Chica embarazada... No es sencillo ser adolescente
Enviado por mondoro • 30 de Octubre de 2018 • 1.228 Palabras (5 Páginas) • 359 Visitas
...
a reventar! y la gente me miraba como si tuviera una enfermedad contagiosa; pero aun así seguí adelante porque tenía la ilusión de conocer a mi bebé, ahora dejaba de pensar en mí y lo único que me importaba era él.
Después de ocho meses nació mi bebé, y aunque tenía el apoyo de mis padres era difícil criar sola a mi hijo, me desvelaba por las noches, añoraba aquellas noches en las que dormía tranquila; me angustiaba que llorara y no supiera que tenía, el cambiarle los pañales era muy desagradable y ya no me quedaba tiempo para hacer nada, extrañaba el salir a pasear con mis amigos y no me la van a creer pero ¡EXTRAÑABA LA ESCUELA!
Soy Grisel y esta es mi historia, hoy tengo 16 años y un bebé de un año. Si pudiera cambiar mi historia lo haría, no porque me arrepienta, sino porque es difícil ser madre soltera y joven. Esta historia la escribí para que los adolescentes reflexionen y piensen bien las cosas antes de que les pase lo que a mí me pasó.
Chico embarazado…
Esta historia comienza el día que vi a Grisel, una chica muy hermosa que iba conmigo en 3er grado de secundaria. Poco a poco la fui conquistando y cuando vi que yo también le gustaba le pedí que fuera mi novia, ella me dijo que sí y se veía emocionada.
Le dije que si cuanto me amaba y me dijo que mucho, entonces le propuse que hiciéramos “la prueba de amor” para demostrárnoslo y aceptó, yo no sabía cómo cuidarnos y metimos la pata. Ella llegó un día con los ojos llorosos, y me soltó de golpe la noticia “estoy embarazada” me dijo y yo no supe que contestarle, me asusté porque mi mamá un día me dijo que no solo la mujer se embarazaba, que junto con ella el hombre porque aunque ella llevara el vientre abultado entre los dos habían formado a ese ser y que la responsabilidad era mutua.
Yo solo dije lo que en ese momento pensaba “¿Yo como voy a saber si en realidad es mío? Y si así fuera ¡yo no quiero ser papá tan joven!” Ella me miró y salieron lágrimas de sus bellos ojos, no dijo nada más, se dio la vuelta y se fue corriendo. Yo quería seguirla pero mis pies no se movían, intenté gritarle que de verdad la amaba pero mis labios no se abrían, el miedo que sentía era más fuerte que yo, pues el ser padre es una responsabilidad muy grande y yo no me sentía preparado para madurar así de golpe
Pasó el tiempo y de lejos veía a mi hijo crecer dentro del vientre del amor de mi vida, quería acercarme a conocerlo y acariciarle el vientre a Grisel, saber qué se sentía que mi hijo se moviera dentro de su madre, pero ¡que descarado soy! ¿con qué agallas lo haría? Y nunca me acerqué, solo de lejos los miraba.
Mis padres nunca supieron nada y me enteré que ella nunca quiso decir quién era el padre. El día en que mi bebé nació, un dos de diciembre decidí que quería irme a estudiar a Estados Unidos porque la tristeza y a la vez el coraje de no estar cerca de “mi familia” eran inmensos y ya de nada servía afrontar mis errores, porque había pasado mucho tiempo y ella no me perdonaría.
Sé que tengo un hijo al que nunca conoceré y lo amo con toda mi alma porque es parte de mí ser y del amor que Grisel un día me tuvo y que yo aún le tengo a ella. ¿Cómo se llamará mi hijo? Ojalá y se llamara Abdiel, si ¡Abdiel! Como
...