Cuento. Existía hace años en una ciudad como cualquiera una supuesta vecindad donde se presumía que era la mejo

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-Acaso no sabes ¿Quién soy? Si todo el mundo habla mal de mí, pero bueno mi nombre realmente no importa; Soy un escritor humilde dedico mi vida a escribir lo que el corazón me pide y lo que mi mente percibe pero bueno dime ¿Qué es lo que te ha ocurrido? ¿Cómo es que has llegado hasta aquí?

A lo cual el joven respondió: -Aaah mire tengo una enfermedad que me ha quitado mi sentido de la vista no puedo ver nada todo esta obscuro, no puedo ver ningún color, mucho menos ver lo que me rodea entonces salí a pedir ayuda a los doctores quienes me corrieron por no traer dinero para el tratamiento después nadie quiso ayudarme así que camine y camine hasta que ya no pude más y me desmaye

El escritor dijo: -Valla situación en la que estas con respecto a la gente que te negó su ayuda siempre lo he dicho no se puede confiar en nadie ni en la persona con mejor trabajo, ni en la persona con dinero, ni en la gente que presume de ser humilde en nadie puesto que la gente siempre va a ver primero por su necesidad además de eso de que no hacen nada al respecto hasta que ellos resultan afectados es ahí cuando tratan de ayudar solo para salvar su pellejo. Con respecto a lo de tu enfermedad el verdadero problema es ese que lo consideras como una enfermedad o como una discapacidad recuerda: -No hace falta ver si puedes escuchar, No hace falta ver si puedes percibir tu alrededor, No hace falta ver si puedes sentir el olor de las cosas debes aprender a ver con los sentidos y el corazón

¿Pero cómo hago eso? –pregunto el joven

Si me lo permites y me brindas tu apoyo yo podría enseñarte como solo pon de tu corazón y tus sentidos y veras que rápido lo conseguirás

¿Pero me va a cobrar? –volvió a preguntar el joven

Por supuesto que no para mi es placer ayudarte mi mejor paga será que logres sentir tú alrededor sin la ayuda de tu vista.

Aquel joven había quedado impresionado con todo lo que le había dicho aquel escritor a lo cual el joven le pregunto: -Disculpe si no le molesta mi pregunta ¿Cómo es que la gente lo odia? ¡Si tus escritos son geniales y ayudas a la gente!

A lo cual el escritor respondió: -Precisamente por la misma razón por la que te quejas, ellos poseen de una vista por eso juzgan por lo que ven, se dejan guiar por las apariencias y ninguno de ellos se atrevería a conocerme por eso aprecio que haigas llegado aquí y no salieras corriendo de mi casa o me tomaras de a loco y me insultaras (dijo sonriendo)

Y así fue como el escritor y el joven se hicieron grandes amigos cada mañana, cada tarde e incluso cada noche el joven se la pasaba con el aprendiendo a usar sus demás sentidos y su corazón aunque también se interesó por la escritura a lo cual el escritor accedió a enseñarle todo lo que sabía logrando así en convertirse en los mejores escritores que había del mundo.

FIN.

Alba Ramirez Marco Antonio 1-III