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Ciencias Sociales. El poder de las clasificaciones del docente

Enviado por   •  2 de Septiembre de 2018  •  4.661 Palabras (19 Páginas)  •  458 Visitas

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Esos mismos condicionamientos estructurales pueden transformarse en condiciones de posibilidad de destinos. Y de alguna manera los docentes al clasificar contribuyen al éxito o fracaso escolar de los chicos.

Se puede decir entonces que el docente construye representaciones acerca de sus alumnos a partir de las propiedades que lo caracterizan. Es decir, las representaciones que el maestro construye acerca de sus alumnos en general toman la forma de esquemas clasificatorios que permiten distinguirlos y categorizarlos. Al clasificar el maestro toma en cuenta determinados rasgos distintivos de los mismos y deja de lado otros.

El efecto de las representaciones sociales en el ámbito escolar

Las representaciones tienen un origen social, es decir, surgen del trasfondo cultural que la sociedad ha acumulado a lo largo de la historia. Entre sus características merece destacarse que son construcciones mentales que actúan como motores del pensamiento, que funcionan y perduran con independencia de tales o cuales individuos concretos y generan conductas relacionadas con ellas. Es decir, este tipo de pensamiento desempeña funciones sociales específicas, orientando la interpretación / construcción de la realidad y guiando las conductas y las relaciones sociales entre los individuos. Las representaciones sociales suelen interpretarse en la forma de categorías que permiten clasificar tanto a los fenómenos como a los individuos, o bien como imágenes que condensan un conjunto de significados. En general, los investigadores las consideran un producto tanto como un proceso.

Como producto, es el conjunto de creencias, valores y conocimientos que entre otros aspectos comparte un grupo de sujetos en función de su pertenencia a un determinado status social.

Puede decirse que es “la representación que forma un sujeto de otro sujeto u objeto. Es decir es una relación del hombre con las cosas y los demás hombres; esto tiene un carácter simbólico y significante”.[3]

En definitiva, se constituye como un proceso, el cual se trata como una forma de pensamiento social que se pone en juego en cada instancia comunicacional y que suele poseer el poder de prescribir el accionar y así influye de manera significativa en la vida cotidiana.

Las palabras y los nombres contienen esa capacidad de prescribir bajo la apariencia de describir, así como también la de denunciar bajo el disfraz de enunciar. Los actos de nominación/clasificación escolar tienen como efecto que cada uno conozca sus límites y, por ende, auto-delimite el espectro de sus expectativas y estructure sus trayectorias. Los criterios implícitos del juicio escolar respecto de los alumnos se expresan en apreciaciones y en la nota, pero el objeto de estas dos formas de evaluación lo constituye el origen social y cultural de los alumnos, asegurándose así una correspondencia muy estrecha entre la clasificación de entrada y la clasificación de salida sin nunca reconocer los principios subyacentes de la clasificación social.

Los “tipos de representaciones” son esquemas interpretativos del mundo social en general y se vuelven “repositorios de conocimiento”. Esto significa que las categorías que el docente posee de sus alumnos operan de algún modo en su trato con ellos, en las experiencias sociales que tienen lugar en el salón de clases.

Cuando se dice que tal persona es “extrovertida” , “creativa”, “inteligente”, “aplicado”, se está describiendo al sujeto a partir de una de sus características y también se está anticipando ciertos comportamientos propios: “habla con todos”, “demuestra lo que siente”, “le va a ir bien”, “obtendrá buenas calificaciones”, o por lo contrario si se lo etiqueta como “lento” , “desinteresado”, “conversador” se esperarán acontecimientos como “ le va ir mal”, “no alcanzará el nivel de sus compañeros” etc.

Cuando se califica a alguien de torpe, puede generar que ocurra en realidad, y entonces se da el conformismo por parte de este alumno.

En conclusión, en las aulas podemos encontrarnos a niños de muchas características y con distintos caracteres. Podemos encontrar dos casos claros como son:

- El perfil del alumno con buenas expectativas por parte del maestro, presenta una buena imagen de sí mismo, reflexivo, poco ansiosos, etc. Este tipo de alumno seria lo que llamamos “perfil de estudiante ideal”.

- En cuanto al alumno con bajas expectativas por parte de su profesor. Se puede decir que es un alumno impulsivo, ansioso. En cambio, este tipo de alumno sería el “perfil de estudiante no deseado”.

Quiere decir esto que toda operación de clasificación supone en algún grado una operación simultánea de anticipación o predicción de ciertas características o comportamientos del objeto o sujeto clasificado.

Las actitudes no son la conducta, y con frecuencia nos encontraremos que el mismo comportamiento se debe a actitudes muy distintas, o que partiendo de la misma actitud se llega a conductas muy distintas.

Dentro de un aula podemos encontrarnos a dos alumnos que se esfuercen al máximo, pero mientras que uno lo hace porque le gusta la asignatura, el segundo lo hace porque quiere que sus padres se sientan orgullosos de él. O, por el contrario, dos alumnos a los que les gusta mucho la asignatura pueden mostrar grados de esfuerzos muy distintos.

El hecho de que las actitudes no sean iguales a la conducta significa que las actitudes no son directamente observables, tenemos que deducirlas. Si en clase tengo dos alumnos que vienen a clase sistemáticamente sin libro, cuaderno ni bolígrafo, lo único que puedo decir con seguridad es que vienen a clase sin libro, cuaderno ni bolígrafo. El por qué habrá que averiguarlo, ya sea preguntándoles a ellos o consiguiendo la información de otra manera. Puede resultar que un alumno venga a clase sin libro porque está absolutamente convencido de que haga lo que haga nunca va a aprender la asignatura y ha decidido no molestarse más, mientras que el otro alumno se considera totalmente capaz de aprobar pero no le interesa estudiar.

Aunque el comportamiento sea el mismo si se consigue entender las razones que hay detrás se puede encontrar una respuesta, para que sea eficaz, se necesita tener en cuenta no sólo el comportamiento, sino también las actitudes que lo provocan.

Porque las actitudes no son lo mismo que la conducta pero desde luego influyen en ella. Además de filtrar la percepción, da pautas de conducta. Alguien que piense que tiene mal oído y crea que se le da mal la música es poco probable

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