es muy importante a partir de esta edad, ya que contribuye a obtener la cantidad necesaria de hierro, a través de alimentos ricos en minerales como carnes y legumbres, al mismo tiempo, consumiendo frutas, verduras y tubérculos, fuentes de vitaminas A, C y Ácido Fólico, que ayudan a la absorción del metal. Aunque, también se puede suministrar leches artificiales enriquecidas, ya que cumplen con las cantidades recomendadas que se deben suministrar al lactante diariamente.

Diversos estudios alrededor del mundo han descrito un vínculo entre anemia ferropénica y pobreza, este fenómeno se debe a que las personas pobres no tienen la capacidad para adquirir alimentos nutritivos, por consiguiente restringen de su dieta minerales importantes como el hierro, afectando en la misma forma al infante, que depende de los mayores para su nutrición.

Se dice que una persona está en situación de pobreza cuando su sueldo no alcanza para comprar la canasta básica, en Nicaragua, la pobreza afecta a dos millones trescientos mil personas,